Es probable que el paso del tiempo nos ayude a ponderar en su justa medida la importancia del año 2018. Hace 12 años publicamos en estas páginas un diagnóstico en sintonía con lo que ahora se manifiesta en buena medida. Cuando Donald Trump decide "patear el tablero" hace algunos meses, no hace otra cosa que alertar al mundo que Estados Unidos (líder hegemónico del siglo XX) no le hará fácil las cosas a China para convertirse en la nación más influyente del siglo XXI. Así, la llamada guerra comercial es la respuesta de Trump a semejante "amenaza".

En consecuencia, y luego de décadas de ingentes esfuerzos del mundo por instalar el multilateralismo, el riesgo de la vuelta al proteccionismo que se deriva de los sucesos que estallaron a fines del primer trimestre del presente año plantea un desafío tan apasionante como traumático. Y la dependencia que China no ha podido ocultar respecto de las materias primas importadas que son la base de su alimentación (léase soja) es la obvia vinculación entre nuestra plaza con el suceso en ciernes.

Así las cosas, el productor argentino ha debido enfrentar este año la "tormenta perfecta", con la siguiente secuencia: sequía en el 90% de la pampa húmeda, crisis económica doméstica, guerra comercial con impacto en la soja, cosecha récord de maíz y soja en EE.UU. y la vuelta de las "retenciones".

Sin embargo, el conmovedor farmer argentino no se entrega y promete redoblar la apuesta, como siempre. En consecuencia, ¿cómo encarar el 2019? ¿Cómo se presenta el nuevo ciclo para el productor argentino? Depende. Si uno considera todos los factores de mercado que hoy están en el radar, el panorama para la soja es muy complicado. Razones: producción récord en EE.UU., más la guerra comercial, más el recorte de las importaciones por parte de China (también son nacionalistas), más la alta probabilidad de que Brasil aumente su producción, más el aumento de área de soja local a expensas del maíz ("gracias" a las decisiones locales en materia de retenciones). Panorama complejo para la oleaginosa.

Para el maíz, la historia es "overa". Para mediados del año que viene las reservas de maíz mundiales serán la más bajas de la historia y acá bajaría el área por "efecto retenciones" (qué lástima).

En síntesis, buen panorama hasta que el mercado comience a ponderar un aumento de área en EE.UU. (que se cosechará en octubre). Panorama para trigo y cebada: bueno. Ambos productos zafan, con buen escenario de precios. En trigo, sobre una cosecha que podría ubicarse en 19 millones de toneladas ya se vendieron casi siete millones de toneladas a buenos precios. El riesgo de disgusto se limita a quienes no han realizado coberturas y tienen que vender en diciembre/enero, con oferta estacional en exceso por sobre la demanda. Ya para el otoño, la aparición de Brasil vendrá acompañada con una clara recomposición de los valores.

Por: Enrique Erize