En los últimos 20 años, la producción de granos creció un 120%, al pasar de 52 a 114 millones de toneladas en los 22 cultivos que se desarrollan en la Argentina. La superficie sembrada pasó de 20,4 a 32 millones de hectáreas y el rendimiento promedio de todos los cultivos, de 2.540 a 3.580 kilogramos por hectárea. Este significativo crecimiento de la agricultura, traducido en mayor empleo y desarrollo para localidades del interior, podría detener o reducir su marcha en 2008.

Las noticias son malas: bajos precios y un negocio agrícola riesgoso, que provocarán ventas masivas en plena cosecha y quitarán recursos a ciudades de provincias. Así lo sostiene un informe del área de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA, a partir de la Resolución 125.

Indica que los agricultores de Pergamino transfieren al Estado US$ 137 millones, 15 millones más que antes de marzo. Una gran parte de esta transferencia se realiza a través de las retenciones, y otra parte se traduce en una baja de precios en el mercado interno.

En Daireaux, al oeste de Buenos Aires, la modificación en las retenciones aumentó en 14 millones de dólares su aporte al Gobierno nacional, hoy de US$ 62 millones. La diferencia equivale a más del doble del presupuesto municipal. Los agricultores de Daireaux aportan 12 veces más de lo que el partido recibe por coparticipación provincial y nacional. Si esos US$ 62 millones no fueran transferidos al Estado, cada habitante de Daireaux recibiría $ 1.062 por mes.

Impuesto distorsivo

Una de las principales objeciones a los derechos de exportación móviles votados en Diputados reside en que la retención se aplica sobre el ingreso bruto y no sobre la renta. Así, el Estado se queda con una gran parte del precio internacional y el productor cuenta con mucho menos margen para afrontar sus costos, que mantienen valores internacionales. Sería más razonable un tributo que grave el resultado final de cada establecimiento, como el impuesto a las Ganancias.

Los efectos de esta medida recaerán también sobre los prestadores de servicios agropecuarios y sobre las localidades del interior. A continuación, algunas de sus consecuencias negativas, según el informe de AACREA:

Precios: Los derechos de exportación móviles se comportan como un techo de precios locales ante cualquier aumento de cotizaciones en el mercado internacional. Cuando el precio se acerca a ese techo, los productores no tienen ningún estímulo para guardar mercadería, por lo que se producirá una sobreoferta en el momento de la cosecha que se traducirá en una fuerte baja de precios.

Por otro lado, los reiterados cambios en las reglas de juego hacen que las primas de riesgo para operar con nuestro país aumenten año a año. En la práctica, esto quiere decir que una gran parte del precio que se podría obtener nunca ingresará a la Argentina. Por ejemplo, en lo que va del año, las diferencias de precio FOB respecto a Brasil han aumentado cerca de un 30%.

Logística: la sobreoferta causada por el techo en el precio se traducirá en una concentración de ventas y movilización de mercadería en plena cosecha. Se generará, así, un cuello de botella en fábricas y puertos que favorecerá a los compradores. Esto significa una gran ineficiencia en la utilización del capital y de los recursos del país. Además, el aumento de la estacionalidad de los gastos de comercialización afectará fuertemente a otros eslabones de la cadena, como los camioneros cuentapropistas.

Riesgo del negocio: con el nuevo mecanismo, al riesgo climático se le agrega el riesgo institucional y crece el riesgo comercial que afronta la empresa agropecuaria. La diferencia entre el precio local y el precio internacional, más una significativa suba de los costos, determinan que el riesgo del negocio agrícola sea cada vez mayor.

Las cotizaciones locales se desacoplan de los precios internacionales pero los costos no, con un enorme riesgo para reponer insumos. Los costos de muchos agroquímicos -gran parte importados-siguen al precio internacional de la energía (al influjo del petróleo).

Ante una inversión, el campo evalúa el riesgo, conformado por variabilidad e incertidumbre. Este escenario genera una gran incertidumbre, una sensación negativa, que se traducirá en una menor inversión, un estancamiento de la innovación tecnológica y un menor crecimiento -o decrecimiento- de la producción. uHerramientas comerciales: el aumento en el riesgo del negocio se agrava por complicaciones en las herramientas de cobertura y financiación. Los mercados a término no pueden funcionar con regularidad cuando se acotan las probabilidades de que el precio suba. Y sin contratos de futuro no hay financiación bancaria para insumos ni canjes.