Obtiene cerca de diez puntos más, que su partido en la elección de gobernador de 2007 y tiene aproximadamente veinte de ventaja sobre quien le sigue (Luis Juez).
El hecho de que se trate del segundo distrito electoral del país y que la elección de gobernador tenga lugar siete días antes de las primarias obligatorias, han dado especial repercusión a la elección cordobesa.
Se trata del distrito más anti-kirchnerista del país. En 2007, fue la única provincia que ganó Roberto Lavagna y en 2009, registró el menor porcentaje del kirchnerismo en todo el país (10%).
Esto explica que el candidato ganador, De la Sota, del justicialismo, haya concurrido a las elecciones sin alinearse con el gobierno nacional. Conciente del estado de opinión en su provincia, eligió como candidata a la vicegobernación a la intendente de Laboulaye, que en 2008 asumió una posición muy activa contra la resolución 125. Rechazó la candidata que le pretendió imponer la Casa Rosada y ello precipitó la ruptura.
En los días previos, De la Sota recibió el apoyo de Scioli, Reutemann, Gioja, Urtubey y Duhalde entre otros, con el argumento de que era peronista. De esta forma, como sucedió en Santa Fe, se perfiló en Córdoba la diferencia política existente entre peronismo y kirchnerismo.
El discurso que De la Sota leyó al anunciar su victoria, fue una definición muy clara frente al gobierno nacional. Se dijo peronista y no kirchnerista. Al enumerar a las fuerzas políticas que convocó para trabajar en común, mencionó al peronismo, al radicalismo, el socialismo y el kirchnerismo como una fuerza diferenciada. Al condicionar su futura relación con el gobierno nacional, mencionó la necesidad de unir y no dividir, de mirar hacia el pasado pero sin que impida mirar el futuro y reclamó una nueva relación entre la Casa Rosada y las provincias.
Esto plantea la cuestión de si el gobernador electo de Córdoba puede jugar un rol de ahora en más para reagrupar un peronismo, que en las últimas semanas ha mostrado diferencias con el kirchnerismo. De la Sota se ha mostrado dispuesto a hacerlo.
Para el oficialismo nacional, Córdoba, junto con Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, completa un trío de elecciones provinciales en distritos grandes que no le han resultado favorables.
Pero puede argumentar a su favor que de las diez elecciones provinciales realizadas hasta ahora, en nueve de ellas, han ganado los oficialismos ya sea que estén alienados o no con la Casa Rosada. Solo en Catamarca -que fue la primera elección anticipada- fue derrotado el gobernador que iba por la reelección.
De esta forma, frente a las primarias obligatorias del 14, lo que va quedando claro es que en los distritos chicos predominará el kirchnerismo como en 2007 y 2009, pero que en los distritos más grandes, donde están las ciudades más importantes y el voto del campo no será así.
Es por esta razón, que será decisivo lo que suceda en la provincia de Buenos Aires, donde está el 40% de los votos que se emiten en todo el país.
Si este distrito se vuelca por el gobierno nacional como en 2007, el kirchnerismo se impondrá. Si en cambio el electorado bonaerense se muestra reticente frente al oficialismo, el resultado puede resultarle menos favorable.


