La caída internacional del precio de los commodities y la suba de costos, más
retenciones del 35%, constituyeron un cóctel explosivo para las perspectivas del
sector granario de la provincia, donde los principales perjudicados fueron
quienes arriendan campos para producir. Dado el escenario adverso, muchos se
vieron obligados a renegociar con los propietarios de las tierras o directamente
a resignar los arriendos, particularmente en campos ubicados en la zonas
marginales de Tucumán.
Tras la disminución abrupta de las inversiones que originó la pelea entre el
Gobierno y el campo por la frustrada resolución 125, que establecía retenciones
móviles a la soja, sobrevino la crisis financiera mundial que llevó a que se
desplomen los precios de los granos que la Argentina exporta, en un escenario de
alza sostenida de costos. Para colmo, por la escasez de humedad en los campos se
demora el inicio de la campaña de soja en la provincia, que debería haber
comenzado con la siembra desde mediados de este mes.
“No se observa una retracción en las proyecciones de siembra de soja para la próxima campaña, pero sí hubo algunos campos que dejaron de ser arrendados, porque los números les resultaban negativos. En esos casos, las tierras pasaron a otros productores”, comentó a LA GACETA el agricultor granario Juan Carlos Morales. Dijo que los valores de los arriendos se mantienen en niveles similares a los del año pasado, cuando las perspectivas de la soja eran considerablemente mejores que las actuales. “Si se hace una ecuación entre precios, costos y arriendo, alquilar hoy es proporcionalmente más caro que el año pasado”, aclaró.
Los pools
En las principales zonas sojeras de la Argentina, en especial en la pampa húmeda, la crisis derivó en un reajuste a la baja en los valores de los arriendos, e incluso en el retiro de la actividad de pools de siembra. Morales dejó en claro que en Tucumán la situación es distinta. “Acá no hay pools, y la demanda de tierras no deja de ser sostenida, pese a la situación”, agregó.
Sostuvo que los valores de los arriendos de campos para soja oscilan entre U$S 180 y U$S 200 la hectárea, aunque también hay acuerdos por U$S 150 o por U$S 220. “El año pasado, un arriendo por U$S 150 era barato, pero ahora parece caro. Para que un productor que alquila logre una ganancia mínima, debe obtener un promedio de 3.000 kilos de soja por hectárea, volumen que supera la media de Tucumán”, recalcó.
En esta línea, el sojero Juan Casañas, miembro del grupo CREA, señaló que para obtener una rentabilidad de U$S 16 por hectárea, un productor que arrienda en las zonas marginales de la provincia -en el este- está obligado a cosechar un promedio de 3.200 kilos de soja por hectárea. “Hay devoluciones de arriendos en el área marginal, porque el riesgo de que el productor tenga que terminar metiendo la mano en el bolsillo es muy alto”, añadió. “La situación ha ido empeorando para el productor de granos. Cuando se intentó instrumentar la resolución 125 -en marzo- la soja se cotizaba a U$S 600 la tonelada, mientras que ahora apenas supera los $ 700”, explicó Casañas. La soja se cotizó ayer en la mayoría de las plazas del país en baja respecto de la víspera, a $ 710 la tonelada disponible, pero en Rosario no se efectuaron operaciones. En tanto, para la cosecha de abril-mayo 2009 las ofertas por soja también bajaron y no se concretaron negocios.


