El aumento de 40% que registró en los últimos dos meses el herbicida glifosato importado desde China puso en estado de alerta a los productores locales, que estudian realizar una presentación ante la embajada de ese país para cuestionar semejante ajuste.


El mercado del glifosato moviliza más de 110 M de litros anuales, y el principal productor es Monsanto, que tiene casi el 50% de participación, seguido por Atanor, con un 20%, mientras que el 30% restante se importa desde China.


Los productores agropecuarios enfrentan una paradoja, porque fueron quienes más lucharon para que se dejara ingresar libremente el glifosato desde China y, ahora que tienen más del 20% del mercado, subieron los precios, de u$s2,10/litro en febrero a u$s3,50/litro en abril.


El presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, se mostró “sorprendido por el aumento vertiginoso del glifosato en las últimas semanas”. Miguens recordó que la SRA “tuvo una posición en este tema que consistía en que haya una mayor oferta del producto en el mercado, lo cual aseguraría un menor precio de compra, pero paradójicamente hoy sucede todo lo contrario”.


Miguens se refirió así a un tema que generó polémica cuando el Gobierno argentino desestimó una presentación por dumping contra China presentada por Monsanto en el 2001. Luego de la decisión tomada por el Ejecutivo nacional en febrero, el precio del ácido (producto que al formularse se obtiene el glifosato) proveniente de China subió un 38 por ciento.


Problema coyuntural


China estaría atravesando por una profunda crisis energética, lo que ocasionaría una merma en la producción de fósforo, insumo básico en la elaboración del ácido.


Además, la patente del Roundup, nombre comercial del glifosato de Monsanto, expiró hace algunos años en los EE.UU., por lo que los chinos estarían redireccionando el producto hacia ese país, donde podrían obtener mayores ganancias.


Sobre este punto, el secretario de Agricultura, Miguel Campos, dijo que “la realidad es que el glifosato chino no incrementó su participación. En el último mes bajó porque China empezó a enviar a otros destinos y hoy prácticamente tiene saturada su capacidad instalada de producción y no está generando la misma presión de antes”.


“Creo que hubo un desvío de ventas a otros mercados. Al caer la oferta acá, hubo un aumento de precios y mantenimiento de la demanda, porque hay 14 M de hectáreas de soja y el 99% es transgénico”, señaló Campos.


Pese a la explicación de la coyuntura, los productores están muy preocupados. “Estamos solicitando información a la embajada china, a quienes en su momento apoyamos, para que nos informen los motivos del encarecimiento de este producto tan necesario para el campo”, señaló Miguens.


La sospecha entre los productores es que los fabricantes chinos están apuntando más a mercados como los EE.UU., donde pueden vender a un precio más alto, y dejando en un segundo plano a la Argentina.


Según Carlos Becco, de Monsanto, los empresarios chinos “no están vendiendo con la fluidez necesaria y eso presiona sobre los precios”.


Para Miguel González, presidente de Atanor –el tercer jugador importante del mercado de glifosato en la Argentina–, el principal problema es que “muchos no terminan de comprender que éste es un negocio de largo plazo, que no puede ser enfrentado con mentalidad cortoplacista”.


“Atanor está en este mercado para quedarse, y mantiene una relación comercial de hace décadas con más de 60 firmas de primera línea. Ni tiramos los precios abajo ni hacemos fuertes ajustes en los valores, nos mantenemos a precio de mercado”, describió González.