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El Gobierno vigorizó ayer su enfrentamiento con el sector agropecuario cuando, por orden del presidente Néstor Kirchner, el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, se retiró del acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo sin pronunciar –como se esperaba– su discurso y sin forumular declaraciones. Al hacerlo, dejó completamente desconcertados a productores, dirigentes e invitados que presenciaron la ceremonia.

El durísimo tono del discurso del presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, y la presencia en las tribunas de carteles críticos contra las figuras del primer mandatario y de su esposa terminaron provocando una salida rauda de Urquiza. Pocas horas después, el ministro de Economía, Miguel Peirano, salió a responder con no menos dureza: “Parecen expresiones nostálgicas de grupos minoritarios de la derecha. Es un planteo sin consistencia económica ni preocupación por la equidad social”, acusó el funcionario.

Miguens fue muy aplaudido por el público cuando cuestionó el control de precios, denunció el aumento del gasto público y recordó una serie de derechos constitucionales, entre otras cosas. “Cuando el actual gobierno asumió se requería una cosecha para equiparar el gasto público; ahora se necesitan por lo menos tres cosechas”, afirmó. Dijo que “la inflación se debe combatir, no esconderla”, y pidió “eliminar totalmente las retenciones, liberar las exportaciones y abrir nuevos mercados”. Además, señaló: “El derecho a trabajar y ejercer toda industria lícita, a transitar libremente, a comerciar, a publicar las ideas sin censura, a disponer de la propiedad y a asociarse con fines útiles son condiciones no sólo para invertir, sino necesarias para convivir”.

Esas palabras también eran seguidas con interés en la residencia de Olivos por el presidente Néstor Kirchner y por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quienes se comunicaron telefónicamente con Urquiza para perdirle no sólo que no diera el discurso, sino para que directamente se retirara del acto.

Según pudo saber LA NACION, al secretario lo sorprendió la dureza del mensaje de Miguens. "No se mencionó nada positivo. Por pocos que sean los logros, se estaba en una mejor etapa y buscando soluciones", dijo una persona que lo conoce. En Olivos, el mensaje de la Rural fue decodificado en clave electoral y se entendió como una toma de posición política.

No alcanzó con que el dirigente aclarara: "La Sociedad Rural, cuando critica, no hace oposición. Y cuando señala aciertos, no hace oficialismo". Durante el acto, Urquiza atendió varias llamadas del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y del propio Presidente, con los que anteanoche se había reunido para prever una estrategia ante lo que finalmente ocurrió: una fuerte crítica del sector por las medidas que en los últimos años debilitaron la ganadería.

Cuando Miguens terminaba el extenso y elaborado discurso preparado colectivamente por los principales directivos de la Rural, aparecieron los carteles. "Menos vacas, menos leche, menos gas, menos trigo, menos gasoil, más inflación, más Indek, más soberbia, más inseguridad. Déjennos producir en paz", decía uno de esos letreros, que no llevaban firma, pero que eran atribuidos a la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), la agrupación Pampa Sur y un grupo de socios de la Rural alejados de su actual conducción.

Entonces, el celular de Urquiza sonó otra vez. "Tengo que irme, pero no quiero interrumpir. ¿Cómo hago?", le preguntó al vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, que le dio las indicaciones del caso. Se fue solo, sin atender la consulta de LA NACION y por la puerta de atrás. En su escape lo seguirían minutos después los principales funcionarios de la Secretaría de Agricultura que habían poblado el palco oficial, en cuyo frente está pintado el viejo lema de la entidad centenaria: "Cultivar el suelo es servir a la patria " .

Ante la negativa de Urquiza, la 121a Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria fue inaugurada por un Miguens quebrado por la emoción, que ya había tenido que cumplir con ese tradicional rito el año pasado. Entonces, enojado por el paro agropecuario convocado por esos días por otra entidad del sector, Kirchner ordenó que ningún funcionario participara del acto.

Así las cosas, ayer no hubo espacio para anuncios. Los rumores instalados y desmentidos desde despachos oficiales sobre hipotéticos subsidios a la ganadería ya habían generado un clima de desilusión y bronca entre los productores. Pero con la retirada de Urquiza también quedaron en duda medidas que aparentemente estaban tomadas, como la reducción de los aranceles para importar fertilizantes (cuya producción local está afectada por la crisis energética).

También por decisión presidencial, el vicepresidente de la Nación y candidato a gobernador bonaerense por el oficialismo, Daniel Scioli, ya había sido bajado del palco. Sí estuvieron allí el jefe del gobierno porteño, Jorge Telerman, y su sucesor electo, Mauricio Macri; el embajador estadounidense, Earl Wayne; el candidato presidencial de Recrear, Ricardo López Murphy; y los empresarios José Ignacio de Mendiguren, Cristiano Ratazzi y Julio Werthein, entre otras personalidades.

Urquiza, un ex dirigente ruralista partidario del diálogo que venía recomponiendo las relaciones oficiales con el agro, sólo había faltado una vez en los once días que lleva abierta la exposición. Intentó tranquilizar los ánimos con su presencia en los stands y en la pista central y hasta entregó las cucardas a los grandes campeones de las razas bovinas. Pero ese esfuerzo tampoco alcanzó este año.