Durante todo el año comercial 2021, la industria aceitera argentina procesó soja con márgenes de molienda negativos. Es decir, a pérdida.

En concreto las pérdidas totales llegaron a 608 millones de dólares. Por distintos factores de índole local e internacional la industria se vio en la necesidad de sobrepagar el precio de la soja en el mercado disponible, para poder hacerse del producto físico necesario y cumplir sus compromisos internacionales.

Si medimos las pérdidas de la Industria Aceitera por haber procesado la soja con márgenes de molienda negativos, en términos de su equivalente en retenciones, equivale al 5%. Es decir que los productores tuvieron una retención real del 26% en lugar del 31%, por haber vendido su soja a la industria a un precio más caro que la paridad de compra de la industria.

Durante todo el 2021 las condiciones del mercado internacional de soja, harinas y aceites de soja, fueron muy inestables, con mercados con tendencia inicial de serruchos alcistas durante el primer semestre, con fuertes bajas en el precio del aceite y la harina de soja a partir de Julio y una recuperación alcista inesperada a partir del mes de noviembre del 2021.

En el plano local, a partir del mes de junio, los productores redujeron muy fuerte la oferta de soja disponible. A raíz de ello, la industria aceitera se vio en la obligación de mejorar los precios de compra de soja por arriba de los precios de la paridad teórica de pago.

PÉRDIDAS INÉDITAS

La consecuencia directa impactó en los márgenes de molienda de la industria con un resultado negativo durante todo el año, hecho inusual en toda la historia de la industria aceitera.

¿Por qué trabajó a perdida la industria aceitera argentina? Ser el primer exportador mundial de aceite de soja y de harina de soja implica tener la responsabilidad de continuar abasteciendo a la demanda mundial, a sus compradores en los principales países consumidores e importadores del mundo. Brasil y Estados Unidos están muy lejos de poder reemplazar a la Argentina como proveedores de aceite y harina de soja, en el caso que nuestro país tuviera problemas significativos en la producción de soja.

Los importadores de aceites y harinas deben abastecer su demanda interna: aceite para satisfacer las necesidades de alimentación de su población, como es el caso de la India –principal importador de aceite de la Argentina–, o harina de soja como ración para convertir en proteínas animales, como es el caso de la Unión Europea, el principal importador de harina de soja de la Argentina.

Para ser concretos y considerando que estamos en el mercado real, por el hecho de tener márgenes negativos la industria no puede dejar de abastecer a nuestros clientes, pues de ello depende el consumo de aceites para su población y el consumo de harinas para la producción de proteínas animales.

Se trata de un tema de seguridad alimentaria, por eso la responsabilidad que tienen los principales exportadores de alimentos del mundo. Mucho más si consideramos que la Argentina no puede ser reemplazada por la oferta de dichos productos por parte de Estados Unidos y Brasil, con un mercado interno mucho más grande y limitantes económicas, logísticas y operativas de la exportación tanto de aceite como de harina de soja.

¿A cuánto equivalen los márgenes de molienda negativos y el aporte indirecto que hizo la industria al sobre pagar el precio de la soja disponible? En el segundo semestre, julio-diciembre de 2021, se observa que las retenciones equivalentes se ubicaron en un rango del 24% al 29%.

Si incluimos el análisis de lo ocurrido en el primer semestre, las retenciones equivalentes, considerando el período anual, se ubican en el 26% en lugar del 31% que rigen actualmente. Se trata, en la realidad, de una baja de cinco puntos en las retenciones y en términos económicos hubo una transferencia de la industria a los productores de 608 millones de dólares, que fueron las pérdidas que tuvo la industria al tener que pagar un mayor precio por la soja que procesó.

Fuente: El Colono de Rafaela