Para los Kirchner, en 1er. lugar, y para los políticos, en general, las elecciones de renovación legislativa son importantes.
Sin embargo, hay temas más importantes en la agenda argentina, y que probablemente no se resolverán cualquiera sea el resultado electoral porque ninguna de las fuerzas en pugna exhibe propuestas, recursos humanos calificados y un plan estratégico para lo que vendrá.
Casi todos apoyaron la Convertibilidad 1 x 1 y luego la megadevaluación con pesificación asimétrica.
Casi todos avalaron los defaults públicos y privados, los injustos procesos de acuerdo preventivo extrajudicial, la destrucción del mercado de capitales y la absurda renegociación unilateral de la deuda pública.
La mayoría estuvo por la expropiación del ahorro privado que administraba el sistema de AFJP.
Todos estuvieron de acuerdo en la reivindicación del exabrupto sindical implícita en la expropiación de Aerolíneas Argentinas (avalando el boicot gremial a capitales privados).
Casi todos han defendido un sistema judicial y policial que alienta la inseguridad (y el slogan "La seguridad se hace", de Francisco de Narváez, es bastante incierto).
Entonces, el inevitable ocaso kirchnerista hoy día no permite todavía una ilusión acerca de lo que vendrá cuando la corrupción, ineficiencia, clientelismo y demagogia trastabille el 28 de junio.
Es hora de que la sociedad argentina comience a debatir en serio sus problemas.
Uno de ellos -y porque la Argentina fue, es y será una economía agroindustrial- es el horizonte agropecuario.
La liquidación de divisas del complejo oleaginoso del 1er. trimestre de 2009 todavía no es una calamidad: se ubica 20% arriba del promedio histórico de ingresos por US$ 2.800 millones en concepto de exportación de soja de (período 2003–2009).
Sin embargo, hay que actuar con dinamismo e inteligencia.
La cosecha de maíz descendería desde los 21 millones de toneladas de la campaña 2007/2008 hasta los 13 millones de toneladas en 2008/2009, según Javier Buján, titular de la consultora Kimei Cereales.
La cosecha de trigo, descendería de 16 millones de toneladas hasta los 8,5 millones de toneladas.
El valor bruto de la producción de granos y subproductos de soja, en este contexto, será de US$ 15.580 millones, considerando una producción de 37,5 millones de toneladas, la existencia de 3,5 millones de toneladas de granos de la campaña pasada (en silobolsas), y a un precio FOB estimado de US$ 380 por tonelada, según Buján (según Gustavo López, director de la consultora Agritrend, los ingresos serán 10% superiores a los estimados por Buján, le explicó al suplemento Campo, del diario La Nación, porque estima una producción de 38 Mt, 5,5 Mt de remanente del año anterior, y 2 Mt de importaciones -aunque hoy eso es imposible por la limitación que acaba de diponerse-).
Pero en 2008, el precio promedio de la soja llegó hasta US$ 456 por tonelada, y la cosecha sumó 48 millones de toneladas, con un valor bruto de producción de US$ 22.000 millones.
Es decir que 2009 contra 2008, los ingresos en divisas pueden alcanzar a -41,2%. Para compensar la caída internacional del precio de los granos, la Argentina debería producir alrededor de 68 millones de toneladas de soja.
Ese es el dilema Nº1: ¿Cómo conseguirlo a la brevedad?
El dilema Nº2 es: ¿Cómo afrontar un escenario con menor ingreso de divisas?
Nadie lo está analizando seriamente en la Argentina electoral.
Algunos recortes:
Fernando Bertello en La Nación:
"Implacables, los rendimientos de la soja caen por el tobogán y con ellos varían semana a semana las estimaciones sobre la cosecha del cultivo. ¿40, 35 o 32 millones de toneladas? El final está abierto. Lo que no deja de sorprender es la pobre performance de los cultivos de primera en una de las zonas con los mejores campos del país: el norte bonaerense. Se caen los rindes en una región donde la ficha que se apuesta es más fácil que sea para ganar antes que perder.
Ahora el escenario es distinto. De alcanzar y superar sin demasiados contratiempos más de 3.000 kilos por hectárea, allí el promedio de los lotes se ubica entre 700 y 1.500 kilos, con 2.600 kilos por hectárea como un rinde fuera de serie. Hay una merma de entre un 40 y un 60% en la media zonal. Y muchos productores rondan los 1.000 kilos o menos que no cubren ningún costo. Los rindes asustan. La soja no parece ser el "yuyo" del que habló la presidenta Cristina Kirchner.
Todos le apuntan a la sequía ¿Pero fue el único factor? En realidad, hubo diez razones que desencadenaron el derrumbe de los rindes, y que se resumen en los siguientes puntos: 1) escasas reservas de agua antes de la siembra; 2) falta de lluvias durante el ciclo; 3) altas temperaturas; 4) atraso de la siembra por obligación y consiguiente desarrollo en días más cortos y con menor radiación; 5) emergencias desparejas de plantas; 6) ataques de plagas y enfermedades; 7) dificultades del cultivo para incorporar nitrógeno; 8) bajo peso de los granos; 9) fuerte reducción del paquete tecnológico; 10) pérdidas en la cosecha. Estos son los aspectos que remarcan los técnicos. A grandes rasgos, el paquete de alta producción con siembras más tempranas y grupos cortos este año ha resultado golpeado. Según Santiago Barberis y César Belloso, de Agritest SRL, de Pergamino, las escasas lluvias durante el ciclo del cultivo y, especialmente, en el período crítico de R3 (inicio de formación de vainas) a R5 (formación de chauchas y granos) fueron una de las causas que explican la disminución de los rindes. "Los cultivos tuvieron menor biomasa. Esto implica menor potencial de rinde y, además, condiciones extremas de sequía en llenado de grano. Fueron determinantes las escasas precipitaciones y la duración de la sequía", precisaron. Ante una situación de estrés, la planta deja de crecer. "Cierra los estomas y frena la entrada de dióxido de carbono, frenando la fotosíntesis", explicó Alberto Marchionni. Hay desprendimiento de flores, chauchas y quemado de hojas. Con una sequía entre comienzo de llenado y fin de llenado, ocurre una reducción de vainas, número de semillas por vainas y disminución del peso de las semillas. Una sequía en este período puede hacer caer el rinde en un 40% o más. Para Héctor Baigorri, técnico de planetasoja.com, lo que ocurrió fue un problema de estrés hídrico. "Si se hubiera registrado el doble de precipitaciones, los resultados hubieran sido diferentes", remarcó. Además, hubo un agravante: la reducción de la inversión en tecnología. "No en todos los casos se hizo la inversión en barbecho químico. Observamos más problemas de control de malezas. Con más consumo de agua por parte de la maleza queda menos agua para la soja", afirmó Baigorri. (...)". Sergio Persoglia en el diario Clarín:
"La soja de Paraguay ahora saldrá más hacia Brasil que antes. Buena parte ya lo hacía, pero ahora otra más lo hará. Y dejará de usar la Argentina y la hidrovía, si se consolidan las restricciones oficiales que se conocieron esta semana para la importación temporaria de la oleaginosa y su procesamiento en las plantas industriales del Gran Rosario.
Otra parte de la soja paraguaya (Paraguay es el cuarto productor mundial, tras EE.UU., Brasil y la Argentina) quizás siga usando la hidrovía, pero ya no se detendrá en las fábricas locales, sino que seguirá viaje hasta el puerto uruguayo de Nueva Palmira, desde donde será embarcada, como ya sucedía con mucha de ella hasta antes de que se abriera la posibilidad de la importación temporaria para industrializarla aquí.
Así, serán los brasileños quienes aprovechen el gasto que generen los camiones extras que ahora pasarán por su territorio y serán sus puertos los que cobren los gastos de embarque de esos porotos.
Las terminales ubicadas sobre el Paraná, en la hidrovía, en cambio, verán cómo trabajan menos sus plantas y sus empleados, cómo se consumirá menos energía y se utilizarán menos insumos, además de requerir menos trámites administrativos en bancos, despachantes de aduana, etc.
Ese movimiento se irá a Brasil.
Para el Gobierno, eso hará que las plantas aceiteras activen su imaginación para interesar a los productores locales a que vendan su soja.
Pero, por un lado, hay especialistas como Juan Carlos Silvestri, ex vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, que dicen que estas restricciones empeorarán la capacidad de pago de las industrias, que tendrán, así, menos herramientas para lograr aquel objetivo. Y, por otro lado, hoy los productores están reticentes a vender la mercadería (la soja). Así como los ahorristas compran dólares ante las situaciones de incertidumbre, los productores venden sus propios dólares (la soja), sólo en la medida necesaria para afrontar compromisos, y el resto se convierte en reserva de valor ante su propia incertidumbre.
Las cotizaciones en Chicago muestran valores firmes hasta julio, cuando empieza a jugar la nueva cosecha estadounidense, y los números comienzan a declinar. Pero julio ya es después de las elecciones, y ahí muchos piensan que las cosas, con las retenciones, y por ende el valor de la soja, pueden ser distintas. Habrá que ver si tienen razón, o no.
Pero, más allá de estas especulaciones que se hacen pensando en los próximos meses, en los últimos días, y bastante fuerte la semana pasada, tras el informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la soja mostró cotizaciones más firmes, que en el plano local la ubicaron por encima de los 900 pesos.
A esos niveles, no pocos productores empezaron a vender, inclusive algunas toneladas que tenían de la campaña pasada, y así facilitaron también la liquidación de divisas por parte de los exportadores, lo que quitó presión en el mercado cambiario, en el que el dólar bajó 4 centavos en pocos días, de 3,74 a los 3,70 pesos a los que cerró el miércoles, el último día de operatoria de la semana.
Esto parece mostrar que, más que los vericuetos que pretenden las restricciones oficiales, lo que mueve a los productores a vender no es, ni más ni menos, que el precio. (...)".
Yanina Otero en Infocampo:
"Luego de que el Gobierno publicara en el Boletín Oficial la resolución que prohíbe la importación de soja bajo el régimen temporal y que contempla las exenciones tributarias a las empresas procesadoras locales, distintas voces se pronunciaron en contra de la medida.
Desde la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (Ciara) indicaron que por más que el Gobierno intente, con esta resolución, que el productor argentino venda su stock, esta situación complicaría a la industria ya que está pagando el mejor precio en relación a los mercados internacionales.
Además fueron contundentes al aclarar que es "mentira que la importación de soja deprima los valores en el mercado local".
En este contexto, Paraguay, que vuelca el 70% de sus envíos de soja a la Argentina, entró en estado de alerta ya que las 1,5 Mt a 2 Mt que habitualmente compra nuestro país no encontrarán un mercado seguro.
El viceministro de Asuntos Económicos de la Cancillería de Paraguay, Óscar Rodríguez Campuzoano, declaró a los medios de su país que, de acuerdo con las decisiones del sector privado, los organismos estatales presentarán una propuesta para eliminar esta nueva resolución, tanto al Gobierno argentino como al seno del Mercosur.
Además, José Bogarín, presidente de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), declaró que el gobierno argentino complica aún más la problemática que enfrenta el sector sojero paraguayo que enfrenta una mala campaña en la que cosecharía 4,5 Mt.
Desde Afip aclararon que se puede seguir importando soja pero sin exenciones impositivas.
A su vez, Ciara hizo hincapié en el nivel de inversión que realizó la industria para ampliar su capacidad de molienda, y justamente en 2008 trabajaron al 70% de su capacidad. A esta situación se le suma que la Argentina espera una menor cosecha de soja: según la Bolsa de Comercio de Rosario se ubicaría en las 39,4 Mt; de este total, 30 Mt de porotos se venden a China, por lo que el resto queda para la industria local, que cuenta con una capacidad instalada de más de 50 Mt.
Así es que desde Ciara ya están anunciando que para este año trabajarían al 60% de su capacidad."


