La opinión de analistas de mercado, acopiadores y productores sobre cuáles pueden ser las variables que afecten este escenario y las alternativas para vender bien la cosecha que comienza.
En esta campaña la cosecha en el Cono Sur puede alcanzar los 100 millones de toneladas. Un año con buenos precios que permitirá hacer buenos negocios a todo el sector agrícola. El contexto global es favorable y optimista. Cuatro años de bajos precios llevaron a reducciones del área sembrada en todo el planeta.
El escenario actual muestra volúmenes de producción inferiores a los que se demandan, derivando en una caída mundial de los stocks de casi todos los productos, sobre todo trigo y maíz. La situación mundial condicionada por estas y otras variables es de relevancia para los productores argentinos de commodities, pero también lo son las particularidades del escenario interno. "En las dos últimas campañas la actitud del productor fue retener el grano y no vender todo a cosecha.
Esto produjo una oferta mucho más fluida durante todo el año evitando la tradicional avalancha de cereal en el momento de la cosecha. Los precios se mantuvieron estables sin caer como otros años, y gran parte del sostenimiento de los valores tuvo que ver con este tema. Hoy se ve una conducta del productor mucho más tranquila pues no tiene las mismas presiones financieras que otros años", señaló Gustavo Grobocopatel, gerente general de Los Grobo, uno de los más importantes productores y acopiadores del país.
El incremento en el costo de los fletes marítimos como consecuencia del crecimiento de China es un factor muy importante para los productores sudamericanos. "Además de demandar alimentos, China también es un voraz comprador de todo tipo de commodites y los fletes marítimos de gran porte han subido el 200% en un año. Un flete de Argentina a Rotterdam para harina de soja que durante los últimos cinco años costaba 14 us$/tn hoy cuesta 40 us$/tn", explica Enrique Erize, vicepresidente de la consultora Novitas SA.
En el corto plazo, la epidemia de influenza aviar que afecta a 10 países de Asia y parece haberse extendido a los EE.UU. tendrá su efecto en los mercados. "Se pronostica una caída importante en la demanda de harinas de soja y maíz como consecuencia de la matanza de aves. El impacto inmediato es la baja de los mercados, pero esta producción es capaz de recomponerse en pocas semanas, y en todo caso el pollo será reemplazo por carne porcina o vacuna que tiene peores conversiones de alimento", explica Erize.
La soja
Los stocks mundiales de la principal oleaginosa alcanzan récords históricos, y la relación stock/consumo mantiene los mismos valores que hace cinco años cuando los precios se encontraban muy por debajo de los actuales.
Gustavo Grobocopatel explica que si bien la relación stock/consumo es equilibrada, cambió la dinámica de la soja. "Existe una tasa de crecimiento muy alta en la oferta y en la demanda de soja. Las dos crecen en paralelo, pero ante cualquier modificación en la producción o en la demanda por parte de la industria, los precios reaccionan rápidamente a la suba o la baja. Además de las variaciones de mercado, el fortalecimiento del euro mejora la cotización en dólares haciendo que los precios se sostengan.
Existe también por otro lado una falta de confiabilidad en el Mercosur como proveedor: no es lo mismo que los granos se originen en EE.UU. o Canadá que en el Mercosur. Todo esto en el corto plazo está contaminado por la acción de los fondos de inversión, que entran y salen constantemente produciendo variaciones muy importantes en las cotizaciones", señala Grobocopatel.
El efecto Argentina
"En el mundo no falta soja, pero Chicago es el mercado de referencia y está en EE.UU. donde sí falta", afirma Erize, quien grafica sobre una línea de tiempo el comportamiento del precio en Chicago.
"La escalada de precios empieza a fines de 2002, con lo que yo llamo el efecto Duhalde más el efecto silo bolsa. El ritmo de ventas en Argentina hasta el 2001 era muy estacional y correspondiente a la cosecha. A partir de la devaluación y el cambio en la situación económica y financiera del productor, comienza a verificarse un ritmo de ventas más espaciado.
Al cambiar el perfil de Argentina y no ser tan agresiva en el mercado, comienza a aumentar la venta de soja en EE.UU. Mientras Argentina retenía soja, en EE.UU. se reducían los stocks y comenzaba la firmeza de las cotizaciones. Este es el efecto Argentina. El segundo salto en la cotización a partir de agosto de 2003 corresponde a la sequía verificada en EE.UU., que nos lleva a la situación actual".
Es probable que la producción conjunta de Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia alcance los 100 millones de toneladas, y que la demanda mundial hasta agosto en que comience la cosecha en EE.UU. coincida con la gran oferta sudamericana.
Sin embargo, también existen dificultades desde el punto de vista estructural. "El problema es que Sudamérica no puede abastecer en tiempo y forma el ritmo de la demanda. Argentina más Brasil no tienen capacidad logística para reemplazar a los EE.UU. como abastecedor del mundo. EE.UU. va camino a una reducción de stocks que será aún mayor de lo que se piensa. El abastecimiento de soja en el mundo está asegurado, pero la presión de la demanda mundial sobre EE.UU. superará la capacidad de carga de Sudamérica", explica Erize.
Para el analista, dependiendo del volumen de la cosecha sudamericana, el mercado estará firme o muy firme al menos hasta agosto de 2004, o hasta que EE.UU. pueda recomponer su situación de stocks.
Eduardo San Agustín - Ingeniero Zootecnista


