En la Argentina todos hablan de que una gran cosecha permitirá iniciar el proceso de recuperación de la macroeconomía, pero nadie tiene en cuenta los 10.000 millones de dólares que se necesitan para poner en marcha la siembra y las labores posteriores luego de una grave sequía", alerta Carlos Calvo, titular de la empresa Red Surcos.

"En otros años, con la economía más previsible, gran parte de esa suma era aportada fácilmente por bancos, sectores comerciales y otras fuentes. Este año las facilidades se redujeron significativamente por la volatilidad cambiaria y el elevado nivel de las tasas de interés", agrega.
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Entonces, a todos los actores se les complica el financiamiento, sobre todo teniendo en cuenta que históricamente, en el nivel nacional, más de la mitad de la superficie se siembra sin fondos propios de los productores. Y este año ese proceso se agudizará. Calvo calcula que sólo el 10% de los insumos que venderá para la próxima campaña será pagado al contado.

"La situación está muy difícil; hay ganas de sembrar, pero muchos problemas para concretar ese objetivo. En general, los productores pagaron correctamente sus cuentas del ciclo 2017/18 a pesar de la sequía porque los ayudó la devaluación posterior del peso. Pero hoy no tienen suficiente capital de trabajo y requieren apoyo externo para poner otra vez la rueda productiva en marcha", agrega. Para el productor que se encuentra desplatado existen siguientes opciones para financiar sus compras, según Calvo:

Canje de insumos por grano con un forward. Una vez que el agricultor cobra el contrato al entregar su producción, paga la factura del proveedor.
Financiación directa en dólares, con una tasa del 0,6/0,8 por ciento mensual hasta la cosecha. Es una alternativa que tiene el resguardo de la venta del producto también en dólares.

Financiación en pesos por períodos cortos (30-60 días). La tasa es la de descubierto de cheques y la usan, por ejemplo, productores del norte de Santa Fe de comprar los insumos de la soja pagando con la producción de trigo.

Por su parte, Enrique Bayá Casal, de la agronomía homónima, agrega la posibilidad de venta de agroquímicos - de los que hay suficientes stocks- con cheque pesificado a una tasa "subsidiada" del 3,5 al 4,5 por ciento mensual. También menciona el descuento de cheques en sociedades de garantía recíproca, en las que se puede conseguir 38-45 por ciento anual.

Respecto de las tarjetas agropecuarias, Bayá Casal afirma que en el Banco Nación y en el Banco Provincia han suspendido las promociones con días libres. Esas tarjetas se pueden usar para compras al contado y el productor debe financiarse con el banco negociando tasa y plazo. "En muchos bancos privados se está cobrando una tasa del 3,5 al 4,5 % mensual con las tarjetas, con dificultades para conseguir plazos largos: muchas entidades han pasado de 180 a 120 días o menos", observa el empresario.

Para los fertilizantes la situación es distinta. "Los precios de la urea están firmes -US$/t 480 - porque la oferta es ajustada con relación a la demanda, porque el petróleo subió y porque hubo importantes compras de India", asevera Bayá Casal. Mientras, el fosfato monomónico está estable, a US$/t 560. El comercio prefiere pago corto de estos productos (30-60 días). "Las financiaciones con más plazo se concretan en dólares al 10-12 % anual o en pesos al 67 % anual", enumera y ve pocas posibilidades de financiarlos con tarjeta.

Hay mucha oferta de semilla de maíz para siembras tardías y de segunda, luego de la imposición de retenciones. Para impulsar las ventas, algunas firmas aceptan tarjetas al 3% mensual, cheques pesificados al 3,5% o financiación en dólares con tasa cero hasta la cosecha.

A modo de síntesis, Bayá Casal afirma que "la incertidumbre sobre la evolución de la economía provoca que los productores demoren las compras hasta el último momento, para adquirir solo lo necesario para cada lote y buscando precio y condiciones para llegar a la cosecha en 2019".

A cosecha

Por su parte, Teo Zorraquín, de la consultora Zorraquín- Meneses, agrega que "algunos exportadores han ofrecido adelantar fondos a determinados clientes con tasas del 6-8% anual en dólares contra entrega de granos a cosecha".

"Los que están obligados a tomar dinero bancario para cubrir sus baches, en general optan por plazos cortos (dos a tres meses) esperando un cambio del costo del dinero en diciembre/enero para ahí "rolear" ese financiamiento a menor costo", agregan.

Otra forma de financiarse es alargar los plazos de pago a proveedores. Quienes reciben un cheque a plazo lo "pasan" y ese instrumento reemplaza momentáneamente la falta de liquidez del mercado.

Según la consultora, "en las empresas también ha habido ajuste de dividendos y de gastos mantenimiento de mejoras, y postergación de inversiones".

El costo de un paso a destiempo

Para el consultor Julio Lieutier, que trabaja en el norte de Buenos Aires, "quien no tomó previsiones en materia de financiación de insumos antes de que la economía comenzara a crujir hoy enfrenta un panorama muy complicado".

"Hubo productores que perdieron gran parte del capital de giro por la sequía trabajando en campos alquilados. Los que tomaron rápida conciencia de la situación, luego de la cosecha 2017/2018, recurrieron a créditos en dólares a tasas del 2-3% y a un plazo de 2 años, que se ofrecían en ese momento. Hubo otros que hicieron operaciones de compra de insumos aprovechando las tarjetas agropecuarias con plazos libres de interés por 120-180 días y/o entrega de cheques pesificados a cosecha", rememora.

"Ahora ya no están esas alternativas: muchas tarjetas agropecuarias eliminaron el plazo libre de interés y cobran el 3% mensual o más por 90 días; luego de ese plazo las condiciones se deben negociar", afirma el técnico.

Por otro lado, quien se demoró en las decisiones para el ciclo 2018/2019 también sufrió la caída de precios de la soja y del maíz que ocurrió en las últimas semanas. Además, hay que considerar que quien arranca malparado financieramente no puede vender sus productos en el mejor momento; debe entregar el grano en plena cosecha, cuando generalmente los precios no son buenos. "Todo suma para un mal resultado económico", consigna Lieutier.

Según Fernando Sackmann, asesor del CREA Azul-Chillar, inicialmente los productores de la región concretaron compras con tarjetas agropecuarias aprovechando los 180-270 días libres de interés que todavía se ofrecían. En ese momento "ya costaba concretar compras con cheques pesificados a cosecha con una tasa razonable de interés", recuerda.

Frente a eso, una posibilidad muy extendida en la zona fue la concreción de canjes de insumos por grano. Por ejemplo, cambiar trigo para entregar en la época de cosecha por fertilizante, una operación que resultó muy conveniente por el alto precio del cereal. También se están instrumentando canjes de maíz 2018/19 por urea.

Criterios para tomar decisiones

Inversión relevante

Las estimaciones de producción para la nueva campaña son alentadoras. Sin embargo, "con la fuerte caída en los precios, se profundiza la sensibilidad al rendimiento. A fin de sacar el mayor provecho a las condiciones climáticas, la inversión en insumos cobra relevancia", advierte la consultora AZ Group.

Paquete tecnológico

La consultora aconseja no escatimar el uso de insumos por las restricciones financieras para su adquisición sino lo contrario. "Se necesita un completo paquete tecnológico, con muy buenas semillas y agroquímicos, para alcanzar los altos rindes de indiferencia de esta campaña", añade.

Compras oportunas

El empresario que se ató al manual y concretó a tiempo los procesos administrativos y comerciales, hoy está atravesando la coyuntura con ventajas. Quienes no fueron tomando las decisiones en su debido momento, la campaña puede resultarle cuesta arriba.

Herramientas

Para quienes aún deben comprar insumos frente a las restricciones para obtener crédito en pesos, está la posibilidad de concretar canjes por granos, con razonables relaciones insumo/producto. También está disponible la financiación en dólares y los acuerdos con compradores.

Estrategias

En campos mixtos, otra posibilidad para fondearse es vender hacienda que podría haber salido más adelante y postergar el mantenimiento de mejoras y la distribución de dividendos. Además, algunos arrendatarios negociaron con los propietarios de los campos la postergación de los pagos.

Por: Carlos Marin Moreno