Pero hay que señalar que todavía falta bastante para su definición en volumen (zonas con sequías) y económica (precios internacionales en baja). Se estiman montos y se ponen fechas (abril-mayo), relacionadas seguramente con las necesidades económicas del país y no con las posibles estrategias de los dueños de la mercadería (los productores). Mencionaremos algunos puntos básicos y algunos síntomas por los cuales entendemos que estos pensamientos pueden no estar alineados con lo que termine pasando.

El ida y vuelta de un posible aumento de retenciones, que se refleja y descuenta en el precio spot en forma instantánea (por más que no estén vigentes), hace que el productor no decida la venta esperando que se aclare el panorama y que los precios de liquidación de la mercadería en pesos “ajusten” día a día con las nuevas noticias.

Tipo de Cambio: el aumento de la brecha cambiaria, y las especulaciones sobre una nueva devaluación, fomentan la retención por parte del productor vendiendo solo lo necesario para cubrir sus obligaciones.

Alternativas de inversión o colocación: si superando los dos puntos anteriores el productor decidiera vender más de sus necesidades puntuales, no existe actualmente una colocación que le brinde tasas positivas en pesos con respecto a la inflación, lo cual tampoco incentiva a la venta. Entendiendo además que sus alternativas clásicas (insumos, maquinaria, camionetas, etc.) tuvieron una evolución de precios poco razonable luego de la última devaluación.

Endeudamiento: es importante entender que el endeudamiento para realizar la presente campaña se ha hecho en pesos y dólares. El incentivo para vender y cancelar las mismas son diametralmente diferentes, lo que define también el momento de venta.

Rumbo de la economía: mientras no exista un panorama claro del rumbo de la misma y su posible éxito o fracaso, el productor retendrá mercadería excedente porque es la manera que mejor y más fácil entiende de proteger su patrimonio, vendiendo solamente cuando es necesario.

Próxima campaña: si hubiera una clara perspectiva de cómo se visualiza el negocio la campaña que viene, sin dudas eso haría que el productor tomara ya decisiones al respecto, lo que haría aumentar sus ventas. Los precios internacionales en baja, la sequía en distintas zonas que compromete cultivos actuales, el posible aumento de retenciones, el precio de insumos todavía acomodándose, y la marcha de la economía, lo hacen dudar, y la duda retrasa ventas.

La muestra palmaria de lo que mencionamos es que las ventas o fijaciones de maíz y soja previas a la cosecha (forward) son muy bajas. Además, en aquellos cultivos cosechados, como el trigo, hay muy poca venta o fijación de precios y mucha mercadería entregada a fijar.

Es por ello que creer que en abril-mayo vendrán los dólares del campo en cantidad por la buena cosecha, nos parece al menos un poco optimista, para ser educados. Además, para que esto suceda, se requieren incentivos internos y externos, donde los internos son básicamente señales y reglas de juego claras del gobierno. Quizás es prematuro realizar esta demanda ante el escaso tiempo de gobierno de las nuevas autoridades pero queremos resaltar que todo esto impacta sobre las decisiones a tomar a nivel de las empresas.