El proyecto de presupuesto 2012 que la presidenta Cristina Kirchner envió al Congreso parece tener poco que ver con su discurso económico habitual, reiterado en los últimos días: la necesidad de ser heterodoxos, renunciar a las viejas recetas del ajuste e impulsar la demanda y la actividad en general con un sostenido gasto público.
Su proyecto de ley de leyes parece, en relación con esas manifestaciones, bastante conservador. Si vence el 23 de octubre y cumple con sus argumentos de campaña, no va a cumplir con el presupuesto 2012, al menos, tal como lo envió al Congreso. En realidad, es lo que primero Néstor Kirchner y luego ella estuvieron haciendo todos estos años: enviar una norma conservadora, que subestima ingresos y gastos, y luego modificarlo durante el ejercicio y usar los fondos sin demasiadas limitaciones.
Lo primero que dice el mensaje es que este año habrá déficit fiscal, pero promete revertirlo el año próximo y lograr superávit. Para ello, los gastos totales crecerán menos que los ingresos. Lo contrario de lo que ha ocurrido en todos estos años y ocurre en el ejercicio 2011 y que ha hecho evaporarse el saldo favorable.
La comparación más relevante no es contra el inicio del ejercicio actual como se inició, sino como está ahora con los aumentos y modificaciones de partidas que ya se hicieron.
La Asociación Argentina de Presupuesto Público (ASAP) calculó el cierre probable y con ese número el incremento del gasto total para el año próximo sería del 18,8%, lo que ciertamente es muchísimo si se cree en la inflación que informa el Indec, pero es en todo caso inferior a las tasas que calculan los privados.
Y los recursos deberían crecer alrededor del 22,5%, básicamente por mayor recaudación impositiva. ¿Es un presupuesto que busca recuperar el superávit y tener algún efecto antiinflacionario? Pareciera que sí. Pero como hubo casos anteriores con previsiones similares que no se cumplieron, ¿por qué sería distinto esta vez?
La crisis internacional y algún deseo de emprolijar los números y liberarse de las sanciones de los organismos multilaterales tal vez. Probablemente la Argentina requiera financiamiento en el próximo ejercicio. Para ello debería acordar con el Club de París para poder retornar al mercado de bonos de deuda sin pagar tasas astronómicas.
Pero justamente en las planillas de financiamiento eso es lo que se dice. Se prevén colocaciones de bonos a largo plazo por más de 102.000 millones de pesos, aumentar en 10.000 millones netos los anticipos del Banco Central y renovar el préstamo de más de 9800 millones del Banco Nación. Con todo, el resultado financiero daría superávit.
¿Está pensando Cristina Kirchner en volver a los mercados de bonos? En todo caso, en el presupuesto 2011 hay una planilla similar y no se ha hecho nada parecido al respecto.
Si de verdad se mantendrá el tipo de cambio como se asegura en las previsiones, se logra bajar la inflación y se gasta menos de lo que se recauda pareciera un cambio de orientación.
Otros aspectos tienen más que ver con el discurso habitual de la Presidenta.
l El 60% del gasto total previsto corresponde a gasto social. Prevé cubrir 18.196.958 beneficios mensuales, 2,8% más que en 2011, lo que suma jubilaciones, pensiones, retiros, asignaciones familiares y Universal por Hijo más subsidios por desempleo.
l Prevé sumar 105.357 beneficios a la AUH y llegar a un total de 3.667.950.
l Calcula un total de 5.596.817 jubilados y pensionados, con un incremento de 72.862 beneficiarios (1,4%).
l Casi la mitad (57%) de la suma para adquisición de bienes de uso está destinada a entregar gratuitamente un millón de netbooks a alumnos y docentes de colegios secundarios. Se trata de un esquema controversial, ya que hay casos en que el beneficio se ha conseguido en instituciones donde la mayoría de los alumnos tienen buen pasar económico.
l Continuarán los subsidios a los servicios públicos. El 82% de los gastos en "servicios económicos" se destinarían a "Energía, combustibles y minería" y "Transporte". Se trata de los aportes para contener las tarifas eléctricas y de gas y también los subsidios a la petrolera estatal Enarsa y a Río Turbio, entre otras.
l En el rubro "Transporte", que es donde se encuentran las partidas para obras de Vialidad y también las obras y subsidios en la operación ferroviaria, hay un incremento de sólo el 7% de los montos, lo que, de cumplirse, significaría o menos obras o tarifas más altas.
l Los subsidios directos a familias suman 31.387,7 millones de pesos; inferiores a los 34.895,3 millones que se destinan a empresas privadas y entre los que se cuenta el subsidio a la operadora mayorista eléctrica (Cammesa) y concesionarias del transporte.


