CÓRDOBA.- La cosecha 2018/2019 dejaría US$33.798 millones, una cifra que implica una mejora del 19% (US$5409 millones) respecto de la anterior, afectada por la peor sequía del país en 50 años.

Las exportaciones de granos y de sus principales derivados industriales (harinas, aceites, biocombustibles) se aproximarían a los US$28.172 millones (US$4644 millones más en comparación con el año anterior) y las retenciones aportarían al fisco argentino unos US$5654 millones (US$1730 millones más que en la temporada previa).

Un trabajo del economista Juan Manuel Garzón, de la Fundación Mediterránea-Ieral, estima que, a rindes medios normales, la producción de los cinco principales cultivos estivales (soja, sorgo, maíz, girasol y maní) sumaría 101,3 millones de toneladas, lo que implica un 31% más que en el ciclo previo.

Igualmente, el estudio advierte que si las lluvias continuasen siendo muy superiores a las normales, como pasó en enero, se ampliaría la superficie anegada y/o con excesos de humedad, y el producido final será "probablemente menor".

La Secretaría de Agroindustria, a cargo de Luis Miguel Etchevehere, calcula una mayor área sembrada con maíz y soja respecto de la de la campaña pasada, a pesar del exceso de lluvias. En su último informe (de enero pasado), la dependencia oficial estimó 9,35 millones de hectáreas de maíz (+2,3%) y 17,5 millones de hectáreas de soja (+1,7%); en maíz le suma el área destinada a consumo interno para forraje.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, por su parte, estima un área de 5,8 millones de hectáreas y la Bolsa de Comercio de Rosario la calcula en 6,6 millones de hectáreas. En soja, ambas entidades coinciden con los números de Agroindustria.

Con los actuales niveles de humedad, las zonas no anegadas se proyectan con gran potencial de rindes, que podrían compensar los problemas en otras áreas. Hay estudios que muestran que los efectos del fenómeno de El Niño sobre la agricultura pampeana son en principio favorables, aunque también se señala que no hay "dos Niños iguales".

En este marco, Garzón proyecta una producción base de 125,9 millones de toneladas para todo el ciclo 2018/2019, considerando siete cultivos principales (trigo, maíz, sorgo, girasol, soja, maní y cebada), que surge de aplicar rindes normales a toda el área sembrada con los cultivos estivales y que implica un incremento de 26% respecto del ciclo anterior.

En cuanto a los precios internacionales, el escenario base supone valores inferiores a los de 2018 en los productos del complejo sojero en función de los registros de mercados de futuros y forwards (Chicago, bolsas locales).

Se trabaja con una soja de exportación promedio de US$340 versus los US$390 de 2018 (un 13% menos). En trigo y cebada, los valores son superiores a los del año pasado, mientras que maíz y sorgo se pautan con una leve baja.

Garzón plantea que la mejor combinación sería aquella en la cual se estabiliza el nivel de precipitaciones, los rindes se ubican 10% por encima de los del caso base y los precios internacionales presentan una mejora. En este escenario ideal, el valor de la cosecha alcanzaría los US$40.171 millones, un 45% por encima del anterior ciclo (de US$11.782 millones).

La peor situación sería que se profundice el exceso de lluvias, se amplíen las áreas inundadas y/o con excesos de humedad y los precios internacionales empeoraran (por ejemplo, porque siguen cayendo las importaciones chinas de soja): el valor de la cosecha sería de US$27.969 millones, un 1,5% por debajo del ciclo anterior (US$420 millones menos).

Garzón enfatiza que la "peor situación" es interesante porque permite ver que para que el ciclo en marcha quede por detrás del anterior deberían combinarse rindes pobres con precios muy bajos. "Esa combinación de factores luce, afortunadamente, como algo poco probable", explicó el economista.