Este reporte estudia la evolución del cultivo de arroz en la Argentina en las campañas 2019/19 a la 2022/23 que se está sembrando actualmente. En este período el sector en su conjunto no muestra ningún crecimiento por falta de rentabilidad en los productores de menor escala y una industria que no crece en capacidad operativa. Dada que el arroz es dirigido básicamente al mercado internacional la suba de los precios desde el 2021 ha mejorado los ingresos de las exportadoras. En el 2022 la sequía, los incendios y la suba de los costos productivos afecto el volumen cosechado. Se proyecta hacia el 2023 una recuperación de lo cosechado.

La producción de arroz fue creciendo entre los años 2019 a 2021 impulsada por una mejora de los precios a nivel internacional de los arroces en general. En el año 2022 la producción fue un 16% menor que el 2021. Esta merma se debe a una sequía prolongada y la baja de los espejos y vías de agua que trajo dificultades para el riego. A esto hay que sumarle las altas temperaturas y los incendios en la Provincia de Corrientes. Un tema que atraviesa al sector primario es el incremento de costos y un atraso en el precio que recibió el productor en el 2021 que deja fuera del negocio a varios productores que no logran rentabilidad y no tienen asistencia financiera adecuada a sus necesidades. Para la actual campaña la superficie sembrada es similar a la campaña pasada

En cuanto a la producción industrial, dada la capacidad reportada por la Bolsa de Cereales de Rosario, el techo a moler está en el orden del 1,1 millón de toneladas y en el período bajo estudiado y se estuvo cerca de esta capacidad en la campaña 2021 y algo similar estimamos para el año próximo.

El consumo aparente interno del arroz blanquedo y semi blanquedado se mantiene el orden de unos 20 kilos por habitante por año y no tiene signos de subas más allá del crecimiento vegetativo de la producción. Una de las salidas es la industria de productos basados en arroz que sean aptos para celíacos y dietas saludables que no incluyan harinas de trigo. Estos productos (galletitas, snacks, etc.) están siendo bien aceptados por los consumidores.

El mercado internacional está bien demandado y la oferta algo restringida lo que se expresa en los precios obtenidos en las exportaciones. Dado que la producción nacional está francamente dirigida a este mercado las exportadoras vendieron todo lo posible bajo dos condiciones favorables. Por un lado, el marco de los precios 2021 y 2022 fue altos respecto de años anteriores. Por otro lado, desde junio 2021 las ventas externas no están afectadas por el impuesto a las exportaciones (retenciones).

Los precios del arroz con cáscara tuvieron un año 2021 de muy bajo crecimiento y esto afectó a los productores primarios. En el 2022 se divisa una recuperación en todos los meses y productores aseguran que todavía no son compensatorio frente a subas en los costos como la energía y los fertilizantes.

En el mercado interno el precio del arroz blanco seguía el ritmo de otros alimentos. En lo que va del 2022 el arroz pierde ritmo y cae muy por debajo de otros segmentos de indicadores de precios de alimentos.

El clima del negocio no es el más aceptable dado que el contexto de los costos en de un incremento constante y los ingresos por el arroz no llega a compensar la inversión. Este escenario no es nuevo y año tras año hay varios productores de baja escala que dejan el sector.

En el mundo de la industria la dirección del mercado internacional le es muy favorable en cuanto a los precios obtenidos por las ventas. Un punto favorable fue la eliminación del impuesto a las exportaciones desde junio del 2021. El clima es de cautela y esto se observa en el bajo nivel de inversiones.

Con respecto a las perspectivas, este sector en el corto y mediano plazo no presenta cambios ni tendencias para destacar y se puede inferir que se mantendrá en un nivel de actividad similar a los últimos años. En este contexto no habrá crecimiento ni en el sector primario ni el industrial. En horizontes más lejanos hay que pensar en la evolución del mercado internacional dentro del alcance de las variedades que se cultivan en Argentina. Si esto amerita un crecimiento el sector tendrá que invertir en tecnologías de producción y procesos industriales y en capacidad de procesado.

En un plazo de mayor alcance no puede pensarse en mantener este statu quo porque no permite un horizonte de crecimiento. El sector necesita políticas propias que incluyan atención urgente de los costos, financiación acorde a la actividad e inversiones en tecnologías tanto en el campo como en la industria. El potencial para crecer es alto y debe considerarse que la participación en los mercados es bastante acotada por el tipo de arroz que se produce.

La superficie sembrada con arroz supera las 200 mil hectáreas en la actual campaña 2022/23. Los costos internos en constante alta, las sequías y un estancamiento de los precios locales del arroz con cáscara son las razones para que el cultivo no exprese mayores superficies. Por otro lado, hay una salida de productores de baja escala que también afecta la superficie lograda. Según la información disponible en el Minagri la superficie finalmente a lograr es de 204.270 hectáreas. A fines de octubre se llevan sembradas el 75% de esta superficie.

En la provincia de Entre Ríos los avances de la superficie sojera surgen de arrozales a tal punto que cooperativas que originalmente eran arroceras (incluso en su nombre) hoy tienen a la soja como principal actividad y han ido abandonando el cultivo del arroz. La provincia de Corrientes ha perdido relatividad en las últimas campañas debido a la sequía y la baja del río Paraná dado su sistema de riego basado en aguas superficiales (represas, arroyos, etc.).

En la campaña actual 2022/23 la superficie estimada de arroz largo ancho es de 18 mil hectáreas lo que da una relatividad respecto de los arrozales totales de 8,8%. Entre Ríos y Corrientes lideran este cultivo con 8.200 hectáreas cada provincia. El arroz largo ancho ha recuperado algo de superficie respecto de campañas anteriores

Como ya se comentó, la campaña 2021/22 tuvo significativos problemas en su desarrollo y el volumen final cosechado estuvo un 16% por debajo del año anterior. Para la campaña 2022/23 los rendimientos se recuperarían bajo condiciones climáticas más favorables y estimamos un volumen de cosecha del orden de 1,35 millones de toneladas.

Los embarques de arroz blanqueado y semi blanqueado son en volumen la mayor parte del negocio. Se estima que en el 2022 se pueden alcanzar unas 270 mil toneladas a embarcar y que sería el más bajo de los últimos años y esto se debe a una menor cosecha.