Chicago de parabienes. Los precios de la soja cerraron, este lunes, en visible suba.,

Y no solo del poroto, también, del aceite. Por ejemplo, mayo ganó USD 31,31.

La harina también tuvo una excelente jornada. Mayo mejoró USD 4,74. Así llegó con un ajuste de USD 530,54

¿Las razones de esta suba?

Por supuesto. Una de ellas es el alza del precio del petróleo que cotiza en torno a 110 dólares por barril.

El gráfico nos muestra la suba desde abril del año pasado. Y cómo se acentúa con la invasión rusa a su país vecino.

Futuros petróleo Brent

Obviamente, esta suba es la consecuencia de la continuidad de la cruenta invasión rusa a Ucrania.

La guerra no solo afecta severamente el transporte marítimo, es decir el comercio internacional, del aceite de girasol en el Mar Negro.

También genera dudas sobre las posibilidades de éxito en las siembras en Ucrania, país que tiene el 30% de la producción global de girasol, que sufre el permanente ataque de las fuerzas rusas sobre su territorio.

Es más, aun cuando la guerra termine en breve –algo difícil de creer- la situación será catastrófica.

Pero lo más curioso de todo este proceso viene de la Argentina.

¿Cómo?

Así es.

Según el Gobierno, el país ha comenzado una guerra. La guerra contra la inflación. Con un exótico armamento: aumento derechos de exportación y mayor incertidumbre.

El aumento de los derechos de exportación para el aceite y la harina de soja –2 puntos, del 31 al 33%– restaría estímulo a la exportación argentina de subproductos y a su vez incentivaría mayores ventas desde EE.UU.

En definitiva, una cuestión de competitividad y cambio súbito en las reglas de juego.

Al menos, así lo ven los agentes.