De inmediato, Rudy Fernando Ulloa Igor le reclamó a su jefe que aquel partido se jugara a favor de Echegaray, y así fue. Sin embargo, Echegaray no pudo saltar en ese momento de la Dirección General de Aduanas a la Administración Federal de Ingresos Públicos.
Todavía influía en el día-a-día del Ejecutivo Nacional, Alberto Ángel Fernández, por entonces jefe del Gabinete de Ministros, quien logró que a su amigo Abad (ambos habían compartido roles en el directorio del Grupo Bapro) lo reemplazara su casi socio Claudio Moroni.
Así se mantuvo el inestable equilibrio interno del kirchnerismo, pero era conocido que Echegaray abundaba en carpetas y diagramas sobre el funcionamiento de la Afip, su meta.
Luego, Alberto Fernández renunció ante Cristina de Kirchner, y Néstor Kirchner comenzó a reducir el espacio de su ex aliado dentro del gabinete nacional, en forma proporcional al lanzamiento del kirchnerismo sin Kirchner que lidera hoy Alberto Fernández.
Los reveses políticos, el aislamiento respecto de la opinión pública y la carencia de personal idóneo para el recambio fue incrementando el rol de los ortodoxos que acompañan a Néstor: Guillermo Moreno, Carlos Zannini, Julio De Vido, Ricardo Echegaray y la reciente incorporación de Amado Boudou como tesorero pelele porque controla la Administración Nacional de Seguridad Social.
Claudio Moroni cayó por 3 motivos:
> Porque sigue siendo amigo de Alberto Fernández y en términos del kirchnerismo es un tibio,
> Porque la recaudación impositiva comenzó a flaquear, y
> Porque Kirchner quiere aporrear a quienes lo desafíen, aplicando la Ley Penal Tributaria con un enfoque político-partidista.
Ricardo Echegaray llegó a la Afip porque
> Es hiperkirchnerista,
> Ejecuta sin chistar las instrucciones de Néstor Kirchner, y
> Soñaba con llegar al Afip y vengarse de aquellos días cuando Abad lo disciplinaba al hartarse de la conflictividad permanente de Echegaray con sus subordinados en Aduanas.
En cualquier caso, son días de ocaso del kirchnerismo. Ha perdido fortaleza y para mantenerse en la gestión del Estado tiene que concentrarse en un núcleo duro, cuando en sus días de esplendor intentaba exhibirse multisectorial, plural, heterogéneo.
La pregunta es ¿qué puede hacer Echegaray por rescatar la política económica de los Kirchner?
La respuesta es: Nada. Porque la Afip es un organismo que recauda pero no influye sobre el ciclo económico de los contribuyentes, que ellos tienen menos dinero porque hay menos actividad económica.
Desesperado, Kirchner cree que aplicando mano dura en la Afip recuperará su caja de otrora cuando, en verdad, no es un problema de disciplina sino de definir medidas de política económica eficientes que ayuden a recomponer el nivel de actividad.
Y Kirchner se ha equivocado una y otra vez al respecto, hundiendo a su mujer Cristina. Es más: ha privilegiado negocios, en la crisis, intentando disfrazarlos como falsos anuncios de medidas de política económica. La irresponsabilidad y la avaricia no tiene límites en el pingüinismo pero, a la vez, él se enoja porque la austeridad fiscal golpea a su puerta.
En cuanto a Echegaray, él llega tarde. Ya queda poco hilo en el carretel. Y debería considerarlo antes de actuar en forma irreflexiva, tal como lo hizo en la Aduana.


