Si es verdad que en el G20 existen dos bandos -la duda es si en realidad no son más- la Argentina no ha tomado partido. Acompaña en líneas generales las propuestas en favor de una firme regulación del sistema financiero internacional -posición defendida por Francia y Alemania- y de un máximo estímulo fiscal en favor de recuperar el crecimiento económico -como alientan Gran Bretaña y los Estados Unidos.
El Gobierno comparte también con todos ellos la necesidad de una reforma de los organismos multilaterales de crédito y las dudas sobre el alcance y la profundidad que tendrán estas medidas en el documento que cerrará la cumbre, en la tarde de hoy.
El Gobierno parece dado por satisfecho con lo que se atribuye como un triunfo ideológico: la recuperación del papel del Estado como un actor clave, sino el decisivo, en las economías globalizadas.
La Presidenta adelantó anoche a un grupo de periodistas cómo lo expresará hoy ante sus colegas del G20. El Estado, dirá, debe ser el "canal de transmisión" entre el sector financiero y la economía real, "debe cumplir el rol de asignador de recursos que el sector financiero no puede cumplir".
Cristina entiende que ese debate ha sido saldado, aunque considera que en la Argentina hay quienes se resisten todavía a aceptarlo. Una fuente del primer nivel del Gobierno dijo que esos sectores se resisten hoy a que el Estado participe en la dirección de las empresas a las que accedió a través de las acciones de las AFJP.
La fuente reprodujo un razonamiento de la Presidenta: "El Estado tiene la obligación de colocar representantes para custodiar cómo se administran esos fondos que provienen de las administradoras de jubilaciones y pensiones. Que se diga que esa decisión es intervencionista es casi un chiste".
"El documento no tendrá el reconocimiento explícito del fracaso del neoliberalismo. Pero las medidas que se adoptan evidentemente implican que fracasó. Hablar de expansión del gasto fiscal y de los planes de estímulo es hablar del rol del Estado. Hablar de regulación, de identificar a los paraísos fiscales, significa admitir el fracaso del neoliberalismo", lamentó.
A diferencia de las voces que se escucharon ayer, la Presidenta se mostró moderadamente optimista sobre el resultado de la cumbre, al regreso de la cena que compartió con el primer ministro Gordon Brown y el resto de las delegaciones en el 10 de Downding St.
"No hubo tanta antinomia como se planteaba", dijo. Los diarios financieros británicos de hoy, anoche ya estaban en la calle en Londres, desmentían esa presunción. Hasta The Times lo hizo: "¿Acuerdo o no acuerdo?".
Una de las propuestas que mayor impulso tendrá de parte de la Argentina será la de la reforma de los organismos financieros. "Grandes ausentes en la alerta temprana de la crisis", según la Presidenta.
-¿La Argentina va a volver a los mercados internacionales para buscar créditos?, se le preguntó a la Presidenta.
-Sería complicado, porque no hay mercado, y no se puede volver a un lugar que hoy no existe.
La Argentina apoyará la instrumentación de las nuevas líneas de crédito que lanzó el Fondo Monetario, pero insiste en que no piensa servirse de ellas. Le interesa más que se avance en la reforma del sistema de representación, o "gobernanza", para aumentar la participación de los países en desarrollo. Sus negociadores sostienen que será un buen resultado que se anticipe para el año que viene, cuando por el momento está prevista para el 2013.


