Los agudos padecimientos de la ganadería vacuna argentina han quedado reflejados una vez más --por si hiciera falta, pese a las manifestaciones en contrario de funcionarios gubernamentales-- en un estudio que acaba de difundir la Unidad de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola).
Señala, en primera instancia, que, a diferencia de otros productos tradicionales en la mesa de los consumidores argentinos, la carne es uno de los alimentos que menos aumentó de precio en los últimos tiempos.
Nada mejor --a juicio de CREA-- que tomar como referencia los productos que se consumen en un típico asado argentino: entre abril de 2006 y abril de 2009, mientras el tomate aumentó un 92%, la lechuga un 94% y la bebida sin alcohol un 130%, la suba en el precio del kilo de asado fue de un 68% y la del novillo de sólo un 26 por ciento.
"Estos valores --sostiene-- llevan a pensar que, en un asado, la carne es lo más barato". Incluso el incremento del salario, que durante este período fue de un 70%, se ubicó por encima del aumento del precio de la carne, según palabras de Ricardo Negri, responsable de la Unidad y asesor del CREA Río Salado.
Como bien lo indica el trabajo de referencia, en los últimos años hubo notorios cambios en el modelo ganadero del país, acelerados por la sequía que ha castigado a diversas regiones, en forma particular al sudoeste bonaerense y a zonas de La Pampa.
Entre otras evidencias, cabe subrayar el desplazamiento de la ganadería hacia áreas menos productivas del norte y del oeste del país, a lo cual se sumó una pronunciada caída de las existencias, la reducción del peso de faena y un alarmante porcentaje de matanza de vientres. Todo ello, en medio de desconcertantes medidas oficiales, como la suspensión de las exportaciones y la perniciosa intervención en la cadena comercial, con el propósito de que la evolución de los precios no incidiera en el costo de la vida.
El directivo indicó que las causas del debacle de la ganadería nacional deben buscarse, sobre todo, en el cambio de expectativas, ya que los estímulos, positivos entre 2002 y 2005, se transformaron en negativos a partir de entonces.
Y agregó, entre otros motivos, la transferencia de recursos a los eslabones de la cadena ganadera que siguen a la producción y a la pérdida de competitividad respecto de países vecinos. Cabe recordar, necesariamente, que Brasil y Uruguay han logrado enormes avances en su estructura productiva, con la consiguiente ganancia de negocios en los mercados internacionales, donde la presencia argentina tendía a debilitarse.
El Sector de la cría --justamente el predominante en la zona de influencia de Bahía Blanca-- es el más afectado, notándose con honda inquietud la desproporcionada liquidación de vientres. La desesperación de los productores regionales los ha llevado a vender gran parte de sus planteles; en algunos casos, hasta desprenderse de la totalidad de los animales, a fin de obtener recursos con los cuales atender compromisos cotidianos y hasta la subsistencia de su grupo familiar.
No es fácil subsistir en estas circunstancias. La recomendación de CREA, en todo caso, es tratar de afrontar el temporal dado que en un plazo no demasiado lejano debiera generarse un vuelco en la situación que permita al sector recuperarse de esta crisis, fundamentalmente generada por una suma de desaciertos en las medidas oficiales.
La Nueva Provincia


