Cuando comienza un nuevo año muchos nos ilusionamos con que aquellas cosas que no funcionan correctamente, tengan muchas posibilidades de cambiar. Y si esto ocurriera verdaderamente, con los primeros días de este 2015, los productores agropecuarios argentinos estarían viviendo situaciones totalmente diferentes a las que vienen padeciendo en los últimos meses con la comercialización del trigo.

Pero lamentablemente, nada cambió, todo sigue igual o quizás peor. Al finalizar prácticamente la cosecha de trigo argentino, el chacarero se encuentra con los mismos problemas de comercialización que estuvo sufriendo en las zafras anteriores. Los compradores ya sean de la exportación como de la industria molinera, continúan imponiendo sus condiciones de compra, sin prestar atención a las necesidades de los vendedores. Logística de camiones, descarga, carga, gastos de secada, paritarias y condiciones de los contratos a fijar precio, son impuestas por la parte compradora sin ninguna chance de que los hombres de campo puedan lograr algún tipo de mejora para la parte vendedora. A tal punto llega este manejo que desde que comenzó esta cosecha 2014/15 los productores están recibiendo hasta 50 dólares menos de lo que deberían estar cobrando por la referencia de los valores internacionales.

Enero es el momento cuando muchos productores deben vender su trigo para hacer frente a los gastos del comienzo del año. Todos saben que vender el grano en época de cosecha habitualmente los precios será menor a otro momento exactamente por la presión de oferta que se genera por el ingreso de la zafra. Pero los bajos valores a los cuales se está comercializando el trigo no tienen que ver con el momento de la venta, o que estemos en la finalización de una cosecha, sino por la decisión y manejo por parte de los compradores de pagar menos de lo que corresponde.

Los exportadores no necesitan pujar entre ellos para conseguir el poco trigo que el gobierno les autorizó a exportar. Al día de la fecha lo que se exportaría estaría casi todo comprado. Y en el caso de los molineros, no deben hacer como en períodos anteriores de salir a competir entre ellos para lograr los mejores lotes, conseguir los trigos de mejor calidad o los más cercanos a su molino. Ahora saben que no tendrán inconvenientes para conseguir el trigo que quieran durante todo el año, sin apuros, sin desabastecimiento y al precio que quieran abonar.

“No hay caso. Los compradores seguirán divirtiéndose comprando barato nuestro trigo” comentaba con cierta amargura un productor de la bonaerense localidad de Tres Arroyos.

Y a pesar de que el tiempo transcurra, de que los hombres de campo se quejen, de que las instituciones del sector levanten sus voces, nada cambia y todo sigue igual.

Cada vez se producirá menos trigo. Porque no es negocio, porque no hay transparencia en los mercados, porque los compradores manejan todo a su gusto en detrimento de la posible rentabilidad del productor.

Esto lo venimos anunciando desde hace tiempo en nuestros informes anteriores, viendo que nada cambia. Que todo continúa igual.

Triste realidad de los hechos que nos abofeteó la posibilidad de creer que algo podría cambiar en estos primeros días de este nuevo año 2015.