Una larga fila de autos anticipaba ayer por la mañana lo que ocurría a 6 kilómetros de Junín. Como si se hubiera movilizado una ciudad entera, 56.500 personas recorrieron ayer Expoagro, la exposición que organizan el Grupo Clarín y el diario La Nación. En dos días ya pasaron por aquí 93.000 almas.

La muestra no sólo se convirtió en una vidriera para empresas que le venden al campo y que demuestran en vivo las habilidades de tractores, sembradoras, cosechadoras y la potencia de sus semillas. Ayer se mezclaron entre productores y delegaciones extranjeras que vinieron a hacer negocios, dirigentes del agro, funcionarios y políticos.

Con una contribución de 20% al PBI, exportaciones por más 24.000 millones de dólares y dulces ganancias, el agro es responsable del 23% del empleo. Decididamente, el campo da brillo y por eso hasta parece natural que muchos se lancen a seducirlo.

Pero si los políticos están a la caza de votos, existe un entramado de empresas y bancos que buscan multiplicar negocios. Delante de cada máquina está el cartel de la entidad que la financia, algo inusual un año atrás. Y entre los fierros para la cosecha, las balanzas y las novedades en alambres, potreros y pasturas para la ganadería, se cuelan lanchas, autos para la ciudad y equipos de riego para parques y hasta empresas de medicina prepaga.

En este contexto, Luis Rodríguez Abinzano, presidente de los consignatarios de ganado, se siente casi un llanero solitario al advertir que no todas son rosas y que la ganadería pasa un momento difícil. Sin embargo, negocios son negocios y le puso el ojo a la colza, el cultivo que se está poniendo de moda al amparo de la producción de biodiésel. Precisamente, la posibilidad de reemplazar al gasoil por un combustible de origen vegetal es lo que trajo a Roshney Daya, de Giyanda, la líder del rubro en Sudáfrica: cerró trato con fabricantes locales para producir máquinas especiales. Débora Giorgi, la ministra de Producción bonaerense, llevó a Expoagro a 20 compradores de maquinaria desde Canadá, Rusia y Australia.

Carlos De Tulio, dueño de Ipesa, la fabricante de silos bolsa que es la número uno en el mundo con una producción de 160.000 bolsas anuales, explica que "cada año hay una nueva frontera a explorar". Con tres plantas en el país, Ipesa exporta a Suecia, Australia y China. En el mismo sendero Biagro, de capitales nacionales y experta en productos biológicos para combatir plagas y en inoculantes para soja, alcanzó el más alto nivel en su rubro. Inoculan 6 millones de hectáreas de soja en la Argentina y otro tanto en Brasil. apuntó Enrique Moretti.

Pero en la división de grupos electrógenos de Deutz se notaron caras largas. El año pasado colocaron más de 250 equipos, que se vendieron como pan caliente ante el temor a la crisis energética. "La gente cree que lo peor ya pasó", deslizaron.

Javier González Fraga, actual asesor de Roberto Lavagna y productor ganadero, no comparte ese optimismo. Sin embargo remarca que la agricultura y ganadería argentinas son un referente más allá de nuestras fronteras. ¿Hacia dónde va ahora la producción?, se le preguntó a Ricardo Jara, titular de la Asociación de Cámaras de Tecnología Agropecuaria. "Hay un nuevo escenario con la irrupción de los biocombustibles que cambia el posicionamiento y transforma a la Argentina, como país de inmenso potencial", se entusiasmó. En la misma línea, Jorge Di Nucci, de Ford, apuntó: "En el campo las decisiones no se toman por lo que pasó, sino por lo que está por venir". ¿Será así?