TENDENCIAS CLIMÁTICAS

Indicadores de Escala Global

El patrón de precipitaciones de noviembre de vastos sectores del sudeste de Sudamérica, no fue influenciado por la presencia del fenómeno La Niña, al menos las anomalías pluviales no evidencian este impacto. La comparación de noviembre respecto de octubre en este sentido es muy clara. El enfriamiento del Pacífico no ha desaparecido, sin embargo su influencia sobre la circulación atmosférica no ha sido importante y la escala regional logró superponerse con un efecto positivo compensatorio, con buena frecuencia de sistemas frontales, alta disponibilidad de humedad a gran escala y sin bloqueos, salvando zonas del este.


Si bien sobre la línea ecuatorial durante noviembre la temperatura superficial del mar arroja promedios que quedan por debajo de los valores normales, el enfriamiento no es consistente con un evento fuerte, esto sumado a que sobre el Atlántico, las aguas comienzan a caldearse y sostener desvíos positivos puede confluir en un escenario menos comprometido para la transición interanual, aun cuando se den períodos secos sobre el centro norte del país como se está perfilando en este comienzo de diciembre.

De todas maneras y aun cuando se perfilen condiciones regionales compensatorias, el fenómeno La Niña se mantendrá presente por el resto de la campaña. Es decir estamos transitando la segunda campaña bajo la presencia de este forzante climático negativo.

A medida que nos adentramos en el semestre cálido, la dinámica de los flujos de humedad ya no diferencian las áreas agrícolas del este y el oeste. Con el aporte de humedad amazónico, en general la disponibilidad de vapor de agua en las capas bajas de la atmósfera aumenta significativamente. Por otra parte cuando el anticiclón del Atlántico, principal transportador de aire húmedo hacia la región pampeana, pisa el continente, el oeste se ve beneficiado, al tiempo que sobre el este, se imponen condiciones de mayor estabilidad. Esto ha sido muy marcado sobre el este bonaerense y también ha tenido su impacto, como mencionamos, en áreas de la Mesopotamia y Uruguay. Sin embargo, hilando fino el este bonaerense ha sido la zona más perjudicada, posiblemente porque el sistema de alta presión del Atlántico, en promedio, se ha mantenido al sur de su posición habitual, forzando la estabilidad sobre los partidos costeros e sus vecinos interiores. Por momentos esto también se dio sobre gran parte del este entrerriano y Uruguay, zonas que lograron desacoplarse de estas condiciones a finales de mes, mejorando así sus totales mensuales.

Este comienzo de diciembre es muy distinto al final de Noviembre. Lo que estamos observando con la concentración de las lluvias sobre el sudoeste de la región pampeana es un bloqueo. El mismo vuelve estacionarios los sistemas frontales y si hay disponibilidad de humedad, las precipitaciones ganan volumen sobre un área relativamente conspicua, al tiempo que surge una fuerte descompensación en la oferta de agua al norte de la posición de anclaje.

Este tipo de dinámica suele observarse independientemente de la presencia del fenómeno La Niña, el problema de esta coyuntura es que lejos de mitigar el efecto negativo esperable del forzante de escala planetaria, lo exacerba. Es decir, es la antítesis de lo ocurrido en el mes de noviembre. Al presente lo único importante para seguir en los pronósticos será el rompimiento del bloqueo. Una vez que esto suceda, podemos perfectamente volver a una condición pluvial como la de noviembre, esto es, lluvias generosas y de gran escala. El cierre del año parece complicado, la respuesta estarán en la última parte del mes.

De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:

1. El fenómeno La Niña seguirá presente hasta el mes de marzo, su intensidad se mantendrá débil, pero se mantiene como condicionante negativo a gran escala y en periodos extendidos.

2. El consenso de los pronósticos climáticos para el trimestre diciembre febrero, no es alentador a gran escala. El mes de diciembre arranca muy condicionado por un bloqueo, lo cual promoverá secamientos que se vuelven complicados de recuperar. Esta son las situaciones más perjudiciales en términos de dinámica atmosférica durante el verano. Estimamos que la transición interanual será más favorable.

3. Como venimos analizando, es una campaña con mucha volatilidad intermensual en las precipitaciones. Esta variabilidad se desprende de la interacción de la escala regional con el fenómeno La Niña. En septiembre predominaron las zonas con lluvias normales o sobradas. En octubre, faltaron las lluvias (salvando CB). en noviembre las lluvias fueron normales o sobradas, exceptuando áreas del este. Diciembre arranca con más chance de replicar Octubre que a Noviembre. Esta alternancia intermensual no se convierte en ningún predictor para el resto de la campaña, pero advierte de las potenciales dificultades que pueden atravesar los cultivos si los períodos lluviosos no aparecen con oportunismo. Como decíamos, la primera prueba estará en los últimos diez días de diciembre.

4. El régimen térmico se ha mostrado moderado, pero con algunos períodos que aunque cortos, han provocado fuertes desvíos positivos. Esto puede verse replicado en el verano.