No tanto por los reclamos en el acto de la Sociedad Rural, sino más por los vertidos por la UIA en Córdoba, los que aparecieron en el precoloquio de IDEA en Rosario y en el encuentro entre las cúpulas de la UIA y AEA.
La ministra Débora Giorgi se mostró públicamente ofendida, entre otros, porque algunos de los empresarios que presentan planes de inversión para conseguir financiamiento blando estatal reclaman condiciones de respeto a la propiedad privada y garantías, precisamente, para las inversiones.
¿Hay contradicción como dice la ministra? Pareciera que no. En un país "normal", que tiene orden financiero, fiscal y seguridad jurídica, el financiamiento barato para las inversiones lo provee el mercado de capitales, sobre todo para las más grandes empresas.
En muchos empresarios parece haber cundido la convicción de que es muy poco probable que los Kirchner puedan continuar en el poder, y también la preocupación por los manejos económicos desde ahora hasta el final del mandato.
El tema energético no es la preocupación menor. "Estamos todos esperando que se termine el frío de una vez por todas", dice un ejecutivo del sector. El arrastre de las políticas del kirchnerismo, dicen, es que a la Argentina le falte por estos días una cantidad de electricidad equivalente a la producción de El Chocón. Ello, a pesar de que la Argentina ha cortado el gas y la electricidad en los últimos días a las más grandes empresas, de que los usuarios residenciales han padecido la falta de garrafas, de que se detuvo el polo Petroquímico de Bahía Blanca y de que se racionó el GNC a las estaciones de servicio.
El Gobierno, dicen los informantes, importa energía en muchos casos muy cara desde Brasil y reserva el agua de los embalses patagónicos. Paga en dólares lo que podría obtener aquí a mucho menos precio. Calcula que la economía seguirá creciendo el año próximo y que, por la caída en la producción de gas, el invierno próximo tendrá mucho mayor déficit energético. Una crisis que llegue a los domicilios pocos meses antes de las elecciones presidenciales es una pesadilla para el Gobierno, e intentan evitar su materialización a cualquier costo.
El sector energético será el gran talón de Aquiles el año próximo, porque todo dependerá, si la economía sigue en alza, de que Brasil tenga electricidad para exportar, de que se agreguen más barcos regasificadores y de que ningún equipo importante de la Argentina tenga la mala idea de fallar en tiempos de alta demanda. De otro modo, a la segura inflación alta, se sumará un problema más.


