El mandatario no sólo se dirigió al corazón productivo de la Argentina, sino que utilizó el estrado ruralista para reforzar su narrativa de austeridad fiscal, combate a la “casta política” y defensa irrestricta del libre mercado. Con críticas solapadas a opositores y ausencias llamativas —como la de la vicepresidenta Victoria Villarruel— Milei buscó reposicionarse como líder de una transformación estructural en marcha, con el agro como protagonista.

El anuncio: alivio impositivo para el campo

A tono con la expectativa previa, Milei no defraudó al público ruralista. Confirmó una baja de entre el 20% y el 26% en las alícuotas de retenciones para productos como soja, maíz, girasol, carne vacuna y aviar, sorgo y subproductos industriales de la oleaginosa.

“Hoy podemos anunciar estas medidas porque hemos logrado un hito: el superávit fiscal. Sin gastar más de lo que se recauda, ahora podemos devolverle al pueblo lo que es suyo”, sostuvo el presidente en su discurso.

Las rebajas son permanentes y entrarán en vigor en agosto. La soja, por ejemplo, pasará de tributar el 33% al 26%, y los subproductos como el aceite y la harina bajarán del 31% al 24,5%. El maíz y el sorgo verán un descenso del 12% al 9,5%, mientras que la carne vacuna y aviar, actualmente en el 6,75%, se reducirá al 5%. El girasol tendrá retenciones del 5,5% y del 4% según el tipo de producto.

Una señal al corazón productivo del país

El discurso tuvo lugar en una pista central repleta de productores, dirigentes del agro, funcionarios y referentes del sector empresarial. El ambiente, cargado de expectativas, se transformó en una ovación cuando se anunciaron los detalles de la medida.

“Es un día histórico para el campo”, expresó Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina. “Este gesto no solo es una reivindicación del esfuerzo de los productores, sino una muestra concreta de que el gobierno escucha”.

Las entidades que integran la Mesa de Enlace —CRA, Federación Agraria, Coninagro y Sociedad Rural— coincidieron en destacar la medida como “un primer paso concreto hacia la recuperación del sector”, aunque también advirtieron que aún quedan desafíos estructurales por resolver.

Para Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, la cámara que agrupa a las empresas exportadoras de granos y aceites, la baja de retenciones permitirá ampliar el área sembrada y mejorar la rentabilidad, lo que se traducirá en mayor ingreso de divisas.

Contexto económico: entre el superávit y el estancamiento

La decisión del gobierno no es menor desde el punto de vista fiscal. De acuerdo con estimaciones preliminares, la rebaja de retenciones podría representar una caída de entre el 0,8% y el 1,5% del PBI en términos de recaudación para este año, según datos del IARAF y Chequeado. Sin embargo, el oficialismo sostiene que el superávit consolidado logrado durante el primer semestre permite absorber el costo sin comprometer las metas fiscales.

“Es la primera vez desde 2008 que un presidente se presenta en La Rural no para confrontar con el campo, sino para liberarlo”, sostuvo el ministro de Economía, Luis Caputo, en declaraciones posteriores.

Pese a la señal fiscal positiva, el contexto macroeconómico sigue siendo desafiante. La inflación anualizada aún ronda el 140%, el nivel de actividad agrícola está lejos de los récords de 2022, y muchas economías regionales siguen atravesando dificultades por sequías, costos en dólares y escasa financiación.

En ese sentido, desde las cooperativas agroindustriales remarcaron que si bien las rebajas son bienvenidas, “no bastan por sí solas para garantizar una reactivación sostenida”, como explicó Carlos Achetoni, titular de Federación Agraria.

El discurso: libertarismo, épica de batalla y tensión política

Más allá del anuncio técnico, Milei ofreció un discurso cargado de definiciones políticas. Mantuvo su estilo confrontativo con la “casta” y con lo que denomina el “Estado empobrecedor”. Afirmó que la Argentina “estuvo durante décadas gobernada por parásitos que detestan al sector productivo y abrazan al clientelismo”, y se mostró como un libertador del potencial nacional.

Además, lanzó una fuerte crítica indirecta a sectores del propio oficialismo que “no entienden la magnitud del cambio”, en clara alusión a la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien no asistió al acto pese a ser invitada. La ausencia fue leída como una nueva muestra de fractura interna entre los halcones libertarios y los sectores más institucionales del gobierno.

Milei también aprovechó para destacar su “alianza natural con el campo”, al que consideró como “el motor de la Argentina que queremos, una Argentina libre, próspera y orgullosa de producir”.

El campo, protagonista y socio estratégico

Desde su asunción, Milei ha tenido gestos recurrentes hacia el agro, pero este anuncio se presenta como el más relevante. Al eliminar parcialmente las retenciones —que durante años fueron una fuente de conflicto entre el gobierno central y el interior productivo— busca sellar una alianza con el principal generador de divisas del país.

La narrativa que construye el gobierno lo posiciona como un actor que "rompe las cadenas impositivas" y libera a los sectores que producen. Esta visión, sin embargo, es cuestionada por economistas heterodoxos que advierten que el verdadero obstáculo para la competitividad agroindustrial sigue siendo el tipo de cambio atrasado, los costos internos en dólares y la falta de infraestructura.

“Está bien que bajen las retenciones, pero si no tenés gasoil, caminos ni crédito, el campo sigue remando en dulce de leche”, ironizó un productor pampeano en declaraciones a radio Mitre.

Repercusiones en el arco político

La medida generó reacciones cruzadas en el escenario político. Desde la oposición moderada, algunos sectores valoraron la decisión como “razonable”, aunque la criticaron por estar motivada “por razones electorales más que por una visión de desarrollo sostenible”.

En el kirchnerismo, las voces más duras calificaron el anuncio como una “transferencia de recursos del Estado a los grandes exportadores”, en un contexto donde aumentó la pobreza y se redujo la inversión en áreas sociales.

Mientras tanto, dentro del oficialismo libertario, algunos diputados de La Libertad Avanza celebraron la medida, pero pidieron que el alivio fiscal se extienda también a las pymes industriales, el comercio y otros sectores que “sostienen empleo directo”.

El factor electoral y lo que viene

No pasó desapercibido el tono épico y movilizador del discurso, ni el momento elegido para lanzarlo. A un año de las elecciones legislativas de medio término, Milei parece decidido a consolidar su núcleo duro de apoyo en el interior productivo y posicionar al agro como el símbolo de la nueva Argentina que impulsa.

Analistas políticos consideran que la visita a La Rural fue tanto un acto de gobierno como un acto de campaña. La estrategia busca sumar al campo a una narrativa nacional de “reconstrucción desde abajo” frente a la resistencia del “aparato estatal”.

“Milei ve al campo como parte de su base electoral real. Su política está pensada más como relato que como gestión pragmática”, analizó el politólogo Andrés Malamud.

La duda que queda es si esta alianza durará en el tiempo o si será funcional sólo mientras dure el viento de cola fiscal. También queda por ver si el alivio tributario derivará efectivamente en mayor inversión y producción o si será absorbido por márgenes empresariales sin derrame a otras capas del entramado rural.

Conclusión: un punto de inflexión, pero no un punto final

El discurso de Javier Milei en La Rural 2025 puede marcar un antes y un después en la relación entre el gobierno nacional y el campo. La rebaja de retenciones es una decisión que ningún gobierno reciente se animó a ejecutar de manera sistemática y permanente. En ese sentido, el gesto tiene peso propio.

Sin embargo, también deja en evidencia los límites estructurales del modelo productivo argentino. Las retenciones son solo una parte del problema. Para que el agro recupere su potencial pleno, se necesita un paquete más integral que incluya infraestructura, logística, acceso al crédito, estabilidad macro y reglas claras de largo plazo.

Milei dio un paso importante en el camino hacia la desregulación y el incentivo a la producción, pero ahora deberá sostener ese rumbo en un contexto de tensión política, incertidumbre económica y creciente demanda social.

Por ahora, el campo aplaude. Pero también espera resultados.