Nadie podría asegurar que fue el motivo central pero sí el último que
precipitó la salida de Martín Lousteau del Gobierno: el imprudente anuncio en
Washington de que la Argentina se encaminaba a un nuevo canje de la deuda. Los
dichos de Lousteau generaron una incertidumbre adicional y algo impensado: un
incipiente ataque especulativo de Wall Street contra la economía Argentina.
Esto se reflejó claramente en los mercados, donde se registraron fuertes
órdenes de ventas de bonos y una mayor demanda de billetes. Aunque el embate
tuvo otras razones de fondo, como las dudas que genera el combate a la inflación
y la incertidumbre política que provoca el conflicto con el campo. La parálisis
en las ventas agrarias hace que se liquiden la mitad de las divisas diarias.
Esa desconfianza se profundizó por el poco tacto del renunciado ministro para
comunicar un tema clave a los duros de Wall Street: sin precisiones, anunció que
Argentina se encaminaba a un nuevo canje de la deuda externa.
Los banqueros llegaron a esta conclusión: si Argentina busca ahora un canje
de la deuda, es porque su economía tendría problemas de financiamiento y pago.
En otras palabras: los banqueros enviaron alarmas con versiones de que Argentina
no podría cancelar en el futuro los bonos, y eso profundizó una caída en las
últimas jornadas, superiores a la de los días del conflicto agropecuario. El
error de Lousteau provocó esta semana un gran malestar en la casa Rosada y
debilitó al máximo su ya endeble posición.
El epicentro del problema surgió durante la gira de Lousteau a Washington y
se reflejó en todos los informes reservados de la banca de inversión. Esos
trabajos incluyeron la intransigente recomendación de vender los títulos
argentinos. La sugerencia la hizo Alberto Ades, de Citigroup, y Merrill Lynch
advirtió: "Recomendamos bajar exposición en Argentina". Así, se profundizó la
desconfianza ya generada por el enrarecimiento político que persiste en la Casa
Rosada.
Los funcionarios del área de Finanzas, encabezados por Hugo Secondini,
desconocieron incluso la historia reciente: ya en el 2001, Daniel Marx se opuso
inicialmente al canje de la deuda que propuso Domingo Cavallo, con el argumento
de que en Wall Street iba a generar desconfianza sobre la Argentina. Esto figura
y se acreditó en sede judicial.
También la noticia del nuevo canje estuvo acompañada de otro movimiento que
generó una adicional desconfianza en Manhattan: la secretaría de Finanzas, del
ministerio de Economía. publicó que se necesitarán en 2009 fondos adicionales
imprevistos por 5.000 millones de dólares.
El tema generó múltiples consultas internacionales. Obviamente, fue utilizado
en forma negativa por economistas y funcionarios de Wall Street que hace tiempo
pretenden pasarle factura al kirchnerismo. Anoop Singh, del FMI, es un activista
a la hora de promover críticas hacia la Argentina. También participan de esa
militancia Pablo Morra, de Goldman Sachs, Pablo Goldberg, de Merrill Lynch, y
Eduardo Levy Yeyati, de Barclays Bank.
El último informe del Barclays utiliza adjetivos como "país arruinado" y
puntualiza que difícilmente se pueda contener "la creciente inflación y la mayor
necesidad de financiamiento".
Esta vez —igual— los pronósticos tienen argumentos, basados en evidentes
desequilibrios de la economía local, que generan una mayor inflación.
Pero los banqueros hacen hincapié en otra cuestión central: la existencia de
un problema político de conducción en la Argentina. Voceros del Grupo de los 7,
por ejemplo, sostienen que hasta tanto Cristina Kirchner no retome la
iniciativa, será difícil encarar con seriedad y credibilidad las correcciones
que necesita la economía. Entre ellas, el excesivo gasto público y la pérdida de
competitividad.
Por eso circulan innumerables versiones de modificación de Gabinete, además
del recambio de Lousteau.. Para el movimiento empresario es imprescindible este
cambio para retomar la iniciativa política.
Néstor Kirchner había hablado el lunes con Martín Redrado para decirle que
las versiones de su nombramiento apuntaban a afectar su buena imagen. El ex
presidente le dijo: "Seguí trabajando que yo sé de dónde viene todo", como si él
no tuviera nada que ver con el tema. Anoche se insistía en que Redrado era el
principal candidato para Economía.
Aparecen más nombres y las versiones se atribuyen a la dura lucha de poder
entre Alberto Fernández y Julio De Vido. Ambos quieren preservar sus espacios de
poder. Entre los candidatos figuran Carlos Melconian, Mario Blejer y hasta el
propio Guillermo Moreno.
Con la partida de Lousteau, para los hombres de negocios los cambios deben
ser amplios, para oxigenar al Gobierno y permitir que la Presidenta inicie una
nueva etapa. También en la UIA y en AEA sostienen que es imprescindible que el
nuevo ministro asuma con un plan de medidas concretas para corregir el rumbo.
Entretanto, el diálogo con el campo está roto y se desembocaría en una nueva medida de fuerza. La Casa Rosada —impulsada por Néstor Kirchner— busca una nueva confrontación . Quiere ganar la pulseada política con la Mesa Agropecuaria. Por eso los cuatro líderes del campo se preparan para el conflicto. En silencio, ya armaron la forma que tendrá la protesta: quieren evitar los cortes y convocarán a no liquidar exportaciones para castigar al corazón del modelo, el actual doble superávit fiscal y comercial.


