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El ex presidente de la Nación y actual titular del Partido Justicialista (PJ), Néstor Kirchner, no sólo analiza por estos días postularse para las elecciones legislativas del próximo año, sino que también se pone a la cabeza de los problemas que podrían resurgir con la crisis internacional.
“Kirchner sigue adelante con su programa de reinstalación en la escena pública y, sobre todo, en el control total del gobierno de su esposa. No sólo se insinúa como el principal candidato del oficialismo para 2009, como diputado por la provincia de Buenos Aires. También se ha puesto, a propósito de la crisis internacional, al frente de la conducción económica”, analiza Carlos Pagni en su último informe político.
La primera instrucción de este “animal político” es evitar la idea de un paquete de medidas, como se tentó de comunicar Massa en su información a los diarios. “Nunca tuve un plan económico ni anuncié ningún paquete. ¿Para qué lo voy a hacer ahora? ¿Para dar la idea de que la crisis es monumental?’ le preguntó Kirchner a un amigo el jueves pasado”, reproduce el informe sobre las declaraciones del ex presidente.
“¿Crisis, qué crisis?”
“En la misma línea de ‘si hay miseria que no se note’, Kirchner prohibió a
sindicalistas y funcionarios hablar de crisis local. Todo lo malo viene de
afuera. En esto el ex presidente es igual a su esposa y ella a Lula, Zapatero o
Sarkozy: para todos ellos la culpa es de
los Estados Unidos y el propio país luce invulnerable”, destaca Pagni.
Y el principal problema de estos dirigentes políticos –sostiene- es que la política sigue siendo nacional mientras se mueve en una economía globalizada.
La primera obsesión de Kirchner, asegura Pagni, es el dólar: “Que no se le escape y que tampoco quede muy desequilibrado respecto de Brasil”.
Mientras, la situación en los países latinoamericanos alerta a los políticos locales: en México, el Central debió desprenderse de U$S 8.900M en tres días (allí las reservas acumulan U$S 84.000 millones).
“México y Brasil son claves en el análisis del movimiento comercial, sobre todo de automóviles. El salario brasileño se derrumbó. Y las automotrices están abarrotadas de unidades, repeliendo las que se puedan enviar desde la Argentina (el sector automotor es el corazón del MERCOSUR)”, explica el analista político.
Y en Argentina, las empresas automotrices, como Peugeot, venden 30 autos menos por día. “¿Por qué no va a ocurrir si en Estados Unidos el Estado debió hacerse cargo de pagar los salarios del sector?”, cuestiona Pagni.
Para tener en cuenta, General Motors paralizó momentáneamente su producción en el país: “Por un lado comunicó que invertirá 370 millones de dólares para la construcción de una fábrica en los EEUU; y, por el otro, informó que -por la crisis- debe paralizar momentáneamente su planta de producción en Rosario”, publicó Infobae profesional, dos semanas atrás.
"Hemos decidido detener la producción durante la semana que va del 27 al 31 de octubre, para ajustarnos a los nuevos niveles de crecimiento", había dicho Bernardo García, directivo de la compañía a Clarín.
Finalmente, el autor del informe concluye: “La Argentina, que fue pro-cíclica en los últimos años, promete seguir siéndolo ahora que el ciclo promete ser negativo. Con un piso inflacionario de 25%, el superávit fiscal puesto en tela de juicio y una historia de corridas contra el peso que distingue al país de cualquier vecino, los instrumentos que tienen los conductores de la política económica para enfrentar el enfriamiento son muy limitados”.
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