El campo neuquino está acostumbrado a convivir con la dureza del clima. Heladas, nevadas intensas y veranos de pasto escaso forman parte de su historia. Pero la sequía de este año llegó con una fuerza inusual, obligando a repensar cómo sostener la producción y cómo cuidar la vida de quienes dependen de ella. Con esa preocupación como punto de partida, el gobernador Rolando Figueroa anunció la emergencia por sequía en toda la provincia. El dato que marca la magnitud de la medida es contundente: un incremento presupuestario del 457% y la disposición de 4.430 millones de pesos, de los cuales 3.000 millones se destinarán a créditos accesibles para productores.  

 

“Con un decreto no podemos hacer que llueva, pero sí podemos actuar con rapidez y anticiparnos a lo que viene”, dijo Figueroa al explicar la importancia de la planificación.

 

El mensaje no fue solo técnico: estuvo dirigido a las familias rurales, a los crianceros y productores.  

 

El impacto de la sequía  

 

La crisis hídrica tiene múltiples impactos en la vida de quienes producen en Neuquén. La falta de agua afecta de manera directa la disponibilidad de forraje, lo que obliga a los productores a descargar sus campos desprendiéndose de animales improductivos —como vacas vacías, viejas o toros de descarte— para preservar los pastizales y garantizar que el rodeo productivo pueda resistir.  

 

En este contexto, la mortalidad animal se convierte en un riesgo concreto, sobre todo cuando los campos se saturan de hacienda que no encuentra alimento suficiente. Además, se incrementa la competencia por recursos limitados, generando un deterioro ambiental difícil de revertir.  

 

Los productores, grandes y pequeños, atraviesan la misma dificultad: tomar decisiones rápidas y dolorosas para sostener lo poco que queda.

 

Quienes pueden, invierten en suplementación forrajera, pero la mayoría debe administrar con esfuerzo los recursos propios y vender parte de su hacienda para sobrevivir.  La sequía también trae consecuencias indirectas:  Caída en la producción de carne y lana, afectando la rentabilidad y los ingresos familiares. Menor disponibilidad de agua para riego, que compromete la agricultura y las chacras familiares.

 

Pérdida de fertilidad en los suelos y erosión de pastizales, que tardan años en recuperarse. Migración forzada de familias rurales, que deben abandonar el campo por falta de condiciones para subsistir. Aumento del endeudamiento de productores que recurren a créditos caros o a la venta anticipada de hacienda en condiciones desfavorables.

 

Créditos con condiciones inéditas  

 

En medio de una economía nacional con tasas que oscilan entre el 60% y el 100%, Neuquén pondrá a disposición líneas de crédito con tasas fijas del 10% al 20% y meses de gracia. La diferencia no es menor: para muchos pequeños y medianos productores significa la posibilidad de seguir en pie.  

 

El ministro de Economía, Producción e Industria, Guillermo Koenig, lo explicó con claridad: “Queremos ser un gobierno que llegue antes, con previsión. 

 

La ayuda sale del presupuesto provincial, del dinero de todos los neuquinos”.  Las líneas de financiamiento alcanzarán a productores pequeños, medianos y grandes, tengan o no título de propiedad sobre la tierra.

 

El esquema incluye inclusión financiera, eficiencia en riego, transporte para trashumantes, prefinanciamiento comercial y asistencia específica para la ganadería.  Agua, trashumancia e identidad cultural  El plan también tiene un costado estratégico: gestionar mejor el agua en tiempos de escasez. Habrá perforaciones, contratación de camiones y apoyo técnico para optimizar el riego.  

 

“Si usamos esta crisis para administrar el agua de otra manera, el beneficio no será solo para este año, sino para los próximos”, destacó Figueroa.  

 

Asimismo, el gobernador hizo hincapié en que las Huellas de Arreo llegaron como una política de Estado, asegurando la continuidad para respaldar la trashumancia y preservar la identidad cultural ligada a la producción.  

 

Una medida histórica  La emergencia regirá por 18 meses en todo el territorio, con opción de prórroga.

 

Durante ese tiempo, se combinarán acciones técnicas, financieras y sociales: alivio de la carga animal para evitar el deterioro de los campos, beneficios tributarios y apoyo directo a los sistemas productivos.  “No hacemos lo que queremos, hacemos lo que podemos. Venimos de una provincia endeudada, y por eso debemos poner cada peso donde debe estar”, resumió Figueroa.  

 

Fuente: Rio Negro