-¿Cómo encuentra al campo esta nueva exposición rural de Palermo?

–Peor que antes, porque el Gobierno tomó una actitud revanchista después de haber sometido las cosas al Congreso, se encerró más y se ensañó con el campo. Además, siguió interviniendo en los mercados cada vez más fuerte, abrió y cerró las exportaciones según la voluntad del momento, siguió con la asfixia al sector ganadero y a la lechería, y mantuvo retenciones que ya no tenía sentido pagar, de acuerdo a los precios del mercado internacional. Hoy podemos decir que los terneros que acaban de nacer y que son los bifes que vamos a comer dentro de dos años no alcanzan para el consumo del mercado interno y ni hablar de exportar. Dentro de dos años nos vamos a encontrar con que no va a haber carne a menos que se importe, y comprarla es caro. Eso ya es así y es muy difícil salir adelante si no hay un cambio en la política oficial.

–¿El Gobierno tiene intención de resolver la situación? –Cuando el año pasado nosotros ganamos la calle, en el marco de la disputa con el oficialismo, el oficialismo nos dijo que si queríamos modificar la política agropecuaria fuéramos al Congreso. Fuimos al Parlamento y le ganamos al Gobierno. Pero, en vez cambiar de rumbo, nos respondieron que si queríamos insistir fuéramos a las urnas. También fuimos a las urnas y también les ganamos. Pero la reacción que vemos ahora, por los signos que hay, es negativa.

–¿Por qué lo dice concretamente?

–Porque los actos que han llevado adelante son la profundización del kirchnerismo y el modelo. No ha habido ni un acto de apertura o de cambio. Los ministros que salieron del Gobierno no eran del riñón kirchnerista. El ex jefe de Gabinete (Sergio Massa), si hubiera podido ejercer su cargo, hubiera sido una persona de mayor autonomía y discrepancias. Y del ex ministro de Economía nunca se supo que fuera kirchnerista y tampoco lo contrario, en realidad nunca se supo nada de él. Pero esas plazas fueron tomadas por kirchneristas. Además el INDEC, otro foco de conflicto generalizado, pasó a depender del ministro de Economía y éste nombró a otra persona totalmente funcional al kirchnerismo.

–¿El INDEC es un indicio de que algo cambia para que nada cambie?

–¡Es un símbolo! Estamos todos de acuerdo en que hay que cambiarlo para darles transparencia a los números de la economía argentina y lo que hace es profundizar el manejo poco transparente, es otro signo.

–Y el nuevo ministro de Economía, Amado Boudou, ¿tiene algún crédito ante ustedes?

–Dada su formación, las circunstancias en las que fue nombrado y que no ha podido completar su gabinete, es un ingenuo, de los tantos que han creído que agachando la cabeza y obedeciendo va a tener la oportunidad de cambiar las cosas desde adentro. Hemos visto muchos de esos ingenuos, que creen eso hasta que se estrellan la cabeza contra la pared y mientras tanto hicieron mucho daño, porque han acompañado cosas que ni siquiera ellos mismos creen. Eso en la mejor de las hipótesis. La peor es que sea un mercenario.

–¿Y usted personalmente qué cree... es un ingenuo o un mercenario?

–Todavía no lo he visto actuar, no he podido definir su personalidad, pero el daño lo está haciendo. Aunque puede ser por ingenuo o por mercenario.

–¿Y qué opina de la convocatoria al diálogo?

–Y... la agenda que se pretende imponer (la modificación del sistema electoral) no es una prioridad para la gente. Por otra parte está el Consejo Económico y Social, que se anuncia, se anuncia y se anuncia... y ni siquiera nos invitaron.

–¿Si los invitan, van a ir?

–No sé qué haríamos... primero tendríamos que considerar cómo va a funcionar, porque no queremos entrar ahí para hacer una comparsa. Sólo queremos entrar si es algo serio y beneficioso para el país. Y además, antes de entrar, tenemos que empezar a solucionar nuestros propios problemas y no perdernos en un debate amplísimo. Nosotros tenemos un escepticismo importante sobre esto y ojalá estemos equivocados. Pero venimos de un montón de mesas plegadizas, que el Gobierno las abría y las cerraba cuando quería y no ponía nada sobre ellas.

–¿Ésta puede ser otra de esas mesas plegadizas?

–Somos muy escépticos. La sensación que tenemos, cuando vemos que no aparecen en la agenda los temas importantes para el país y que los actos del Gobierno van en sentido contrario, es de frustración.

–Pero si esta instancia entre el Gobierno y la oposición llega a fracasar, ¿qué cree que va a suceder en los próximos dos años?

–(Silencio)... Yo creo que el Gobierno no va a tener otra opción de hacer una lectura correcta del mensaje de las urnas y cambiar el rumbo y finalizar un gobierno de modo más dialoguista, con decisiones más racionales y compartidas, escuchando a la oposición, a los sectores del trabajo y a los empresarios. Más que un Consejo Económico y Social hace falta una apertura mental. Tarde o temprano eso va a tener que suceder, pero sería lamentable que fuera tarde. El poder de daño que hay en estos momentos es muy grande, porque se va apagando la actividad económica y la que sufre es la sociedad.

–¿Y la Mesa de Enlace no exhibe gestos que pueden ser tomados como una provocación? Lo digo por el último encuentro con la oposición, mientras el Gobierno lo esperaba en la Casa Rosada, y por la reciente reunión con el obispo (Jorge) Casaretto.

–¡Cómo puede ser una provocación vincularse con la Iglesia para discutir la pobreza, que es uno de los peores males de la Argentina! No puedo entender que se diga eso. Hasta puedo entender que mantengan la pobreza por clientelismo y rédito político, como creo que hace este Gobierno. Pero que se considere una provocación ocuparse de la pobreza es un despropósito.

–¿Y los problemas del campo se resuelven en el Poder Ejecutivo o en el Congreso?

–Nosotros tenemos mucha esperanza en el Congreso, inclusive antes del 10 de diciembre se va a empezar a movilizar en torno a temas concretos. Pero son temas de grandes lineamientos políticos, los temas diarios se resuelven en el Ejecutivo. Las decisiones se toman allí. Lo que sí, hay que lograr que Cristina escuche y comprenda la voz de la gente del interior, la que realmente está sufriendo.

–Hablando de Cristina, ustedes la invitaron... ¿cree que va a venir?

–No. Ojalá viniera, porque sería un signo altamente positivo de que quiere demostrar un cambio y empezar con un símbolo importante, porque venir a la tribuna de Palermo es un homenaje al sector productivo. Y también sería un cambio de actitud.

–Y si viene, ¿cuál sería la reacción de la gente en La Rural?

–Yo creo que la gente entendería que ella estaría haciendo un gesto sumamente importante para el país y sería valorado y respetado como lo fue la visita de Daniel Scioli.

–¿Scioli es distinto a Kirchner?

–(Silencio)... Sí.

–¿Por qué?

–Yo creo que Néstor manda y Scioli obedece, ésa es la diferencia.

–Algunos dicen que está empezando a dejar de obedecerlo.

–No lo sé. No sé si su visita a La Rural es un signo coordinado con el poder o de distanciamiento con el poder. No lo sé. Pero fue un signo importante.

–Como Mesa de Enlace, ¿hacen alguna autocrítica?

–La principal es que bajamos los brazos después del voto de Cobos. Dejamos pasar uno o dos meses antes de darnos cuenta de que no habíamos ganado nada y que había que continuar la lucha. Dejamos instalar en la gente la idea de que habíamos ganado. Nosotros mismos festejamos como si hubiéramos ganado.

–¿Usted y (Eduardo) Buzzi conforman una extraña pareja?

–La relación que tenemos es muy buena. Hemos vivido momentos tan fuertes juntos, son recuerdos como los que uno tiene de la colimba, se crea una unión muy difícil de disolver.

–¿Y a De Angeli también lo considera un amigo?

–Él es una persona muy especial, es realmente digno de un gran aprecio.

–¿Pero qué van a hacer con las diferencias ideológicas que hay entre ambos?

–Los temas en los cuales sabemos que no vamos a coincidir no los tocamos, porque el país necesita cosas superiores en las cuales sí coincidimos. No es el momento de tratar los temas que nos dividen. La unión de las entidades se basa en que los extremos no se tocan. Hay un paraguas de intereses superiores. La lucha en común, con intereses coincidentes, nos ha llevado a una amistad y aprecio muy importantes.

–¿Va a haber un bloque rural en el Congreso?

–Nuestros diputados van a trabajar con la comisión de Enlace en todo lo relacionado con los temas agropecuarios. En cuanto a los demás temas del país, van a responder a sus propios partidos. Pero, por lo general, tienen una gran coincidencia. Además, vamos a tener una comisión de Agricultura de lujo.

–¿Ustedes le deben mucho a Julio Cobos?

–El país se lo debe, porque él distendió una situación de mucha tensión para todos. Hubo una sensación de alivio generalizado cuando terminó el debate en el Congreso. Al campo, particularmente, le hizo el bien de no ir a una situación peor que hubiera sido un aumento de las retenciones.

–Y, entre los presidenciables, ¿a quién ve con más fuerzas para llegar a 2011?

–Es temprano para empezar una carrera electoral. Sería muy poco sano para el país empezar una pelea electoral desde ahora. Pero esta vez con cierto optimismo porque hay una nueva generación, un nuevo perfil de políticos. Cualquiera de ellos que avance hacia 2011 va a significar un cambio en el sistema de poder muy grande.

–En ese sentido, hay una perspectiva de cambio para el campo.

–Sí, todos los candidatos presidenciales a la vista tienen una concepción de país donde el sector agroindustrial tiene una importancia fundamental.

“La soja no puede pagar más del 25%”

“Nosotros hemos coincidido en instrumentar un proyecto de ley relacionado con las retenciones que les presentamos a todos los partidos políticos. Y ahora podemos decirlo a todos, porque también se lo pudimos entregar a Daniel Scioli, que es el titular del Partido Justicialista. Tres meses atrás, cuando le pedimos una entrevista al entonces jefe del PJ (Néstor Kirchner), nos negó la reunión y dijo que no tenía interés en hablar con nosotros porque éramos todos hijos de Martínez de Hoz, cosa que provocó que desde ese momento digamos en chiste que somos todos hermanos”.

–¿Qué hay que hacer hoy con las retenciones?

–En ese proyecto de ley nosotros pedimos una retención cero para el trigo, el maíz, el girasol y el sorgo. Y para la soja, una reducción del 35 al 25 por ciento, con segmentación para pequeños y medianos productores. El 25 es una retención muy grande aún para la soja, pero es el límite que no deberíamos trasponer para no poner el peligro la caja del Gobierno, aunque no es justo que ésta descanse sobre los productores sojeros.

“Este capitalismo es para los amigos”

Biolcati dice que los últimos cambios en la asignación de la cuota Hilton es otro indicio, “parecido al del INDEC”, de que el Gobierno no está dispuesto a transparentar la gestión. “Es un sistema que da lugar a muchas suspicacias, pero desde hacía dos años y medios estaba por fin funcionando bien. Sin embargo, se lo pasaron a la ONCCA, que es una caja, un símbolo de discrecionalidad, que nos hace un daño enorme. Eso es un símbolo en lo sectorial de que las cosas no han cambiado”.

–¿Que cambios necesita el campo?

–Se necesitaría un ministro, un organismo... no tenemos nada. No tenemos secretario y la secretaría está cada vez más vacía.

–¿Los reclamos del campo son demandas contra la ciudad?

–No, la ciudad está inundada de gente del campo. El campo somos todos. Lo que hubo es un enfrentamiento entre sistemas económicos pro interior y pro campo.

–¿Y con que sistema identifica al kirchnerismo?

–Con un unitarismo de amigos, una enorme concentración de poder y riqueza entre un grupo de amigos