Atrás parece haber quedado la última edición de AgroActiva, cuando el Banco Nación informó que durante la feria se concretaron 1.812 operaciones financiadas de compra de maquinaria agrícola, por un monto total de $ 82.000 millones, a una tasa fija en pesos bonificada del 59% anual.

Pasaron dos meses para que el costo del financiamiento para la compra de esos bienes creciera 38 puntos porcentuales: un 64% más.

El 14 de agosto, luego de las elecciones PASO, el Banco Central dispuso elevar las tasas de interés de política monetaria.

A partir de esta actualización, la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva (LFIP), que financia proyectos de inversión destinados a la adquisición de bienes de capital, entre ellos la maquinaria agrícola, pasó a tener una tasa de interés fija del 97% nominal anual.
Se trata de la operatoria en pesos para plazos promedio igual o superior a 24 meses.

De esta manera, la autoridad monetaria readecuó el nivel de las tasas de interés en línea con la recalibración del nivel del tipo de cambio oficial.

La decisión fue, según informó el BCRA, a los efectos de anclar las expectativas cambiarias y minimizar el grado de traslado a precios, propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local y favorecer la acumulación de reservas internacionales.
Si bien la línea de inversión productiva sigue siendo competitiva, teniendo en cuenta que es en pesos y a tasa fija, que tenga un valor próximo al 100% de interés no seduce mucho a los productores.

Sucede que aún los empresarios del agro no logran disipar el interrogante que plantea la sequía a corto plazo, y por eso no están dispuestos a tomar financiamiento, según observan en algunas empresas de maquinaria agrícola.

Para incentivar más la toma del crédito, las fábricas siguen subsidiando la tasa con alrededor de 10 puntos porcentuales.

La línea que más tracciona

La LFIP fue creada por el directorio del BCRA el 15 de octubre de 2020, a través de la Comunicación A 7140, en la cual dispuso que los bancos deberían destinar un porcentaje de sus depósitos para otorgar créditos a tasas bajas, tanto para proyectos de inversión, como para compras de bienes de capital y financiamiento de capital de trabajo.

Durante el primer semestre de este año, la evolución de los préstamos comerciales en pesos creció en términos reales 6,8% respecto al cierre de 2022.

Según los datos del BCRA, el crecimiento fue conducido principalmente por la LFIP.
Desde su lanzamiento, en octubre de 2020, hasta julio pasado, las financiaciones desembolsadas a través de esta herramienta totalizaron operaciones por cerca de $ 6,8 billones, distribuidos entre 465.421 empresas.

Al cierre de la primera mitad de 2023, el saldo de crédito estimado de la LFIP alcanzó la cifra de $ 1,7 billones, equivalente a 13,4% del saldo de crédito total al sector privado y a 23,3% de las financiaciones a las empresas.

Por Alejandro Rollán
Fuente: MaquiNAC