FIN DE LA OLA DE CALOR

Luego de un periodo sin precipitaciones mucho más allá de lo deseable, el patrón de circulación comenzó a cambiar y el primer beneficio de este cambio fue el cese de la ola de calor. La misma comenzó a gestarse en la última parte de enero, pero alcanzo su apogeo y fue muy persistente durante los primeros ocho días de febrero. No se han registrado records de temperaturas máxima, salvando en el noroeste de la Patagonia, sin embargo la extensión de este periodo tan cálido ha sido realmente nocivo.

Las últimas lluvias de importancia para la zona núcleo se dieron en la transición entre quincenas del mes pasado. Luego la oferta de agua fue casi nula en gran parte del país, salvo eventos puntuales fuera del contexto meteorológico dominante. Vemos en el mapa el panorama que dejaron los registros pluviales hasta que comenzó a romperse el bloqueo durante el primer fin de semana de febrero. Aparecen lluvias en el NOA, en el norte de Misiones y algunas tormentas de escala reducida en la región pampeana, pero dentro de este periodo de casi veinte días, el retiro de las lluvias fue casi completo en la zona donde se concentra la mayor parte de los cultivos principales. La primera parte de este periodo seco, fue soportada con el acopio de las reservas de las últimas lluvias de mediados de enero y gracias a que las temperaturas aun no manifestaron su agresividad hasta los últimos cinco o seis días de enero según la zona. Desde entonces, el aire comenzó a circular en un circuito cerrado, sin ingreso de humedad y con dominio de alta presión. Con cielos despejados y con aire en recirculación, la ola de calor se fue gestando y las temperaturas en la transición hacia el mes de febrero, se instalaron en valores perjudiciales, una exigencia atmosférica que ya no encontró compensación en las reservas. De esta manera los cultivos comenzaron a sufrir estrés y posiblemente esto termine notándose en los rendimientos dado que fue casi una semana de acecho térmico ininterrumpido, con temperaturas mínimas muy por encima de los valores normales.

El cambio comenzó a llegar hacia el lunes cinco, con recurrencia de precipitaciones en LP y BA, sobre todo en la franja sur, pero aun sin asistencia para la franja central donde aún la ola de calor quedaría instalada hasta el viernes nueve. A partir de entonces, se observó un avance más productivo de un frente, con cambio de masa de aire y una mejora más generalizada en el patrón de lluvias. La misma no necesariamente fue igual de beneficiosa para todos los sectores, pero se logró interrumpir la escasez pluvial dominante y la campaña pudo relanzarse desde una situación un poco más aliviada. El escenario de producción aún no se define.

En este mapa se representan las lluvias desde el lunes hasta las 9hs de hoy. Claramente el litoral no recibió un auxilio tan importante, pero CB, LP, el oeste y el sur de BA, han sumado muy bien, en algunos casos tanto como las lluvias mensuales correspondientes a todo febrero.

Aparece una diferencia positiva que es una mejor distribución geográfica, los máximos tendieron a moverse más hacia el sur y hacia el oeste, dejaron de concentrarse en el litoral como en otros momentos de la campaña. Un zona donde lamentablemente el patrón pluvial sigue siendo malo es el centro noreste bonaerense, en el centro de la cuenca del Salado bonaerense, donde los acumulados apenas alcanzaron los cuarenta milímetros.

El cambio de circulación llego, con un marcado cambio ambiental. Este cambio vino acompañado también por el dominio de aire más seco, con estabilidad y sin continuidad de precipitaciones. Se espera que recién hacia la última semana del mes se regenere una situación con capacidad de producir nuevos eventos pluviales.

La mejora pluvial puso freno al deterioro que generó la ola de calor, pero es necesario que el tránsito hacia marzo muestre nuevas lluvias, sino volveremos a tener que considerar otros recortes en los niveles de rendimiento.