Luego de casi cuatro semanas de agonía, con una combinación explosiva de falta de lluvias y altas temperaturas, el fin de semana pasado llegó un alivio importante para varias regiones donde la soja y el maíz venían en franco deterioro.

Hubo precipitaciones que, si bien no alcanzaron a cubrir toda la región agrícola, en los lugares donde se registraron sirvieron para frenar la caída de la cosecha. La sequía, no obstante, dejó su huella: se estima que por la pérdida de rindes en soja y maíz se dejará de cosechar una producción equivalente a US$ 2100 millones.

"Varias localidades ubicadas sobre el centro y norte de Santa Fe, centro y norte de Córdoba, centro y norte de Entre Ríos y también las provincias del Norte comprendidas por las regiones del NOA y el NEA recibieron importantes volúmenes de agua que interrumpen el déficit hídrico y el continuo deterioro de los cultivos de soja y maíz", afirmó Esteban Copati, analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En rigor, hubo localidades del centro de Córdoba donde las precipitaciones fueron desde los 32 milímetros de Bell Ville y los 55 mm de Canals a los 100 milímetros de Villa María. Incluso la Bolsa de Cereales de Córdoba contabilizó 140 milímetros sobre Morrison desde el jueves pasado.

Sobre Santa Fe, en localidades del centro provincial cayeron entre 30 y 60 milímetros, como consignó Jorge Scoppa, contratista de maquinaria agrícola. Eduardo Leguizamón, productor de Entre Ríos, reportó un rango también de entre 30 y 60 milímetros para la zona de Victoria a Gualeguay. Y subrayó: "Esto para el deterioro [de los cultivos]".

Las lluvias beneficiaron a los cultivos que por los excesos hídricos del inicio de la campaña se tuvieron que hacer más tarde de lo habitual.

Sin embargo, las precipitaciones no abarcaron todas las zonas. Según Copati, "sectores del centro, sur y extremo norte de Córdoba, el sur de Santa Fe y extensas áreas de Buenos Aires no logran recuperar de forma efectiva la oferta hídrica de sus lotes".

No por nada, tras la sequía parecen haberse alejado las chances de una súper producción. Gustavo López, de la consultora Agritrend, veía factible a comienzos de la campaña una cosecha de 27 millones de toneladas de maíz y 54 millones de toneladas de soja.

Ahora, después de las últimas lluvias, sus números son 25 millones de toneladas en maíz y 51 millones en soja. Otros analistas prevén, incluso, menos de 50 millones de toneladas en soja. Por lo pronto, con dos millones de toneladas menos en maíz y tres de pérdida en soja respecto de las cifras iniciales, a precios actuales el país se perdería US$ 2100 millones entre los dos cultivos.

"La soja no va a estar en lo esperado y va a haber una pérdida de 20 a 30 por ciento en los rindes del maíz", evaluó el productor Néstor Roulet.

En este escenario, la buena noticia no es sólo el freno del deterioro de los cultivos, sino la perspectiva de una cierta normalización de las lluvias.

Germán Heinzenknecht, meteorólogo de Consultora de Climatología Aplicada (CCA), lo explicó así: "El fin de semana próximo, entre sábado y domingo, posiblemente tengamos una cobertura importante de lluvias en la pampa húmeda y ahí podría consolidarse una sucesión de precipitaciones cada 5 o 7 días".