Durante el Seminario ACSOJA 2025, en la Bolsa de Comercio de Rosario, se desarrolló el panel "El camino de la proteína: soja + carne. Aliados en el crecimiento del valor agregado", con la participación de Lisandro Culasso (Isowean), Raúl Marsó (Las Camelias) y Luis Filippi (La Sibila), bajo la moderación de Ricardo Bergmann (CREA).

Bergmann, videpresidente de ACSOJA, abrió la mesa planteando el objetivo: "El grano de soja es aceite y harina proteica. Argentina exporta prácticamente todo como materia prima y consume localmente apenas un 5% en transformación de carne, mientras que en países como Brasil o Estados Unidos el uso interno alcanza al 40% o 50%. Lo que buscamos en este panel es conocer el perfil actual y el futuro de tres actividades claves que consumen harina: leche, pollo y cerdo".

Producción porcina: crecimiento y oportunidades

Lisandro Culasso, de Isowean, repasó el desarrollo de la producción de carne de cerdo en su empresa y en Argentina. "En nuestro caso, pasamos de 200 madres en 2008 a 13.000 hoy, y estamos construyendo un nuevo criadero para seguir creciendo. Producimos 50.000 toneladas de carne de cerdo y participamos en un frigorífico en Córdoba que nos permitió comenzar a exportar. Tenemos el potencial de llegar a 100.000 madres en 10 años", dijo. La firma tiene sede en Monte Buey, Córdoba.

El empresario subrayó que Argentina tiene ventajas comparativas: "Somos uno de los países con mejor costo de producción animal del mundo, pero tenemos un gran costo en la industria. Nos faltan reglas claras y socios estratégicos que apuesten a invertir.

Culasso destacó que la soja es un insumo estratégico para la expansión del sector porcino: "Hoy Europa produce carne de cerdo con nuestra soja. No tiene lógica. Argentina y Brasil son los mejores lugares del mundo para producir cerdo y debemos aprovechar esa proteína localmente para crecer en valor agregado y en exportaciones".

Avicultura: demanda global y transformación industrial

Por su parte, Raúl Marsó, de Las Camelias, en Colón, entre Ríos, destacó el rol creciente del pollo en la dieta mundial: "La carne aviar ha crecido más que la de cerdo en los últimos años. Hoy faenamos 280.000 pollos por día y hasta un 30% se exportaba antes de la influenza aviar. China, por ejemplo, valora las garras de pollo más que la pechuga, mientras que, en Estados Unidos, a las patas de pollo ni las conocen porque prácticamente consumen solamente la pechuga. Eso nos muestra muchas oportunidades a la avicultura argentina".

Marsó también remarcó la importancia de la transformación del sector: "Hacia 2030 todos los productos van a salir trozados y deshuesados". Para el caso del consumo interno, describió que se está demandando un pollo más pesado "que nos lleva a comprar más soja y maíz". Mientras alertó que esta industria enfrenta en Argentina la falta de créditos para pequeños productores desde 2013 y el problema de la continuidad en las empresas familiares.

El empresario avícola vinculó directamente la soja con la competitividad del pollo argentino: "Hablar de carne de pollo es hablar de soja y maíz. Si logramos aprovechar mejor esos granos en el país, podemos generar más empleo, energía renovable a partir de residuos y un fuerte impacto positivo en las economías regionales".

Lechería: agregado de valor y proyección internacional

En tanto, Luis Filippi, de La Sibila, explicó la transformación de su tambo de un sistema pastoril hacia un sistema intensivo con 11.000 vacas en ordeño y el agregado de valor en la industrialización: "Producimos leche en polvo, fórmulas infantiles y exportamos dulce de leche. El mundo va a necesitar mucha leche y Sudamérica es una de las pocas regiones capaces de abastecer. Brasil está llegando a su techo, Chile ya lo hizo y Paraguay no tiene mayor territorio para crecer. Argentina sí tiene enormes posibilidades de crecimiento", destacó.

Por otra parte, Filippi puso el foco en el impacto social de la lechería: "Nuestra planta en Fortín Alicia (sur de Córdoba), un pueblo de 900 habitantes, genera 120 empleos directos. La lechería tiene un enorme potencial de arraigo y desarrollo local, pero necesitamos políticas a largo plazo para aprovecharlo". Respecto al vínculo con la soja, Filippi señaló que el avance de la lechería intensiva no es posible sin granos forrajeros: "El maíz y la soja son la base de la dieta de nuestras vacas. La proteína de soja nos permite producir más leche y de mejor calidad, y eso se traduce en más exportaciones de lácteos con valor agregado. Argentina tiene todo para ser líder en el mundo, si logramos estabilidad y previsibilidad".

Fuente: ACSOJA