En el último mes del año se faenaron sólo 1,082 millones de cabezas de ganado vacuno. En la comparación mensual se observó una retracción de 12,8%, la que fue equivalente a -6,8%, cuando se corrige la serie por el número de días laborables. Y al comparar con diciembre de 2022, la faena disminuyó 13,0%.

La faena de machos se ubicó en 560,1 mil cabezas y resultó 18,1% inferior a la de diciembre del año previo. Esto fue producto de una caída de la faena de novillitos de -17,5% anual y de una baja de la faena de novillos de -26,3% anual.

Por su parte, la faena de hembras también retrocedió en el último mes del año que acaba de finalizar, 6,8% menos que doce meses atrás. Pero, nuevamente lo hizo a un ritmo inferior a la de machos, con lo cual su participación en la faena total subió a 48,2%, el segundo guarismo más elevado de los últimos treinta y cuatro diciembres. La desagregación por categorías arrojó un crecimiento de 7,9% anual de la faena de vacas, producto de la sequía que posibilitó crecientes exportaciones de carne a China, y una caída de 13,7% anual de la faena de vaquillonas.

En 2023 los 372 establecimientos que registraron actividad faenaron un total de 14,51 millones de cabezas de hacienda vacuna. Aún a pesar del desplome de diciembre, en la comparación interanual se observó un crecimiento de 6,9% anual (+932,5 mil cabezas). Fue el sexto nivel de actividad más elevado de los últimos cuarenta y cuatro años.

La participación de las hembras en la faena total subió a 48,2% en 2023 (+3,1 puntos porcentuales interanuales). Fue el cuarto registro más elevado en los últimos treinta y cuatro años y se ubicó muy por encima del límite superior del intervalo consistente con el mantenimiento de las existencias bovinas. Pero, cabe destacar que a lo largo del último año.

el avance de la faena de hembras en el total se explicó por el crecimiento de la faena de vacas. La importante sequía obligó a los productores a deshacerse de las hembras vacías luego de los tactos, ya que las vacas mal alimentadas no quedan preñadas.

En diciembre de 2023 se produjeron sólo 245 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h) de carne vacuna, producto de la contracción de la faena de hacienda señalada más arriba. En relación a noviembre se verificó una caída de 7,9% corregida por el número de días laborables. En tanto, en la comparación interanual se observó una caída de 13,3% tn r/c/h, principalmente explicada por el menor número de cabezas faenadas. El peso promedio en gancho fue equivalente a 227 kilos en el último mes del año, el cual resultó apenas 0,3% inferior al promedio de diciembre de 2022.

En 2023 la producción de carne vacuna resultó equivalente a 3,286 millones de tn r/c/h y superó en 4,3% a la registrada en 2022. Puesta en la perspectiva ‘histórica’, fue la segunda más elevada de los últimos treinta y cuatro años. Sólo en 2009 la industria frigorífica vacuna argentina produjo más carne vacuna.

En 2023 se produjeron 3,286 millones de tn r/c/h de carne vacuna, es decir 135,3 mil tn r/c/h más que en 2022 (+4,3% anual). Tal como lo señalamos en Informes previos, la seca extraordinaria que afectó a las principales a zonas productoras del país forzó a los productores a enviar a faena un mayor número de cabezas, con un menor peso promedio en gancho, con el fin de evitar mayores pérdidas, algo que se extendió hasta finales del invierno. Luego la velocidad de crecimiento de la faena se desaceleró de forma apreciable y, a la inversa, los cambios políticos y macroeconómicos registrados en el último mes del año hicieron que la faena retrocediera de manera significativa. 

Las exportaciones de carne vacuna (excluyendo los envíos de huesos con carne a China) habrían totalizado 830,7 mil tn r/c/h en 2023. Esto significaría un avance de 2,9% interanual.

Por lo tanto, el consumo aparente de carne vacuna habría sido equivalente a 2,455 millones de tn r/c/h en el último año, registrando una suba de 4,8% con relación a 2022.

En lo que respecta al consumo per cápita de carne vacuna, en 2023 habría sido equivalente a 52,9 kg/hab/año. Esto implicaría un crecimiento de 3,6% anual (+1,8 kg/hab/año) y una mejora de 4,4% con relación al promedio alcanzado en 2019 (+2,2 kg/hab/año).

En el último mes de 2023 el nivel general de precios al consumidor en el Gran Buenos Aires experimentó una suba de 25,1% mensual, en un contexto de ajuste, entre otras variables, del tipo de cambio oficial y de liberación de los precios en general, tal como lo señalamos en el Informe anterior. De esta forma, en los últimos doce meses en promedio los precios al consumidor se triplicaron. En el caso particular del capítulo alimentos y bebidas no alcohólicas, el alza llegó a 29,5% entre noviembre y diciembre, y el incremento interanual fue de 252,9%.

En promedio los precios de los alimentos subieron 29,2% en el último mes del año, siendo ‘aceites, grasas y manteca’ y ‘carnes y derivados’ los que más aumentaron (40,5% y 36,9% mensual, respectivamente). Entre las carnes, el precio promedio de los cortes vacunos registró un incremento de 39,8% entre noviembre y diciembre de 2023. Por su parte, el precio del pollo registró una alza de 29,6% mensual.

Entre noviembre y diciembre del año que acaba de finalizar fue el precio del asado el que mostró la mayor suba (43,6%). Luego se ubicaron el cuadril (42,8%), la nalga (40,3%), la paleta (38,4%) y la carne picada común (34,0%). Por su parte, el valor de la caja de hamburguesas congeladas exhibió un alza de 36,9% mensual. Y el precio del pollo entero se incrementó 29,6% mensual.

Al comparar diciembre de 2023 con diciembre de 2022, los precios de los alimentos se incrementaron 249,8%, siendo ‘carnes y derivados’ el subgrupo que mayor suba registró (+296,6%). En particular, el alza promedio de los principales cortes vacunos fue de 334,7% anual. Es decir, en promedio los precios de los cortes vacunos más que se cuadruplicaron en los últimos doce meses. Los principales cortes vacunos registraron las siguientes subas: carne picada común (349,8%), cuadril (343,2%), paleta (330,6%), nalga (328,9%) y asado (318,5%). En el caso de la caja de hamburguesas, el incremento de precio fue de 192,2% anual. Y en el caso del precio del pollo la suba llegó a 278,0%.

Todo esto fue consecuencia de la recomposición del valor de la hacienda en pie verificada a partir del final del invierno, que llegó a 211,3% entre puntas de los cinco meses considerados (diciembre ’23 vs. julio ’23). ¿Y qué explicó este fenómeno? Retrocedamos un poco en el tiempo. La extraordinaria seca provocó una gran expansión del número de cabezas faenadas entre mayo de 2022 y julio de 2023, lo que hizo que los valores de la hacienda (+71,0%) y de la carne vacuna (+78,2%) crecieran a un ritmo muy inferior al del nivel general del IPC (+143,0%) e incluso a menor ritmo que el precio de los sustitutos, como ser el pollo y los cortes porcinos (+107,5% y +101,3%).