Lo hizo cuando acompañó al titular de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), Ricardo Echegaray, en el anuncio de la autorización para exportar un millón de toneladas de trigo.
Era una buena noticia, pero en este escenario la primera pregunta es si la Argentina está en condiciones de cerrar trato con algún importador, cuando la mercadería no fluye del campo a los puertos. Si bien los productores se muestran orgánicos y en general no participan de los cortes de ruta, siguen sin vender.
Pero no todo son los piquetes y la pereza por vender. Hay que sumar las restricciones que se están aplicando a las exportaciones, algunas muy cuestionadas. Ayer, permanecían trabados varios cargueros llenos de aceite de girasol, a la espera de los resultados de unos análisis fallidos dos veces: la primera, por la rotura del cromatógrafo, la segunda, porque cuando se arregló, se habían perdido las muestras. Cada día de espera cuesta US$ 70.000 al dueño de la carga, y va una semana.
Hasta ahora, los tres meses de conflicto entre agro y Gobierno no tuvieron una incidencia decisiva en el comercio exterior. En lo que va del año, se embarcaron un millón de toneladas de soja más que el año pasado. Y 700.000 más de maíz. Esto, a pesar de que se perdieron varios días de carga, cuando el paro de marzo los dejó sin stocks.
Durante la tregua de abril volvieron a llenar los silos, reconstituyendo las existencias a toda velocidad. Así, se mantuvo un altísimo ritmo de embarques, que duró hasta ahora, a pesar de que los productores volvieron a cortar el chorro. Lo que hicieron los chacareros durante la tregua de abril fue cumplir con los compromisos adquiridos con las ventas anticipadas.
Esto fue lo que sucedió hasta ahora: los productores entregaron lo que tenían vendido, que no era poco: alrededor del 25% de la cosecha total de 95 millones de toneladas. Por eso los exportadores liquidaron una enorme cantidad de dólares en estos meses. En lo que va del año, trajeron 9.800 millones de dólares, un 50% más que en los primeros cinco meses del 2007. Es un dato interesante, porque recordemos que a pesar de este ingreso de 3.500 millones de dólares adicionales, el Banco Central tuvo que vender reservas para frenar la presión alcista sobre la divisa.
Pero el 70% de la producción está todavía sin vender. En los últimos tres días, sólo arribaron a los puertos de Rosario 260 camiones. Y ayer, ninguno. No queda mucho stock en los puertos, y hay cola de barcos esperando carga. Se ven desde la elegante rambla de Pocitos, que atisba en el horizonte una línea interminable de grandes buques graneleros. Un espectáculo que durará lo que la abstinencia de guerra declarada por los chacareros.


