La plaza accionaria local se derrumbó 8,68% ayer para tener su peor retroceso en algo más de seis años en la jornada de negocios más convulsionada en el nivel mundial en largos años.

El índice Merval de la Bolsa porteña se hundió de este modo hasta los 1545,45 puntos, cuando sólo dos ruedas antes había superado la barrera de los 1700 puntos (estaba en los 1707,98 tras el cierre del pasado jueves) y se ilusionaba con un avance aún mayor por el plan de rescate que prometía ponerle límites a la crisis de Wall Street y por el giro pro mercado que había dado en las últimas horas el gobierno de Cristina Kirchner.

Esa ilusión se esfumó ayer de la mano de un colapso mundial de mercados, que provocó fuertes pérdidas entre las materias primas y accionó otro capítulo del vuelo a la calidad que tanto atenta contra la estabilidad y las perspectivas de los mercados emergentes, más allá de sus condiciones particulares.

La ola de liquidaciones impulsó el volumen de operaciones con acciones locales hasta los $ 384,29 millones, el segundo monto en importancia en lo que va del año, aunque buena parte de esa suma (unos $ 254 millones) correspondió a la oferta de adquisición de papeles que llevan adelante los dueños de la alimentaria Molinos. De hecho, esa operación fue la que provocó que ese papel fuera el único que evitó ayer las bajas al revalorizarse 6,25%. El aumento se debe a que la empresa recompra a $ 10 papeles que en el mercado hasta el viernes cotizaban a 8,80 y ayer quedaron a 9,35.
Una baja histórica

La baja porcentual del Merval fue la mayor desde el 11 de febrero de 2002, día en que resignó 10,68% (y se situó en los 408,69 puntos), en medio de la profunda crisis generada por el colapso de la convertibilidad y la desordenada devaluación del peso. En el lote de las integrantes del panel líder se registraron diferencias en contra de hasta más del 10%, que hacía tiempo no se veían.

No casualmente, las caídas más pronunciadas correspondieron a las acciones de la siderúrgica Tenaris (-17,04 por ciento) y de la petrolera brasileña Petrobras (-14,50 por ciento), movimientos que estuvieron muy vinculados con el derrumbre del 10% promedio que registró ayer el precio del crudo y el desarme de posiciones en el nivel mundial. Pero también cedieron en torno al 10% la filial local de Petrobras y Telecom, que resignó 9,99 por ciento.

Para los analistas y operadores, la magnitud que tuvo la tormenta global torna inútil buscar razones locales a las pérdidas de ayer.

"Fuimos testigos de un imprevisto y fuerte derrumbe generalizado cuando estábamos preparándonos para vivir una fiesta", se lamentó un experimentado operador, en alusión a la frustrada expectativa generada en torno a una aprobación del plan de rescate en Estados Unidos.

Javier Blanco