El humo, que en los días de otoño torturó las gargantas y pulmones de los porteños, aquí se respira como si fuera un hecho de la Naturaleza. "Todas las noches son lo mismo", cuenta un vecino, cuando se le pregunta cuánto tiempo lleva la humareda, que llega desde el otro lado del Paraná. En el cruce de las rutas 9 y 191, sobre la mano que viene desde Arrecifes, los integrantes de la Mesa de Enlace agropecuaria calentaron aquí la fría noche con promesas de un plan de lucha a largo plazo. "Esto no termina mañana (por hoy)", dijo Carlos Garetto, vicepresidente de Coninagro. "Termina en las próximas elecciones", dijo ante unos 150 productores que permanecían anoche en la vigilia del acto con el cual el campo cerrará hoy por la mañana la primera protesta posterior a la derogación de la Resolución 125. El público, escaso para una ciudad que supo juntar hasta 1.500 personas en la ruta, era variado: había ponchos de lana y autos chicos, codo a codo con las camperas Columbia de dirigentes que bajaban de autos con chapa "G" y faros halógenos.

Eduardo Buzzi (Federación Agraria), Mario Llambías (Confederaciones Rurales), Hugo Biolcati (Sociedad Rural) y Garetto habían estado 2,30 horas reunidos en la sede de la Rural de San Pedro, un edificio donde persisten los ladrillos originales del siglo XVIII. Hablaron de la crisis internacional, de los precios de la soja y especularon sobre cuál podría ser el anuncio para el sector que se rumorea haría el Gobierno mañana. Pero no pudieron definir una postura unificada sobre cómo seguir. Insistirán con que los reciba Cristina.

"Con estos precios internacionales no hay lugar para las retenciones", dijo Biolcati. "La situación amerita la elminación, pero aceptaríamos que fuera gradual". Alfredo De Angeli retrucó: "Con estos precios, no hay espacio para las retenciones", dijo.