La campaña de cultivos invernales 2025/26 en Córdoba avanza con ritmos desiguales. El trigo muestra una notable expansión territorial, con avances significativos en la siembra y una reconfiguración del mapa productivo provincial. En cambio, el garbanzo profundiza su retroceso, arrastrado por condiciones de mercado desfavorables que desincentivan su implantación. Así lo revela el Informe Agronómico N° 783 elaborado por la Bolsa de Cereales de Córdoba, tras un relevamiento realizado entre el 9 y el 16 de junio.

Trigo: crece la superficie y se reconfigura el mapa provincial

Hacia mediados de junio, el trigo presentaba un avance sólido en la provincia, con una siembra activa y en buena implantación. Restaban principalmente variedades de ciclo corto, lotes bajo riego y algunos sectores que esperaban la finalización de la cosecha de maní o estaban reservados para cultivos de cobertura.

Un dato relevante es que alrededor del 9% de la superficie triguera ya implantada tendría como destino la cobertura, aunque este porcentaje podría aumentar en los próximos meses según cómo evolucione el cultivo, las reservas hídricas y las decisiones de manejo hacia agosto o septiembre. En muchos casos, si los trigos no muestran buen potencial de rinde, podrían redestinarse a cultivos de servicio mediante secado químico.

Desde la primera estimación, la intención de siembra mostró una tendencia descendente. Sin embargo, y pese a los ajustes, se espera alcanzar la mayor superficie sembrada de trigo en Córdoba desde que existen registros en la BCCBA. Esto se ve favorecido por las condiciones de humedad y por el anuncio oficial de que los derechos de exportación al trigo continuarán en baja hasta marzo de 2026.

Además, se observa un cambio en la distribución territorial del cultivo. Departamentos como San Justo y Unión siguen liderando en participación, pero la gran novedad es el crecimiento de Río Cuarto, que se posiciona en el tercer lugar por primera vez desde la campaña 2007/08. Este ascenso refleja una estrategia de diversificación de los productores y el aprovechamiento de mejores condiciones de suelo y clima.

Garbanzo: desplome en la intención de siembra

En marcado contraste con el trigo, el garbanzo muestra una tendencia claramente negativa. Hacia mediados de junio, la siembra estaba prácticamente finalizada, pero la superficie estimada se ubica un 44 % por debajo del promedio histórico provincial. La baja rentabilidad esperada y los precios poco competitivos continúan siendo las principales causas del desaliento.

El departamento de Tulumba refleja con claridad esta crisis: se sembraron apenas 1.050 hectáreas, un 77 % menos que su promedio histórico. En cambio, Totoral y Río Primero lideran la campaña con 6.350 y 6.300 ha respectivamente, aunque estas cifras están lejos de compensar la caída general.

Estado general de los cultivos: buen arranque, con reservas

Tanto el trigo como el garbanzo muestran, por el momento, un buen estado sanitario y de desarrollo. En el trigo, la mayoría de los lotes se encuentran en germinación o con hasta tres hojas expandidas, una fase sensible al frío. En el garbanzo, el 37 % de los lotes ya tiene su primera hoja desplegada, y el estado general fue calificado como bueno a excelente.

No obstante, las deficiencias de humedad al momento de la siembra explican los pocos casos con condiciones regulares o malas. Esto plantea incertidumbre hacia adelante si no se producen nuevas lluvias.

 Clima: lluvias desparejas y reservas justas

Durante mayo, se registraron precipitaciones superiores al promedio histórico en el sur y este de Córdoba, áreas clave para el trigo. En contraste, el norte —zona núcleo del garbanzo— presentó valores por debajo de lo normal, lo que podría afectar el desarrollo del cultivo.

Según datos del Servicio Meteorológico Nacional, aunque el nivel de agua útil en la capa arable del suelo es escaso, aún se mantiene una buena disponibilidad hídrica en el perfil, lo cual da cierto margen para encarar las próximas etapas del ciclo con expectativas moderadas.

La campaña invernal cordobesa presenta dos caras: una positiva, con un trigo en expansión que podría alcanzar cifras récord; y otra preocupante, con un garbanzo que sigue perdiendo protagonismo en el mapa agrícola. El clima ha sido un factor determinante hasta ahora, y lo seguirá siendo en un escenario donde las decisiones técnicas y económicas de los productores serán clave para definir el resultado final.