
Según el relevamiento del IPC de la Fundación Libertad y Progreso, la inflación de junio fue del 2,0% mensual, lo que representa una aceleración de medio punto porcentual respecto al dato oficial de mayo (1,5%). A pesar del leve repunte, la inflación acumulada del primer semestre se ubica en 15,5%, y la variación interanual cae al 39,9%, el registro más bajo desde febrero de 2021.
El alza de junio se concentró especialmente en la primera semana del mes, reflejando el impacto de la suba del tipo de cambio en mayo (+10%), así como aumentos de precios regulados y en cuotas escolares. Las semanas posteriores mostraron una inflación más contenida, aunque todavía por encima de los niveles atípicamente bajos de la segunda y tercera semana de mayo.
Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación, anticipa una posible moderación en julio: “Estamos esperando una inflación del 2% o un poco menos. Dado el bajo ritmo de depreciación del peso, estimamos que julio se ubique levemente por debajo de junio, con un nivel cercano al 1,7%. Esto sería inusual, ya que estacionalmente julio suele ser más alto”.
Por su parte, Eugenio Marí, Economista Jefe de la entidad, aclaró que “ningún proceso de desinflación es lineal” y consideró natural que algunos meses presenten leves subas. “Venimos de la unificación cambiaria y aún hay precios relativos buscando equilibrio. Lo importante es que los fundamentos monetarios y fiscales permiten proyectar una inflación de un dígito para 2026”.
A pesar de la suba puntual de junio, los analistas coinciden en que el proceso de desinflación se mantiene, con variaciones moderadas respecto al pasado reciente y expectativas positivas hacia el mediano plazo.