A un mes y algunos días del fallecimiento de Kirchner, si hoy se votara Cristina obtendría aproximadamente 45% de los votos y podría ganar en primera vuelta. Ello implica que durante el primer mes sin el ex Presidente el llamado efecto luto se ha mantenido intacto. Mientras desde el PJ se se muestra cautela respecto a su candidatura presidencial para 2011, el Canciller (Timerman) y el titular de la CGT insistieron en los últimos días con que debe ser la candidata.

Por su parte el gobernador de Buenos Aires (Scioli), quien acaba de imponerse sobre Moyano al fracasar su convocatoria del Consejo del PJ bonaerense en Mar del Plata e imponer la propia en diciembre en la gobernación, ha realizado declaraciones prudentes pero sin negar su propia candidatura. Negó que existiera malestar en la Casa Rosada con su gestión, dijo que era necesario esperar a que Cristina definiera si iba a ser o no candidata y que él no sabía si finalmente lo sería.

Mientras tanto, en el Peronismo Federal se va imponiendo paradójicamente la estrategia de Reutemann de dar tiempo a ver qué sucede con Cristina, pero mientras tanto ninguno de los disidentes ha abandonado el sector para pasarse al kirchnerismo.

El Congreso es el ámbito en el cual se ha puesto más en evidencia la crisis de la oposición. Terminan nueve meses de sesiones ordinarias y sólo ha logrado la sanción de la extensión del 82% móvil del salario mínimo a la jubilación mínima, que ha sido vetada por el Ejecutivo. Acaba de lograr la aprobación de la reforma del INDEC en Diputados por 131 a 97 votos, mostrando que mantiene una clara mayoría en la Cámara Baja, la que no siempre se articula. Pero al modificar dos artículos del proyecto vuelve al Senado, que ya no tiene tiempo de tratarlo.

Mientras en el ámbito político Cristina muestra una total identidad con Kirchner, en el discurso hacia el sector empresario hay cierto cambio. En diez días, en tres ocasiones ante foros empresarios (UIA, Cámara Argentina de la Construcción y Fadeaac -transportistas-), ha planteado un mensaje conciliador en función del acuerdo social, para contener la puja salarial que se va a acentuar por la persistencia de la alta inflación. El ministro de Planificación e Infraestructura (De Vido) tiene a su cargo el rol más importante en esta política. La dificultad que implica negociar con Moyano en el plano nacional está llevando a que se opte por multiplicar acuerdos sectoriales como el del sector energético, que ahora se intentará en el sector eléctrico.

Pero en esta área la flexibilización de Cristina tiene límites. El conflicto con el grupo Clarín continúa con intensidad (pedido a la Justicia de destitución de los directores privados de Papel Prensa, allanamiento de su sede, multa a una empresa del grupo por supuesta violación a la libertad sindical, intento de reactivar la causa sobre el ADN de los hijos de la señora de Noble, etc.), pero en un contexto en el cual la eficacia de las acciones del oficialismo van perdiendo fuerza, como lo muestra el nuevo fallo judicial que posterga la aplicación del artículo 161 de la ley de medios que obliga a los multimedios a vender gran parte de sus empresas de radio y televisión.

En la superficie de la política, pareciera que la ausencia de Kirchner no fuera relevante, pero sí lo es en su subsuelo. Aunque el oficialismo tiene hoy 12 puntos más de intención de voto que el 26 de octubre, puede tener menos poder para manejar temas como las denuncias de corrupción. El caso de las decenas de miles de mails del ex secretario de Transportes (Jaime) y sus colaboradores con funcionarios, empresarios y contratistas, lo evidencia. Este ex funcionario no solo lo fue de Néstor Kirchner, sino que también lo fue de Cristina.

A ello se suma los miles de mails de la Embajada de EEUU en Buenos Aires al Departamento de Estado, donde el tema de las denuncias de corrupción no está ausente.

Mientras en política la Presidente mantiene el rumbo ideológico y el estido, definido por el matrimonio Kirchner desde el primer mandato de Néstor y en el lenguaje hacia el empresariado se registra cierta moderación, los mails ponen a prueba su capacidad de manejar la parte cínica del poder, que el ex Presidente manejaba con eficacia.