“El cultivo de palta es relativamente nuevo en Argentina. Aunque llevo más de 40 años trabajando en esto, recién en los últimos años ha despertado un verdadero interés nacional”, comentó Palacios a Portal Fruticola.

Actualmente, estima que el país cuenta con unas 3 mil hectáreas cultivadas, pero advierte que el crecimiento es lento y desigual.

Un mercado dominado por la variedad Hass

Según el agricultor, la variedad Hass es, sin dudas, la reina del mercado. “Desde su descubrimiento en California en 1942, esta variedad desplazó a todas las demás por su calidad y adaptabilidad”, señaló.

Sin embargo, en Argentina, gran parte de la producción se destina al mercado interno, donde la fruta fresca alcanza precios muy superiores a los del mercado internacional.

“El país no se autoabastece de palta. Se importa especialmente de Chile, Perú, Brasil y en menor medida de Colombia y Ecuador. Eso hace que el productor local prefiera vender su fruta fresca, en vez de industrializarla”, explicó Palacios.

Industrialización 

Consultado sobre los desafíos del sector, indicó que uno de ellos es la baja industrialización. “En años donde la fruta no tiene buen precio, la industria debería absorber esa producción y transformarla en aceite o pasta. Pero hoy en día eso casi no ocurre. Este año, por ejemplo, la industrialización fue cero”, indicó.

Añadió que otro de los problemas del sector está relacionado con la falta de respaldo institucional.

“Argentina permite la entrada de palta importada incluso durante nuestra cosecha. Otros países cuidan a sus productores, acá no pasa eso. Eso genera incertidumbre e impide que más productores se animen a invertir”, manifestó.

Proyección de la palta argentina

A juicio del productor pese a todo, el cultivo de palta crece en Argentina. En ese sentido, señaló que el consumo per cápita ha ido cambiando, ya que hace dos décadas era de apenas 140 gramos y hoy ronda 350 y 400 gramos.

“Después de la pandemia, la gente empezó a conocer los beneficios nutricionales de la palta. Hoy se consigue en casi cualquier verdulería del país”, destacó Palacios.

No obstante, agregó que aún persisten limitaciones estructurales. “Argentina no tiene suelos ideales para la palta. Hay muy pocas zonas aptas, lo que también retrasa el crecimiento del cultivo”.

Consultado sobre el futuro de la industria, Palacios se muestra cauto y dijo: “La proyección es incierta. Hay interés y potencial, pero también mucha incertidumbre política y económica. Si no se protege al productor local y no se invierte en industrialización, el crecimiento será más lento de lo que podría ser”.

Concluyó diciendo que no pierde el optimismo. “Es un cultivo rentable. Con solo cinco hectáreas bien manejadas, ya se puede tener una unidad económica. Si se crean las condiciones adecuadas, la palta puede convertirse en una gran oportunidad para Argentina”.

Por Macarena Bravo

Fuente: Portal Fruticola