El problema en la baja de ventas se originó en la devaluación del real y
otras monedas de los países importadores de harina.
Esta preocupación es compartida por la asociación gremial que agrupa a los
trabajadores molineros (UOMA), indicó la FAIM en un comunicado.
Diversos establecimientos ubicados en distintas localidades del interior debieron reducir su actividad de molienda, amenazando la estabilidad de las fuentes de trabajo, señalaron desde la FAIM.
“La persistente caída amenaza el intenso trabajo llevado a cabo por el sector para organizar sistemas comerciales que permitan exportar harinas argentinas a distintos países del mundo”, se indicó.
La presidenta Cristina Kirchner anunció el jueves último que se bajarán las retenciones al trigo y al maíz en 5 puntos porcentuales.
De esta manera, las ventas de trigo pagarán el 23%, y las de maíz, el 20%.
Además, prometió que si aumenta la producción, habría más incentivos para que bajen las alícuotas. Cristina justificó la medida en que se busca dar “impulso para la siembra de estos dos importantes cereales”, ya que el promedio de producción de trigo es de 13 millones de toneladas anuales y de maíz de 15 millones anuales.
El plan para el sector agropecuario incluye además el destino de “1.700 millones de pesos para la prefinanciación de exportaciones y capital de trabajo” en el sector.
“Esta medida esta destinada fundamentalmente a aquellos que no representen grandes concentraciones de capital, de forma tal que puedan mantener el nivel de empleo”, precisó la mandataria, quien puso como ejemplo el caso de la exportación de arándanos, frutillas, ajo, frutas de carozo, entre otros.


