José Crettaz
LA NACION

El campo consagró ayer a sus nuevos héroes: Francisco y Pablo Balbiani, Horacio Pugnaloni y Mauro Traverso. Y la historia volvió a transcurrir sobre la ruta, pero esta vez, en lugar de cortarla, los protagonistas la caminaron. Los cuatro chacareros recorrieron 420 kilómetros desde General Villegas, de donde son oriundos, hasta Luján, adonde llegaron ayer a los pies de la patrona de la Argentina para pedir "paz para el campo". El último tramo de la marcha transcurrió bajo una copiosa lluvia, en medio de una fuerte tormenta. Por eso, el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, no se privó de recurrir a dos viejas metáforas: "El hombre de campo no afloja ni abajo del agua" y "a Dios rogando, pero con el mazo dando", dijo.

"Vale la pena tener estos cuatro nuevos héroes de un proceso colectivo que se ha propuesto ser parte de un proyecto superador", celebró el líder de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, cuya entidad ya prepara una ronda de asambleas para evaluar eventuales medidas de fuerza ante el fracaso del "diálogo técnico" con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. Buzzi criticó el proyecto de asignación universal anunciado por la presidenta Cristina Kirchner. "Con esta asignación, que no es universal, y la reforma política que proponen, quieren consagrar el esquema clientelar", afirmó ante unos 1500 productores bonaerenses, entrerrianos y santafecinos.

Reclamos

Aunque se trató de una peregrinación, y por lo tanto de un acto religioso, el recibimiento de los caminantes se convirtió en una nueva protesta del sector agropecuario, cuyos líderes intentaron ser moderados en su discursos, cosa que no lograron. El presidente de Coninagro, Carlos Garetto, recordó una frase que se le atribuye a Néstor Kirchner: "Nos querían ver de rodillas y acá estamos, arrodillados, pero ante Dios y la Virgen", dijo.

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"No puede ser que haya tantos conflictos y que no se pueda resolver ninguno", dijo Pugnaloni, a quien pocos ponían sus fichas cuando arrancó la caminata el 21 de octubre pasado. El chacarero, "pequeño productor fundido que ahora es alambrador", como él se presenta, pesa más de 150 kilos. El ahora ex productor se lamentó por la ausencia de Domínguez en la misa; cuando caminó unos kilómetros con él y sus compañeros, el ministro se había comprometido a estar presente.

Tal vez haya sido una buena decisión la del ministro si se tiene en cuenta que dentro del mayor templo católico del país también hubo, aunque suavizados, cuestionamientos a la administración Kirchner. El vicario general de la arquidiócesis de Mercedes-Luján, Jorge Bruno, rezó para que los gobernantes "cuiden el bien común y la armonía social de nuestra patria, tan bendecida por Dios en la riqueza de nuestra tierra". Y la palabra más repetida por Bruno en su breve homilía fue "paz".

El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, fue moderado. El dirigente contó la historia de una pequeña imagen de la Virgen de Luján que sostuvo en sus manos y que es fiel testigo de la lucha del campo: estuvo en los actos masivos de Rosario y Palermo, donde se salvó de terminar en el piso ante el movimiento del atril por la efervescencia de los discursos. "Esta imagen es de Carlos Tejedor, y allá se ríen de mi temor a que se caiga y se rompa... porque es de goma", dijo Llambías.

Cotillón y política

Aunque desorganizado, el acto contó con todo el cotillón de las movilizaciones ruralistas: boinas, alpargatas, carteles, banderas argentinas, insignias de las entidades y, sobre todo, muchas críticas al gobierno nacional. No faltaron los jinetes ni la batucada aportada por la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (Uatre), que encabeza el líder de las 62 Organizaciones, Gerónimo "Momo" Venegas. El gremialismo no estuvo, pero sí uno de sus más celebrados voceros, el payador Pampa Cruz.

Al palco subió el rabino Sergio Bergman, que también caminó el último tramo y participó de la misa posterior en la primera hilera de bancos, junto a los presidentes de las entidades. "Soy optimista porque buscamos poner en funcionamiento la inteligencia social para optimizar el bien", dijo el religioso, que pidió: "Tenemos que participar todos los días en una fraternidad cívica y no solamente votando cada dos años".

Entre el público, se ubicaron Francisco de Narváez y Felipe Solá, de Unión Pro. Estuvieron separados, uno en cada extremo del acoplado que sirvió de escenario; sus colegas Federico Pinedo y Cristian Gribaudo (Pro), y el diputado nacional electo Ricardo Alfonsín (UCR).

También estuvo el combativo dirigente de la Federación Agraria de Entre Ríos Alfredo De Angeli y el ex presidente de la Sociedad Rural y referente agropecuario del macrismo Luciano Miguens.