SI de algo se jactó siempre Néstor Kirchner es de su capacidad de coacción.
Pero esa facultad es hoy discutida. En especial tras el conflicto con el campo,
empresarios, sindicalistas y gobernadores les han perdido el miedo a los
Kirchner. El ex presidente se desvela por renovar aquel poder de
disciplinamiento.
Los últimos días pusieron de manifiesto una nueva paradoja en el grupo
gobernante. Mientras Néstor Kirchner confía para el éxito de la gestión
gubernamental en soldados forjados a su imagen y semejanza, como Guillermo
Moreno y Ricardo Echegaray, parece depender cada vez más en el terreno electoral
de figuras que se le parecen muy poco, como Carlos Reutemann.
La única fidelidad al kirchnerismo radica hoy en las lealtades
presupuestarias. Los Kirchner lo saben. De ahí que su máxima preocupación pase
por los fondos de la Anses manoteados a los afiliados a las extinguidas AFJP y
por la acción que desarrollará el flamante titular de la AFIP.
Echegaray no se pone colorado a la hora de admitir que, para él, la AFIP es
un engranaje del poder político. Se diferencia de Alberto Abad, para quien este
órgano debía ser aséptico e independiente del resto de los cuerpos del Estado.
No vine a hacer equilibrio en el cargo , se le escucha decir al nuevo jefe de
la AFIP. Reconoce que con una economía en crecimiento y precios de commodities
en alza es fácil recaudar. Pero que en un escenario como el actual, con una
economía que ha dejado de crecer y, por si fuera poco, en un año electoral, la
política tributaria no ofrece alternativas: H ay que hacer cirugía mayor.
¿Qué significa cirugía mayor para Echegaray? No me voy a disfrazar de Papá
Noel ni me voy a parar en la puerta de los hoteles alojamiento para sorprender a
evasores. Pero habrá que hacer algo intermedio , señala.
Cree que en la Argentina se ha perdido la costumbre de exigir tickets en los
comercios, que hay que combatir la proliferación del uso de facturas apócrifas y
atacar la competencia desleal de productos importados, especialmente del sudeste
asiático, para defender la industria nacional.
Promete que los centros comerciales que han hecho un culto de la informalidad
no quedarán en pie. Y menciona específicamente a La Salada, una de las mayores
ferias ilegales de América latina, que, enclavada en Lomas de Zamora, da trabajo
a unas 6000 personas y, según distintas estimaciones, movería el equivalente de
entre 7 y 9 millones de dólares por semana.
¿Se puede dejar en la calle, en un año electoral y en un contexto de aumento
del desempleo, a todos los trabajadores informales de La Salada, tras años en
que las autoridades nacionales y provinciales hicieron la vista gorda ante
semejantes irregularidades? Parecería utópico. Por eso Echegaray sueña con armar
desde la AFIP una alianza entre las pymes que sufren la competencia de los
artículos importados y los sindicatos, para que se le dé ocupación a toda esa
gente.
Además, se proyecta incorporar a la AFIP a unos 2400 empleados de las ex AFJP,
que recorrerían las calles para combatir el trabajo en negro y generar recursos
para la seguridad social.
Echegaray ya actúa como un superministro. Pero se ve a sí mismo como el
general de una legión romana formada por 25.000 personas, el total de
trabajadores de su administración. Y dice ser consciente de que si quien manda
carece de objetivos claros, los legionarios podrían terminar sin rumbo alguno,
como cuando los romanos saqueaban ciudades enteras y cometían toda clase de
excesos. Asegura que eso no le ocurrirá: El único técnico de carrera que llegó a
la AFIP soy yo. Tengo 16 años de experiencia aduanera y hasta fui delegado
gremial del personal de la Aduana .
Su gran batalla comenzaría hacia agosto, cuando finalice el plazo para el
blanqueo de capitales y la regularización tributaria, cuyo borrador de
reglamentación estará la semana próxima en la Casa Rosada.
¿Cómo será la relación con el campo? No se habla de persecuciones. Pero sí de
mecanismos de persuasión sobre la conveniencia de que las entidades rurales no
entorpezcan la marcha del Gobierno en un año electoral. Kirchner y sus soldados
conocen bien la máxima vandorista: P ara negociar, primero hay que golpear.
El futuro del campo no es la única duda que despierta la nueva AFIP. El
polémico blanqueo de capitales encontrará en Echegaray a un fiel ejecutor de la
ley, pero no a alguien preocupado por el origen de esos capitales.
El núcleo del modelo K 2009, con Amado Boudou administrando el pozo Bidú de
la Anses para que los jubilados financien obras públicas, Moreno controlando los
precios y el Indec, y Echegaray recaudando, encuentra límites frente a las
elecciones.
Si bien en el último tramo del año pasado la recaudación aumentó en términos
nominales, ya está disminuyendo en términos reales, con lo cual hemos ingresado
en zona de recesión. La fuga de capitales en 2008 supera la de 2001 y se acerca
peligrosamente a los casi 20.000 millones de dólares que la Argentina debe pagar
en concepto de deuda a lo largo de 2009. Y el desempleo no sólo no bajará, sino
que puede aproximarse a los dos dígitos.
La atomización de las fuerzas opositoras favorecerá al kirchnerismo. Pero
sería erróneo calificar como triunfo oficialista el mero hecho de obtener la
primera minoría de votos. Renovar un número de bancas legislativas bastante
menor que las que se ponen en juego podría ser interpretado como un revés. Y
perder en tres o cuatro de los cinco principales distritos del país (Buenos
Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza), también.
Para colmo de los Kirchner, si bien la oposición definitivamente no unificará
listas de candidatos en 2009 -más allá de algunos acuerdos distritales entre la
Coalición Cívica, la UCR y el socialismo-, se advierten acercamientos entre sus
dirigentes que podrían dar lugar a un acuerdo programático o a una agenda
legislativa común, que serviría de paraguas para las listas opositoras. La
principal coincidencia de los últimos días fue la necesidad de una boleta
electoral única, que evitaría el robo de boletas en los cuartos oscuros, como el
denunciado en los comicios presidenciales de 2007. Una iniciativa semejante fue
presentada por el senador de la Coalición Cívica Samuel Cavanchik y acompañada
por radicales y socialistas, además de ser bendecida por el justicialista Felipe
Solá y dirigentes macristas.
La virtual candidatura presidencial de Reutemann, cuyo perfil presenta
notorias diferencias con el de los Kirchner, obligaría a la oposición a
transitar la búsqueda de consensos más amplios.
¿Podría ser el ex gobernador de Santa Fe un candidato potable para el
kirchnerismo? Hoy por hoy, no hay para Néstor Kirchner otro postulante potable
para 2011 que no sea él mismo. Pero es obvio que si la economía y la paciencia
de los argentinos le juegan en contra, Kirchner tendrá que buscar otra
alternativa. Y Reutemann le ofrecería, de llegar a la Casa Rosada, cierta
confianza de que no impulsaría un juicio de residencia contra sus antecesores en
el cargo. Por ahora, para el kirchnerismo, Reutemann es sólo la mejor opción a
mano para enfrentar al socialismo en Santa Fe.
Claro que el ex corredor de Fórmula 1 parece consciente de que tener a
Kirchner de copiloto, a su lado, puede significar una debilidad, un abrazo del
oso, más que una garantía de triunfo.
Los Kirchner están ante un nuevo ciclo en el que deberán resignarse a que
buena parte de los candidatos del PJ hagan campaña proselitista sin encendidas
defensas de la gestión presidencial. Deberán hacer algunas concesiones en
materia de federalismo y de política agropecuaria si no desean que algunos
gobernadores se unan al coro del cordobés Juan Schiaretti, quien ya pidió de
viva voz una rebaja en las retenciones a la soja. Y si no quieren que el campo
les haga perder el tan preciado control de la calle.
Parece un hecho: los Kirchner aún tendrán que tragarse varios sapos para
hacer un digno papel electoral.


