La crisis financiera internacional llegó al mercado laboral argentino. El primer cimbronazo se sintió en los sectores más ligados a Brasil, donde la devaluación del real amenaza con recortar las compras al resto del Mercosur. La industria automotriz tuvo que dar marcha atrás ayer con 435 despidos pero prevé recortar entre 12 y 15 mil en el próximo año, entre terminales y autopartistas. En las curtiembres las cesantías ya son más de mil, según denunció el sindicato. Y mientras los frigoríficos también suspenden obreros por la caída de contratos de exportación, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, aseguró al gremio de la carne que no tolerará “ningún despido” en el rubro.

Brasil es el país sudamericano más golpeado por la crisis, debido a la fuga masiva de los capitales financieros que fluyeron hacia allí en los últimos años. El dólar llegó a 2,31 reales por esa sangría de divisas, pese a que el Banco Central vendió 270 millones de sus reservas y colocó otros 2.500 millones a futuro. En poco más de dos meses, el billete verde ya trepó un 51% contra el real.

Los industriales locales advirtieron días atrás que la devaluación vecina inclinaría más la balanza comercial a favor de Brasil, que desde hace seis años le vende a la Argentina más de lo que le compra. Pero en las últimas horas los dueños de las fábricas pasaron a la acción: enviaron los primeros telegramas y citaron a los gremios para acordar recortes horarios y salariales.

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, dictó una conciliación obligatoria para frenar los 435 despidos con los que amagó por la mañana la empresa General Motors (ver página 6). La semana próxima, de todas formas, la planta rosarina programó vacaciones para todo su personal ante la menor demanda prevista desde Brasil.

Las multinacionales automotrices (salvo Toyota, todas europeas y estadounidenses) manejan desde Brasil sus negocios en el Mercosur. En los 90 ambos gobiernos las autorizaron a producir algunos modelos allá y otros acá, para luego intercambiarlos con beneficios impositivos.

Según fuentes de esas compañías, el temblor global y el cimbronazo en Brasil obligarán a recortar en Argentina entre 12 mil y 15 empleos, incluyendo proveedores. “Este año vamos a producir y a vender acá cerca de 600 mil unidades. Pero para el año que viene la proyección de producción era de 720 mil hace cuatro meses, y ahora si nos dicen 500 mil firmamos todos”, dijo un peso pesado del sector.

Tomada también citó ayer a las cámaras patronales del comercio para pedirles que no recorten sus plantillas de personal. Los hombres de negocios no dieron garantías pero sí aprovecharon parareclamar que se frenen los pedidos sindicales de aumento salarial, reducción horaria y adicionales por inflación. “Si se quiere mantener el empleo no se pueden lograr simultáneamente un aumento de sueldos ni un aguinaldo suplementario”, advirtió allí el presidente de la Cámara de Comercio (CAC), Carlos de la Vega.

Según admitió el propio ejecutivo ante Crítica de la Argentina, los comercios minoristas aún no sienten en sus balances el impacto de la crisis que baja del Norte. El INDEC incluso informó que el mes pasado, las ventas en los shoppings aumentaron un 19,5% contra un año atrás (ver aparte). Pero los comerciantes –en especial los más grandes– temen que el recorte del crédito y el temor general vacíen de golpe sus locales. Y para invertir en medio de la crisis, además, todos los empresarios exigen rentabilidades cada vez mayores.

El pico de tensión se registró hasta ahora sólo en los rubros fabriles más dependientes del mercado extranjero. Y no sólo el automotor. El titular de la Federación del Personal de la Industria de la Carne, José Fantini, reveló a este diario que por el temor a una recesión mundial más grave que la esperada, Europa redujo unilateralmente a la mitad el precio que paga por la carne de más calidad. La denominada “cuota Hilton” bajó de 21 mil a 11 mil dólares por tonelada.

El polémico Guillermo Moreno convocó a Fantini para garantizarle que no habría despidos. “Nosotros igual nos mantenemos alerta porque la crisis pegó fuerte en Santa Fe y en toda la provincia de Buenos Aires”, dijo a este diario el sindicalista.

En las curtiembres pasa algo similar. El jefe del Sindicato de Obreros Curtidores (SOC) metropolitano, Walter Correa, reveló que las automotrices de Estados Unidos y Europa cancelaron muchos de sus pedidos de cuero para tapizados. “La empresa Arlei en Santa Fe echó a 390 compañeros de mil. El grupo Sadesa otros 300. Y acá en el conurbano los más afectados son Fonseca, Toredo y Wyny”, enumeró. En total, mil cesantías.

Por la crisis, la CGT ya archivó los reclamos que tenía previstos para paliar los efectos de la inflación. Primero se bajó del doble aguinaldo y luego enterró el pedido de 500 pesos adicionales. De todos modos, la rentabilidad industrial aún supera la del mejor momento de la convertibilidad. Así lo confirmó un estudio del Observatorio Pyme difundido ayer, que la estimó en un 25% anual sobre lo invertido.