Mientras la versión 2009 del paro agropecuario muestra un nivel de conflictividad acelerado, allegados y enfrentados al Gobierno coincidieron ayer en algo: salieron a desestimar la posibilidad de que la situación haga escasear y aumentar la carne. De uno y otro lado, se busca evitar pagar el costo político que se estima significaría una suba de precios en este bien tan preciado por la mesa argentina.

En la misma línea, también el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, salió a presionar a frigoríficos para que larguen carne que guardan en sus cámaras, y así contrarresten la falta de ingreso de animales al Mercado de Liniers. Sin embargo, analistas del sector opinaban ayer que, más allá de las presiones, no es muy probable que los precios aumenten, al menos de modo significativo, por dos razones básicas, que se podrían traducir en que la demanda está alicaída y el horno no está para bollos.

Por otro lado, la exportación de carne no se encuentra en niveles que estén provocando un desabastecimiento interno. Con 42.896 toneladas equivalentes res con hueso despachadas en febrero, según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), los despachos del mes pasado superaron apenas en 1,6% el volumen exportado en febrero de 2008. Aún más: considerando el primer bimestre de cada año, la exportación de carne de 2009 viene un 9,3% rezagada, con 83.461 toneladas res con hueso despachadas. Cabe recordar que, hace un año, los despachos externos de carne ya estaban intervenidos oficialmente, cupificados 40.000 toneladas mensuales.

Así las cosas, si bien Moreno puede apretar de muchas formas a los frigoríficos, una traba a la exportación de carne no resulta muy lógica, ni necesaria. Salvo, como amenaza para que los exportadores vuelquen al mercado local la carne que acumulan en las cámaras desde que que la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) inventó el año pasado el encaje (la obligación de contar con tres veces la carne que se quiere exportar para el mercado interno) para otorgar permisos de exportación.

Particularidades

Los datos del Senasa, de próxima publicación, muestran otros datos interesantes. Por ejemplo, que, si bien la cotización de la cuota Hilton (el cupo de carnes de alto valor que compra la UE libre de aranceles) tuvo una leve suba el mes pasado, el valor de los envíos locales cayó unos u$s 100 por tonelada (a u$s 8.843), lo que significa que las empresas están cubriendo sus alícuotas con cortes de menor valor.

Por otro lado, Venezuela, que en enero pasado había cobrado un protagonismo insólito (fue el primer destino de la carne local en facturación y el segundo en volumen), volvió a quedar detrás de Rusia, Israel y Chile, como ocurrió históricamente.

En dinero, los despachos de carne del primer bimestre re presentaron u$s 210 millones.