Ahora el panorama no luce mejor que en 2009 y cuanto hay en juego es mucho más importante que entonces. Néstor Kirchner y su mujer no se jugaban, cuatro años atrás, a suerte y verdad su permanencia en el poder. No estaba en disputa la sucesión y nadie pensaba que el matrimonio gobernante podía derrumbarse y desaparecer en el supuesto de que el resultado de los comicios legislativos le resultase adverso. Por eso, si en 2009 el santacruceño ordenó contraatacar ni bien tomó conciencia de su derrota en las urnas, qué no estaría dispuesta a hacer su viuda en el momento en que se dé cuenta de cuáles serán las consecuencias de un revés terminante en las elecciones de octubre, según informaron los especialistas en política Massot y Monteverde.

Está claro que la re–reelección de Cristina Fernández cada día se torna más difícil. Por mucho que sus escuderos mediáticos insistan en que ella es la única garante del modelo  lo cual es cierto en el fondo no se llaman a engaño respecto de las dificultades que se interponen entres sus deseos y la realidad.

La pregunta es cómo prolongar el reinado cristinista si los 2/3 en el Congreso resultan inalcanzables, al menos de momento, y un plebiscito, al margen de sus complicaciones constitucionales, les resultaría desfavorable. El recurso de comprar voluntades en las dos cámaras tropieza con un obstáculo obvio: si el FPV pierde en octubre nadie querrá asociarse a un barco que hará aguas por los cuatro costados.

Sin embargo, conforme transcurren los días, se acerca el día de los comicios, se acrecientan las chances de las banderías opositoras en los principales distritos electorales del país y se agigantan las dudas del oficialismo en cuanto a qué candidatos llevar en las boletas partidarias, hay un conflicto que se ve venir y presagia cuál podría ser el campo de batalla escogido por Cristina Fernández para dar pelea de aquí a octubre.

Pero, ¿qué juego tiene en mente Sergio Massa? Aún no son claros los planos del intendente de Tigre, quien volvió a postergar una definición sobre su eventual candidatura para las elecciones de octubre, pero resolvió inscribir mañana ante la justicia su espacio político denominado "Frente Renovador" para participar de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del próximo 11 de agosto. Aún es incierto el candidato del FPV.

Por ahora, lo que es certero es un conflicto de poderes de dimensiones impensadas entre el Ejecutivo y la Corte Suprema, contra la cual la presidente ha embestido nuevamente en general y, en particular, contra uno de sus máximos miembros del tribunal: Carlos Fayt.

Después, de casi una hora de discurso Cristina Kirchner continuó sus críticas a la Justicia vía Twitter: "Cuando mencioné el origen político de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia, se me olvidó nada más ni nada menos el casi centenario miembro de la Corte, que pertenece al histórico y también centenario Partido Socialista", afirmó la mandataria.

Durante su disertación, la Presidente defendió la elección popular de los consejeros, pese a los amparos en contra y afirmó que ninguno de los integrantes del actual Consejo de la Magistratura salió de "abajo de las baldosas" y agregó: "A mí me asusta la gente que no tiene ningún pensamiento (político) en la cabeza".

Cualquiera puede darse cuenta de que Cristina Fernández, desde hace un año, poco más o menos, no ha hecho otra cosa más que preparar el terreno para un buen día acusar a la Corte de impedir con sus fallos el normal funcionamiento de la administración pública. En el momento que las modificaciones a las cautelares y al Consejo de la Magistratura pergeñados por el oficialismo y convertidos en ley queden sin efecto, estarán dadas las condiciones para que el kirchnerismo ponga en marcha su plan de máxima: acrecentar el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia, afirman Massot y Monteverde.

De los cursos de acción barajados, todos aceptan un denominador común: o el gobierno intenta llevarlos adelante antes del 27 de octubre o, de lo contrario, habrá perdido la última oportunidad para vehiculizarlos. ¿Por qué? Porque con posterioridad a esa fecha su situación será seguramente más precaria que la actual. Salvo, claro, que lograse un triunfo hoy impensable en los comicios legislativos por venir. Por ahora su dominio del Congreso no está en peligro y siempre que se lo ha propuesto ha logrado disciplinar a sus bloques y a los aliados con el propósito de votar las leyes que le hacían falta.

¿Se arriesgará la presidente a lanzar un ataque en toda la línea contra la Corte, incluyendo la decisión más osada de llevar el número de integrantes de la misma a 19? La condición necesaria todavía no está dada.