Los futuros del trigo se desplomaron el miércoles después de que Rusia comunicó que reanudaría su participación en un acuerdo para liberar las vitales exportaciones de cereales desde una Ucrania devastada por la guerra, tras suspenderlo el fin de semana, lo que había amenazado con exacerbar el hambre en todo el mundo.

Moscú anunció el repentino cambio de rumbo después de que Turquía y las Naciones Unidas contribuyeron a mantener el flujo de grano ucraniano durante varios días, sin que Rusia participara en las inspecciones.

El Ministerio de Defensa ruso dijo que había recibido garantías por escrito de Kiev según las que Ucrania no utilizará el corredor de cereales del mar Negro para realizar operaciones militares contra Rusia.

Kiev no comentó inmediatamente este asunto, pero ha negado en el pasado haber utilizado el corredor marítimo acordado como cobertura para ataques.

El acuerdo sobre los cereales, que se alcanzó hace tres meses, tiene por objetivo ayudar a evitar la hambruna en los países más pobres introduciendo más trigo, aceite de girasol y fertilizantes en los mercados globales, así como aliviar el drástico aumento de los precios.

La posibilidad de que se acabara esta semana había reflotado el temor a una hambruna en el mundo e hizo subir los precios de los alimentos.

El maíz siguió al trigo a la baja por las noticias del mar Negro, así como por las preocupaciones sobre la débil demanda de exportación de suministros estadounidenses.
Pero los futuros de soja subieron, impulsados por la fortaleza en los mercados globales de aceite vegetal.

El trigo de diciembre en la Bolsa de Comercio de Chicago bajó 58 centavos a 8.4375 dólares por bushel, después de caer hasta 8.3775 dólares, cerca de su límite diario de 65 centavos.

El trigo también cayó en Europa, donde el contrato de referencia de diciembre bajó un 4.75% a 340.75 euros la tonelada.

El maíz de diciembre en Chicago bajó 10 centavos a 6.8750 dólares por bushel mientras que la soja de enero subió 4.75 centavos a 14,5250 dólares el bushel.

El trigo marcó el tono más débil después de la repentina reversión de Rusia. Moscú dijo que renovaría su participación en el acuerdo negociado por la ONU cuatro días después de haberlo suspendido diciendo que no podía garantizar la seguridad de los barcos civiles que cruzan el mar Negro debido a un ataque con aviones no tripulados.