TENDENCIAS CLIMÁTICAS
Este comportamiento facilito que el despliegue de la anomalía fría se fuera extendiendo y que en términos oceánicos comience a validarse una tendencia hacia un fenómeno La Niña en esta última parte del año. Sin embargo, es preciso aclarar que por estas fechas los indicadores que monitorean el acople entre el océano y la atmosfera, o sea, entre el enfriamiento y la circulación de aire, no presentan valores fuera de rango, es decir, se mantiene la neutralidad.
En una primera inspección del mapa que promedia las anomalías superficiales del Pacífico Ecuatorial, el enfriamiento se ve modesto pero afianzado, teniendo en cuenta lo que sucedía a finales de agosto. En rigor es una situación que apenas puede ser considerada como la génesis de un fenómeno La Niña y como sabemos la intensidad y la persistencia de este enfriamiento son determinantes a la hora de evaluar el impacto que este episodio puede tener en la actual campaña.
Si bien los pronósticos se inclinan por anticipar una breve salida del estado de neutralidad hacia La Niña en esta última parte del año, entendemos que será difícil que este forzante logre revertir en forma contundente y generalizada el comportamiento pluvial, es decir que lo que resta del año se vuelva deficitario a gran escala.
El mes de octubre es, estadísticamente y a gran escala, un mes de máximos pluviales en gran parte de la región pampeana. En el oeste comienzan a desplegarse lluvias de mayor volumen y en el NOA comienza a notarse la bajada de humedad del flujo de aire amazónico. Es decir al aire húmedo tropical y del atlántico, se le suma la componente amazónica que comienza a definir la temporada de lluvias no solo en el NOA, sino también en el oeste de CB. Estos flujos de humedad seguramente se ven afectados cuando se da un fenómeno La Niña intenso y persistente.
Como venimos analizando, desde el mes de marzo la circulación de aire de escala regional se ha mostrado muy poco perturbada por factores de escala planetaria. Entre los altos niveles de humedad y la alta frecuencia de perturbaciones, ha sido relativamente fácil que se den extendidos máximos pluviales en vastas regiones del país a lo largo del último semestre. Si esto persiste, las zonas complicadas por las inundaciones se verán afectadas durante gran parte de la campaña.
A medida que vamos ganando insolación y las temperaturas se sostienen con pisos cada vez más elevados, los mecanismos de condensación ya se ven atenuados. O sea, hacen falta ondas frontales intensas para que las lluvias mantengan la recurrencia. Esto es lo que cuenta a favor de una normalización del volumen de lluvias o cierta tendencia hacia algún déficit en la zona central del país en la última parte del año. Las mezclas de aire dominantes hasta ahora, con mucha humedad y algo de frío, facilitaban la generación de lluvias aun desde nubes que no alcanzaban gran desarrollo vertical. Es posible que a partir de este mes, veamos otra dinámica en la distribución de las lluvias, con tormentas de menor cobertura y mayor alternancia geográfica. Es muy necesario que se quiebre el patrón de recurrencia que mostraron las lluvias hasta principios de mes.
En principio no hay restricciones para que las lluvias mejoren sobre zonas del oeste de CB, aunque no en lo inmediato. Esto ya se ha visto sobre LP y si bien aún no se logra la continuidad de volumen deseado, el panorama en esta provincia es sustancialmente mejor. De la misma manera, la zona algodonera y SdE y norte de SF pueden consolidar un nivel de lluvia favorable. El NOA, posiblemente deba esperar un poco más hacia la transición al mes de noviembre. De sostenerse la circulación de aire del noreste sin bloqueos de sistemas de alta presión sobre el continente, vamos hacia una primavera con un patrón de lluvias cercano al normal en la mayor parte de las zonas productivas. Es poco probable que en esta última parte del año, volvamos a ver en forma generalizada, corrimientos positivos de la precipitación. Muchas zonas con perfiles bien cargados y napa cercana, tienen un diferencial positivo con el que no contaban en la campaña pasada (atendiendo la obvia excepción de las zonas anegadas).
De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:
El indicador ENSO se mantiene neutral pero con mayor presión respecto de una posible evolución hacia el fenómeno La Niña. Si bien este es un factor de riesgo y su influencia es claramente detectable en las estadísticas pluviales, insistimos en que su duración e intensidad, de validarse, será muy relativa. Entendemos que la situación es menos intensa que la que se veía por estas fechas el año pasado, independientemente del estado de los perfiles de humedad.
La primera parte del mes de octubre tuvo cierta inercia de lo que mostró el mes de septiembre, con recurrencia de lluvias sobre el este, sin tanto despliegue hacia el oeste. Se espera que la situación se modifique en la segunda parte del mes, con un comportamiento de precipitaciones que responderá a otra dinámica, no solo de componente frontal. Se espera mayor despliegue de tormentas convectivas, por calentamiento superficial. Esto favorece una alternancia de los sistemas precipitantes, los cuales suelen ser significativos en la franja mediterránea como mecanismo extra para aumentar los milimetrajes y la continuidad de las lluvias.
Es posible que en áreas del litoral y la Mesopotamia las lluvias encuentren un techo en los valores normales. Es una situación que modificaría el patrón que se ha posicionado dominante hasta el momento. El agua para el cierre de la fina en esta región está garantizada y también habrá recarga para seguir con la siembra de la gruesa. Sin embargo, entre la exigencia atmosférica y el aumento de los consumos, las reservas se verán más exigidas.
El comportamiento térmico es la otra fase importante de este último trimestre. Se espera que lo que se viene mostrando hasta el momento en la transición entre estaciones se consolide y se intensifique. Es decir un régimen térmico con anomalías positivas. Algunos restos de aire frío pueden dejar heladas en el sur de la región pampeana, pero no son enfriamientos que puedan afectar la zona núcleo central. El riesgo de heladas tardías para el núcleo triguero del centro del país es prácticamente nulo. Octubre puede presentar una segunda parte con máximas que llegan con valores elevados a la región pampeana, sin quedar restringidas sobre el noreste del país.


