El Estado argentino carece de capacidad de financiación de sus propias exportaciones. La soja se exporta gracias a Bunge y Born, Cargill y el resto consiguen financiación para sus exportaciones puntuales. El comercio exterior argentino centralizado por el Estado impediría al propio Fisco recaudar los impuestos provenientes del comercio exterior porque esas transacciones quedarían reducidas notablemente. Por lo tanto, es impracticable.

Delirantes como Aldo Ferrer y su Grupo Fénix pueden plantear la estatización del comercio exterior. También insolventes intelectuales como Carlos Kunkel o Edgardo Depetri. Pero un gobernante más o menos serio no puede/no debe perder el tiempo con tonterías.

La estatización del comercio exterior es inviable porque

> el Frente para la Victoria carece de los votos suficientes para garantizar su aprobación legislativa;

> no puede implementarla si no es a través de una ley de la Nación porque el Poder Judicial la consideraría inconstitucional;

> operativamente es imposible de concretar porque el Estado argentino no cuenta con los recursos suficientes para financiar su propio comercio exterior y no accede a condiciones equivalentes a las que hoy día consiguen Cargill, Bunge y Born y las otras; y

> Los contratos de venta de los granos provenientes de la Argentina no son transferibles, y el Estado argentino chocaría con su gigantesco problema que crearon entre Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde y los Kirchner: la falta de confiabilidad de la República Argentina.

Por lo tanto habrá que creerle a alguno de los colegas:

> O tiene razón Ricardo Mangano, quien dijo que es una cortina de humo levantada para presionar a la Mesa de Enlace y conseguir que abandone su reclamo de reducción de las alícuotas de los derechos de exportación,

> O tiene razón el colaborador anónimo del subsecretario de Medios, Alfredo Scoccimarro, al sostener, en privado, que es un globo de ensayo de un sector del kirchnerismo que cree que así atemorizará a los productores que mantienen oleaginosas en sus silobolsas y comenzarán a liquidar.

Por lo demás, la prensa oficialista sigue ignorando las versiones de proyecto de estatización del comercio exterior, pero ningún funcionario se atreve a desmentirlas, una situación que anticipa el inevitable conflicto de los productores agropecuarios con los Kirchner en liquidación (o por cambio de rubro o por final de temporada).

La ola de rumores no cesa:

> Que Cristina de Kirchner incluirá el anuncio del envío del proyecto en su discurso del domingo 01/02 ante la Asamblea Legislativa;

> Que Ricardo Echegaray, titular de la Afip, terminó de redactar el proyecto y lo envió a Carlos Zannini, secretario Legal y Técnico;

> Que patatín, que patatero.

Hasta circuló la versión, cerca de las 22:00 del viernes 27/02 que el proyecto iba camino al Congreso, cuando el período ordinario de sesiones recién será habilitado el domingo. Los Kirchner han decidido burlarse de muchos angustiados argentinos.

Pero es un entretenimiento oneroso porque ha provocado reacciones inesperadas. Por ejemplo, una recuperación de unidad de la Mesa de Enlace, consignatarios, acopiadores y exportadores, quienes redactaron una solicitada pidiendo que se aclare dicho rumor y reclaman una rápida solución.

Los diarios de gran circulación, agradecidos: con el derrumbe de la pauta publicitaria conseguir semejante solicitada, que siempre se paga doble y al contado, es una bendición a la hora de cerrar la contabilidad de febrero.

El titular de la Bolsa de Cereales, Ricardo Forbes, sostuvo "estamos muy preocupados. Es fundamental que desde el Gobierno se dé una señal en contra" y agregó "seguir dilatando esta serie de rumores está haciendo mucho daño al sistema."

El texto de la solicitada, según el anticipo de la web La Política Online
, indica lo siguiente:

> Rechazan enfáticamente la posibilidad de que se establezca un sistema estatizado y monopólico.

> Un esquema de esas características sólo generará perjuicios para consumidores y productores, aun cuando venga acompañado de anuncios de supuestos beneficios para ambos, como garantías de precios, de abastecimiento o rebajas en las retenciones.

> Se provocará una grave disminución de la producción, con un fuerte impacto económico y social, sobre todo en el interior, y paralizará la comercialización.

> Estos trascendidos ya están provocando serios daños a la imagen de la Argentina como proveedor confiable para los mercados internacionales de granos y derivados, y afectando las fuentes de financiamiento.

> El sector agroindustrial ha demostrado ser capaz de generar desarrollo, empleos genuinos, ingreso de divisas y recaudación fiscal, factores que se verán en serio riesgo en caso de concretarse una medida de esta naturaleza.

"Seguir dilatando esta serie de rumores está haciendo mucho daño al sistema", consideró Forbes, en declaraciones al canal TN.

La Sociedad Rural Argentina advirtió que, de prosperar dicha iniciativa, "sus efectos serían aún más devastadores que la Resolución 125 y colocarían al país en un escenario de mayor conflictividad social que el que ya se vivió en 2008".

Asimismo, la entidad rechazó que el Gobierno haya dejado trascender la iniciativa al asegurar que es "un nuevo intento de embarrar la cancha" e "impedir el avance de las conversaciones en curso". Y por último, aclaró, de todos modos, que el sector agropecuario "está empeñado en llevar a buen término las negociaciones".

Su titular, Hugo Biolcati, había dicho: "No sé si hay martes (N. de la R.: el martes 03/03 debería continuar la negociación entre la Mesa de Enlace y el Gobierno Nacional). Esto requiere ser conversado con suma urgencia. Es un tema sustancial para el sector. No puede haber avisos por los diarios. Esto afecta el diálogo de manera sustancial. Es una medida que excede la imaginación de cualquiera y que va a ser fuertemente resistida por todo el sector agropecuario, mucho más que la [resolución] 125".

"Todo es posible en esta búsqueda desesperada de hacer caja, de manejar todo hegemónicamente. Parece una enfermedad", agregó.

Pero la reacción debería ser más desafiante de parte del campo, sin histeria: que el Gobierno intente cumplir con su amenaza.

Si el campo asumira ese rol obviamente no habría más diálogo con el Gobierno pero, también es cierto, más temprano que tarde se interrumpirá.

Así, la sociedad argentina marcha hacia una colisión preocupante porque ocurre en un escenario global muy negativo, agravado por los errores de política económica de los Kirchner acumulados desde 2003.

¿Cuánta más incertidumbre puede tolerar la sociedad argentina antes de hartarse de vivir en ascuas? La respuesta es individual, antes de la reacción colectiva posible.