Por Gustavo Frías Silva

En Tucumán, al igual que en el resto del país, los costos desalientan el cultivo de maíz, una rotación necesaria con la soja para evitar el desequilibrio de los suelos.

El tiempo para la siembra de la campaña gruesa 2008-2009 está al límite y la situación del productor granario argentino es cada vez peor. El Ejecutivo nacional nada hizo para mejorar la crisis de este sector productivo y las cosas parecen que no cambiaran de rumbo. Aún con el rimbombante anuncio de la creación del Ministerio de la Producción.

Las mejoras para el sector productivo no pasan por la creación de ministerios sino en cómo se manejan las reglas de juegos para darle previsibilidad a la producción de alimentos en el país.

Para el productor seguir “enterrando plata” es una patriada y la clase política actual, tanto la provincial como la nacional, debe verlo de esa manera y tomar los recaudos para facilitar la producción y no ponerle palos en la rueda en forma permanente.
La campaña está lanzada en el país y en Tucumán están listas todas las herramientas para ingresar a los campos de granos para sembrar en cuanto los perfiles de suelo dispongan de la humedad suficiente para enfrentar con éxito la primera etapa del cultivo.

El problema es que las lluvias en la región aún no se manifestaron como corresponde en todos los campos, y esa falta de humedad puso nerviosos a los productores, que esperan que no pase la fecha de siembra de los cultivares y variedades elegidas.

Además vemos que la actual situación de crisis que vive el mundo complica el futuro financiero pero no la gran demanda de alimentos. En este contexto, las últimas medidas tomadas por el Estado nacional tienden a fomentar una mayor siembra que, en las actuales condiciones, tenderían a la “sojización” que tanto atacó. Sucede que los productores de grano tienen la inversión realizada y campos disponibles, y sólo con la soja les cierran los números a la hora de decidir qué van a sembrar.

El hecho de que el Gobierno decidió tomar medidas que no benefician al productor como las retenciones, el cierre de exportaciones de productos commodities, la inflación no controlada, la excesiva presión tributaria, el aumento de los costos laborales y el descontrol en los aumentos de los precios de los insumos, vuelcan al productor hacia la soja como el cultivo más rentable.

A este fenómeno de la “sojización” se suma que la escala productiva sojera es cada vez mayor y así se logra una rentabilidad suficiente para sobrevivir un año completo con un cultivo de cuatro meses y con un cereal invernal que, en el caso de Tucumán, es un cultivo más de cobertura que otro que le permita llevar algunos pesos más a las arcas de productor, La concentración de tierras aumenta y con las medidas que se tomaron -mientras se espera las que beneficiarán a todos los productores-, este fenómeno dejará a muchos productores chicos y medianos fuera del camino.

Indudablemente que en el país y en la región, incluído Tucumán, el cultivo mas perjudicado será el maíz, un cultivo tradicional en la zona núcleo, e indispensable como insumo para la industria aceitera y de alimentos balanceados para cerdos y aves de corral.

La producción de maíz bajo las condiciones actuales pasó a ser muy riesgoso, debido al aumento excesivo de los insumos como semillas y principalmente fertilizantes.

Hoy, con el aumento de la producción por hectárea que origina la fertilización, no se logra recuperar el costo del insumo utilizado, por lo que incuestionablemente será el cultivo a reemplazar.

Dentro de este marco, cabe esperar que esta actitud del productor de defender su bolsillo para seguir dentro del sistema productivo no sea perjudicial para el país, porque una posible disminución en los stock maiceros de la Argentina traerían aparejados aumentos de precios de otros rubros vinculados, como en el consumo de cerdos y de pollos .
Además, se perjudica sobre todo a las zonas marginales. Allí, la aplicación de un sistema de rotación de cultivo con la soja ayuda a la estabilidad física y química de los suelos, ya que se trata de una región cuya característica es la fragilidad de su estructura.

El Estado nacional y provincial deben tomar medidas urgentes que beneficien la rotación de los cultivos, principalmente con maíz y sorgo. Pero sin alterar las reglas de juego del campo.
El sector agropecuario argentino es el soporte de la economía y del bienestar nacional y los sucesos del conflicto con el Gobierno nacional ratifican que estas afirmaciones no están erradas.