No es fácil explicar que tenemos la mejor carne del mundo pero que no podemos venderla.

En los últimos dos años, la ganadería nacional vivió una serie de factores que marcaron un profundo desgaste en el sector: el cierre total de las exportaciones, la intervención del secretario de comercio, Guillermo Moreno en el Mercado de Liniers, los lockouts del campo en protesta por las medidas impuestas, el inicio de un proceso de liquidación de stock ganadero, el aumento del consumo doméstico y la desinversión.

A pesar del avance en la instrumentación del Plan Ganadero Nacional y en el componente Más Terneros, como también en los planes implementados en cada provincia con el objetivo alcanzar la eficiencia productiva, no se logró reactivar del todo al mercado de la carne.

No se han podido hallar medidas o incentivos que reviertan la situación. De hecho, se agrava, pues en los primeros meses de 2008, la participación que tuvieron las hembras en la faena fue casi del 50%.

Las exportaciones fueron las más bajas desde 2006 cuando los embarques al exterior habían sido suspendidos. Y como si eso fuera poco, la suspensión de las mismas no se vio reflejada en una baja de precios, fenómeno que, aunque se produjo en Liniers, no fue así en las carnicerías ni en los precios de las góndolas.

Fertilidad, adaptación y calidad de carne son las características que hacen a una raza selecta. Y los directivos de las asociaciones de razas en Argentina lo saben.

Las limitantes al crecimiento

En una entrevista con Agrositio, el gerente de la Asociación Argentina de la raza Brangus, Martín Scala, explicó los inconvenientes actuales del mercado de la carne: “Es difícil regular un mercado que está totalmente atomizado como es el de la carne, porque esta tan diversificado el consumo interno, son tantos sus operadores, que se vuelve casi imposible la tarea. Y al regularlo, los perjudicados son evidentemente las dos puntas de la cadena: el productor y el consumidor”.

De acuerdo a información suministrada por la Asociación Brangus, otro factor que pisa fuerte en el debilitamiento del mercado, es el de la reducción de la superficie ganadera -estimada en unas 11 millones de hectáreas- a causa de la expansión de la agricultura, sobretodo del cultivo de la soja.

De esta manera, la ganadería debió atravesar un reordenamiento territorial desde la zona pampeana -la principal productora de ganado durante muchos años, y que ahora acompaña el proceso productivo de la soja- hacia las regiones extrapampeanas y el norte argentino, donde la ganadería muestra en la actualidad un mayor crecimiento.

De hecho, cada vez son mas los productores que se vuelcan más a la agricultura porque consideran que es una actividad mucho más rentable. Este fenómeno de “agriculturización”, no afectó tanto a la cría pero sí al engorde, el cual se tuvo que compensar con el desarrollo de feedlots.

El coordinador de la Comisión Técnica de la asociación Brangus, Dr. Carlos Fernández Pazos, opinó sobre el escenario actual de la ganadería:

“Creo que en materia de ganadería no se trata de subsistir, sino de sobrevivir. La agricultura ha desplazado a la ganadería a zonas marginales. Quizás nosotros tengamos una ventaja como raza, y es que la raza Brangus se adapta de manera favorable a aquellas zonas marginales, sin perder la fertilidad y con una gran capacidad de adaptación. Pero más allá de eso, apostar e invertir no es tarea sencilla.

Y remató: "El criador tiene confianza en el futuro, es una apuesta permanente la que hace. Esperemos que no nos corten esa posibilidad, porque los resultados en ganadería y sobretodo en genética se ven sólo a largo plazo, y el riesgo siempre es grande”.

¿Por qué exportamos tan poco?

Actualmente la Argentina exporta carne en los límites mínimos de los que exportó en su historia, y Uruguay aprovecha esos espacios vacíos que le deja nuestro país en el mercado internacional, y resulta favorecido porque tiene una política muy definida en materia de exportación y un mercado interno reducido.

Es más, hace unos cuantos meses que la Argentina importa carne- asado- de Uruguay.

“Evidentemente, eso da una señal de falta de confianza en los precios locales. Porque vos salís de la Argentina, y el ternero o el novillo en Paraguay valen el doble. Y en Uruguay pasa lo mismo. El novillo o el ternero no pueden seguir valiendo $3,40 o $2,90 como valen en el norte, cuando en Paraguay vale casi 3 dólares el ternero. Esta situación no puede aguantarse durante mucho tiempo más”, aseguró Scala.

El Dr. Francisco Becerra, medico veterinario y especialista en reproducción animal, es criador de Brangus junto con su familia desde hace más de 30 años y criador de Braford desde hace más de 5 años. Su familia es criadora desde 1938 de la raza Aberdeen Angus y sus hijos pertenecen a la cuarta generación de ganaderos que están en actividad.

“Las expectativas del productor ganadero giran hoy por hoy en el ámbito político. Faltan políticas agropecuarias. Con esta posición de nuestro gobierno de seguir perdiendo mercado, las expectativas no son buenas. Hay que revocar las políticas ganaderas en nuestro país”, subrayó el Dr. Becerra.

Asimismo, agregó: “Lo mas grave es que, ante la perdida de un mercado, se vuelve muy difícil reponerlo. Perder Medio Oriente o Rusia es fatal, porque luego es difícil recuperarlo ante competidores como Brasil, Paraguay, Uruguay o Australia. Una vez que se aferren a esos mercados, no van a dignarse a perderlos como lo hicimos nosotros”.

Testimonio del CCDH

Por su parte, el Presidente del Centro de Consignatarios Directos de Hacienda, Germán Estrada, expresó: “A nivel exportación, la demanda es muy fuerte. Yo al menos lo veo muy demandante, de modo que si nosotros no podemos atenderlo, alguien más lo hará. No son mercados que perdemos, sino que podemos volver a tomar en otro momento, todo depende de las políticas que se asuman”.

Brian Hughes, de la comisión juvenil de la Asociación argentina de raza Angus también emitió su opinión al respecto:

“A pesar de que nuestra carne tiene una muy buena colocación en el mercado externo, sabemos que los containers no están cargando. Está todo bloqueado, y ahí viene la desazón de los productores. Se busca el avance, la eficiencia, se trata en definitiva de hacer todo lo mejor posible, y así y todo la ganadería no resulta rentable, o bien deja muchas pérdidas. Y aún así, el productor trata de seguir adelante, porque la ganadería es una pasión, más allá del negocio que se haga con ella, y sólo quienes vivimos de ella lo sabemos”.

El sector ganadero afronta el desafío de desarrollarse en nuevas zonas, y de subsistir ante un proceso de comercialización que no encuentra respuestas para explicar las diferencias que se producen entre el mostrador y la salida del corral.

Análisis del Presidente del IPCVA

El Instituto de Promoción de la carne vacuna Argentina (IPCVA) reúne casi todos los eslabones de la ganadería a nivel nacional.

Su presidente, Dardo Chiesa, remarcó: “El único incentivo para que el mercado ganadero prospere, es el precio. Creo que tendríamos que cambiar la manera de ver el asunto. Tendría que dejarse de subsidiar maíz e insumos, porque lo único que hacen es tornar imposible la producción, y dejar que el precio de la hacienda en pie este libre”.

Y concluyó: “Buscar la ecuación que encontraron otros países como brasil o paraguay, en donde los cortes caros de exportación subsidian los cortes baratos. Esta ecuación es exitosa en cualquier país vecino. No sé porque no puede ser exitoso en la Argentina”.

Está visto que toda la cadena de comercialización de carne necesita una mayor transparencia y agilidad comercial. Los hechos indican que en pocos años más, el tradicional país de las mejores carnes del mundo no tendrá stock para abastecer a su mercado interno.

Cabe preguntarse a esta altura: ¿Liberar la exportación de productos caros permitirá a los frigoríficos que puedan subsidiar internamente los cortes baratos, o por el contrario, se deberían limitar las exportaciones para así poder ofrecer cortes a nivel popular, más baratos? ¿Qué esquema contribuirá a la estabilidad?

Lo cierto es que una ganadería vigorosa siempre fortalece un país. Lo que falta en el marco político son normas claras que la incentiven. Por ello, comprender las variables que afectan la producción es fundamental para hacer que el negocio ganadero llegue de una vez por todas a buen puerto.

Por Julia Luzuriaga

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